Arquitectura y Escultura del Cinquecento: Bramante, Miguel Ángel, Palladio y Más
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Arquitectura del Cinquecento
En 1499, Bramante se traslada a Roma, donde su estilo evoluciona notablemente. Allí construye el templo de San Pietro in Montorio, de planta circular con columnas toscanas, friso con triglifos y metopas, balaustrada y cúpula sobre tambor con nichos para estatuas. En el claustro de Santa María de la Paz, superpone dos galerías, la inferior con arcos y la superior arquitrabada, alternando columnas y pilares.
Su obra fundamental es el proyecto de la iglesia de San Pedro: planta de cruz griega con ábsides terminales en los cuatro brazos, cúpula sobre el crucero y otras cuatro entre los brazos de la cruz. Este proyecto fue reformado posteriormente por Sangallo, Rafael, Miguel Ángel y, finalmente, Carlos Maderno.
Seguidores de Bramante
Entre sus seguidores destaca Antonio da Sangallo, el Joven, quien en 1520, tras la muerte de Rafael, se encarga de las obras de San Pedro, modificando la planta a una cruz latina. También inicia la construcción del Palacio Farnesio (Roma), que terminará Miguel Ángel.
Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564)
Miguel Ángel Buonarroti fue el típico hombre renacentista: arquitecto, pintor, escultor, etc., dejando su genialidad plasmada en todo el arte renacentista italiano del Cinquecento. Aunque no tuvo una extensa obra como constructor, su estilo, en ciertos aspectos, anuncia el Barroco. Emplea los elementos clásicos más puros, conservando las proporciones; destaca fuertemente las líneas constructivas, ya con policromía, ya con el juego de masas.
Ejemplos importantes de su arquitectura son la sacristía nueva de San Lorenzo de Florencia (Capilla Medicea) y la escalera de la Biblioteca Laurenziana.
Su obra fundamental es la continuación de las obras de San Pedro (Roma) tras la muerte de Sangallo: recupera la planta de cruz griega de Bramante, simplificando la estructura, y eleva la cúpula con un tambor circular con columnas pareadas y ventanas con frontones rectos y circulares alternados (obra cumbre del Renacimiento italiano), rematando con recuadros de guirnaldas. Tiene unas dimensiones descomunales, con una cubierta con bóveda de cañón con casetones y frescos. Presenta una fachada clásica con un notable orden gigante, que abarca los dos pisos. También se encarga de la ejecución de la Plaza del Capitolio y de la terminación del Palacio Farnesio.
Otros Arquitectos Destacados
- Jacopo Barozzi, Il Vignola (1507-1573): Su obra principal es la Iglesia del Gesú (Roma), de una nave con capillas a los lados y cúpula sobre el crucero, que inicia el tipo de iglesia jesuítica barroca (fachada de Giacomo della Porta).
- Andrés Palladio (1508-1580): Sus obras principales son la Basílica de Vicenza y la Villa Capra, conocida como la Rotonda, de planta central con cuatro ingresos con frontones y columnas jónicas.
Escultura del Cinquecento
En la escultura del Cinquecento aumenta la reproducción de obras clásicas debido a la tendencia a la idealización, a lo grandioso y a la mayor preocupación por el cuerpo humano, produciéndose una reacción contra los "manieristas donatellianos" de la segunda mitad del siglo XV (mucho más refinados y delicados). Es importante destacar que a principios del siglo XVI son descubiertas las Termas de Tito en Roma, donde se halló el Laoconte, que influye decisivamente en el estilo del principal autor del siglo, Miguel Ángel.
Miguel Ángel: Figura Dominante
La figura del genial artista y hombre renacentista Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) domina todo el panorama artístico de la Roma del siglo XVI. La escultura de Miguel Ángel sintetiza todos los logros del Quattrocento, pero da a sus obras un equilibrio estable entre la masa y el movimiento. Su estilo está marcado por su dramática vida y por la época. Su escultura está dominada por el colosalismo, una insólita potencia expresiva. Sus figuras muestran una musculatura cada vez más potente, son arquetipo de hombres superiores destinados a cumplir misiones únicas. Los músculos están llenos de vida bajo la piel y un vigor contenido se desparrama por toda la naturaleza de sus modelos. La expresión de sus rostros es fiera, seria, sin el menor rastro de superficialidad. Las actitudes son nuevas y llenas de grandeza. Hay en todas las figuras un dinamismo contenido, potencial, extraordinario.