Arquitectura y Escultura del Barroco Italiano y Español
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SAN CARLINO DE BORROMINI
El reducido tamaño e irregularidad del solar, condicionó el trabajo del arquitecto, pero Borromini supo organizar ese pequeño espacio con maestría.
La iglesia, da la sensación de ser más grande gracias a los efectos de perspectiva. La planta tiene forma de rombo que se transforma casi en óvalo con su perímetro articulado por segmentos cóncavos y convexos.
En la decoración del interior de la iglesia, Borromini utilizó estuco blanco. El espacio se cierra con una cúpula elíptica sobre pechinas. La superficie de esa cúpula está decorada con casetones octogonales y cruciformes que se van haciendo progresivamente más pequeños hacia la linterna, lo que provoca en el espectador un efecto que agranda y eleva más la cúpula.
La fachada no se pudo comenzar hasta 1665 y se terminó tras la muerte de Borromini. Consta de dos pisos, cada uno dividido en tres cuerpos verticales y combina un orden gigantesco con otro más pequeño. En la fachada, se transmite una cierta sensación de abigarramiento, y se logra una extraña fusión entre arquitectura y escultura.
PLAZA Y COLUMNATA DE SAN PEDRO DE BERNINI
Bernini resolvió la creación de un acceso monumental a la basílica de San Pedro del Vaticano. Bernini crea un primer espacio mediante dos brazos rectos, que se abren configurando una gran plaza elíptica.
La columnata está formada por cuatro hileras de columnas toscanas, coronadas por un entablamento liso. Una balaustrada, remata la columnata. Se nos transmite de esta forma la sensación de un espacio inabarcable y dirigido hacia el infinito. Roma se convierte así en el centro de la Cristiandad y en la sede de una Iglesia que se hace fuerte frente al avance del protestantismo.
La plaza da acceso, mediante una amplia escalinata, presenta unas gigantescas columnas de fuste liso, con capiteles corintios, que sostienen un frontón triangular en el que aparece el escudo del Vaticano. Una balaustrada en la que se sitúan las efigies de los doce apóstoles remata la fachada. La cúpula de Miguel Ángel, destaca poderosa sobre todo el conjunto.
Escultura del siglo XVII
En la primera mitad del siglo XVII destacan en la producción escultórica dos escuelas:
La escuela castellana
Gregorio Fernández (1576-1636). Su obra se caracteriza por un extraordinario realismo, con rostros de poderosa individualidad y expresiones de gran viveza y hondura. En su producción destaca la realización de numerosos retablos y pasos procesionales. De entre sus pasos procesionales es magistral el de La Piedad, en el que se refleja el profundo dramatismo del dolor y una honda comprensión del sufrimiento humano, y el del Descendimiento. Sin embargo, la aportación más interesante de su arte son las imágenes de devoción, creando tipos iconográficos de gran influencia posterior como el Cristo yacente, la Piedad con el Cristo muerto, el Cristo atado a la columna, Cristo crucificado, la Inmaculada… También habría que destacar sus imágenes de santos como Santa Teresa, San Bruno, San Ignacio de Loyola...
La escuela andaluza
Hay 2 focos principales: en Sevilla Martínez Montañés y Granada con Alonso Cano y Pedro de Mena.
Alonso Cano (1601-1667) Su obra destaca por su extraordinaria delicadeza y un concepto de la belleza lleno de serenidad y una cierta idealización. Hombre lento en el trabajo, prefería sin duda las obras pequeñas, donde su amor a lo menudo y cuidadoso podía desarrollarse mejor.
Pedro de Mena (1628-1688) fue el más estrecho colaborador de Alonso Cano. Entre sus obras destaca por su complejidad el encargo que recibe para completar la sillería del coro de la catedral de Málaga.
Creación suya son los bustos, con frecuencia emparejados, de la Dolorosa y el Ecce Homo. También destacan sus imágenes de ascetas, tratadas con una estricta fidelidad al natural. Así el San Francisco de Asís de la Catedral de Toledo y las diversas imágenes de San Pedro de Alcántara. De gran calidad es la Magdalena penitente.
Francisco Salzillo (1707-1783) posee un innato sentido de la elegancia y un excelente conocimiento anatómico. Lo más significativo son, sin duda, los pasos procesionales de la Cofradía de Jesús, como El Prendimiento, La Oración en el huerto... También fue notable su actividad como belenista.