Arquitectura Clásica: Acrópolis de Atenas y Construcciones Romanas

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La Acrópolis de Atenas

El clasicismo en la arquitectura debe asociarse a la figura de Pericles y a las obras para el embellecimiento de la zona más noble de la ciudad de Atenas: la Acrópolis.

Gracias al prestigio político obtenido con la victoria sobre los persas (confirmada por la paz de Calias del 449 a. C.) y al control económico del tesoro y los tributos de sus aliados, Pericles desarrolla un programa de reconstrucción de la Acrópolis. Para el embellecimiento de esta, Pericles contó con el talento del escultor Fidias, al que nombró inspector de todas las obras, y con la colaboración de los mejores arquitectos de la época: Ictino, Calícrates y Mnesicles.

El Partenón

Los dos primeros fueron los autores de la construcción más emblemática de la cultura griega: el Partenón, entre el 447 y el 438 a. C., dedicado a la diosa Atenea Parthenos (Atenea virgen), como símbolo inequívoco del prestigio ateniense. Es un templo dórico, octástilo y períptero. Tanto en su estructura como en sus detalles ornamentales se aprecian influjos de las corrientes jónicas, así como una constante preocupación por los efectos ópticos y de perspectiva que se plasmaron en la curvatura de los elementos horizontales, la inclinación de los verticales y el aumento del volumen de las columnas exteriores, innovaciones técnicas que confieren al conjunto una sorprendente impresión de armonía y plasticidad. Su cella estaba dividida en forma de U por una fila continua de dobles columnas dóricas superpuestas que creaban el escenario propicio para el depósito de la colosal imagen criselefantina de la diosa Atenea, una de las obras más famosas de Fidias y de toda la Antigüedad. Tras esta, y sin comunicación interior, se situaba el opistódomos, la cámara de las doncellas, con cuatro columnas jónicas en su interior y destinado a albergar los exvotos del templo y el tesoro de las polis aliadas. El Partenón representa la culminación de la arquitectura griega: la simetría, el ritmo, las dimensiones humanas y la proporción, están aquí llevados a su máxima perfección.

Los Propileos

Un año después de la conclusión del Partenón, se inicia la construcción de los Propileos (437-433 a. C.), la entrada monumental de la Acrópolis, concebida por Mnesicles con la magnificencia que merecía tan noble recinto y siguiendo esquemas micénicos.

El Templo de Atenea Niké

Poco más tarde, y después de superar una serie de problemas relacionados con la terminación de las obras de los Propileos y el estallido de la Guerra del Peloponeso, se construye el pequeño templo jónico de Atenea Niké (Atenea victoriosa), conocido también como el templo de la Niké Aptera (Victoria sin alas), para significar que el genio caprichoso de la victoria nunca abandonaría la polis ateniense.

El Erecteión

También en el 421 a. C. comienza la construcción del último gran templo de la Acrópolis: el Erecteión (421-406 a. C.), atribuido a Mnesicles por lo delicado de su estilo. Es, sin duda, el más complejo, por tener que salvar importantes desniveles que no podían ser modificados debido al simbolismo religioso del terreno y porque debía servir para venerar a las divinidades y héroes que tenían algo que ver con Atenas a modo de panteón: Atenea, Poseidón, Erecteo, Cecrops, etc. Además, se construyó en orden jónico para rivalizar con el próximo Partenón. El edificio se concebía como un templo tradicional de planta rectangular y orientado de este a oeste, aunque con tres pórticos, cada uno situado a distinto nivel, por exigencias del terreno y por respeto a los puntos que eran motivo de veneración. El inferior, al norte, es un pórtico tetrástilo que conduce al santuario de Poseidón-Erecteo, donde el dios había golpeado la roca con su tridente y donde tenían lugar ancestrales cultos a la tierra. La parte oriental, sensiblemente más elevada, presentaba un pórtico hexástilo y se dedicaba a la Atenea Polías (Atenea ciudadana). Hacia el sur, frente al Partenón, se elevaba un tercer pórtico, en realidad una tribuna-balconada sustentada por seis cariátides (estatuas-columna femeninas) atribuidas al escultor Alcamenes, discípulo de Fidias. Frente a la elegante sencillez del Partenón, el Erecteión aporta una mayor riqueza y variedad decorativa que anticipa la arquitectura del s. IV a. C.

La elección del orden jónico en los dos últimos –que Fidias había reducido a detalles decorativos en el Partenón– debe entenderse como una reafirmación de lo ateniense en la lucha por la preeminencia de la Hélade.

Principales Construcciones de la Arquitectura Romana y sus Características

El carácter utilitario de la arquitectura romana y el modelo de vida de los ciudadanos de Roma se tradujo en la proliferación de tipologías arquitectónicas hasta entonces desconocidas, que enriquecían la idea de participar de unas costumbres comunes y afianzaban el sentido de pertenencia a un Estado. Adoptaron una postura sincrética, participando de las influencias de los territorios conquistados y adaptándolas a sus especiales circunstancias. Se puede decir que fueron los primeros en dotar de un espacio propio a las principales actividades humanas, creando modelos que han sobrevivido hasta la actualidad. Para ello, no dudaron en regularizar la función y el oficio del arquitecto, y no solo de la arquitectura, a través de tratados, como el de Vitrubio, que iban un paso más allá de un simple orden entendido como un sencillo conjunto de elementos decorativos combinados con un cierto sentido normativo.

Obras de Ingeniería

Conocen en Roma un enorme desarrollo, debido a sus condicionantes políticos, territoriales e incluso sociales. A los romanos se debe la creación de una serie de infraestructuras, algunas de las cuales han llegado hasta nuestros días cumpliendo su uso inicial.

  • Las calzadas: Vías de comunicación creadas por los romanos para poner en contacto los extensos territorios del Imperio, como la Vía Augusta o la Vía Platea en la península ibérica.
  • Los puentes: Salvaban desniveles por los que discurrían las calzadas, como el puente de Alcántara (Cáceres), sobre las aguas del Tajo durante el imperio de Trajano (s. II d. C.); o el Pont du Gard (en Nimes, Francia), erigido durante el periodo augusteo (finales del s. I a. C.).
  • Los acueductos: Son construcciones que servían para trasladar agua a las ciudades desde fuentes próximas. Como ejemplos más significativos señalamos el acueducto de Segovia (construido entre los s. I y II d. C.), el de Les Ferreres en Tarragona y el acueducto de los Milagros en Mérida.

Edificios Públicos

  • Las basílicas: Tipológicamente son edificios rectangulares, de tres o cinco naves, y terminados en un ábside en uno de sus extremos. Cumplían una doble función, económica y judicial. Existen dos tipologías: la oriental, cuando la fachada de acceso se sitúa en uno de los laterales largos, y la griega, cuando lo hace en uno de los laterales cortos. En Roma destaca la basílica de Majencio o Constantino, en el foro.
  • Las termas: Cumplen al tiempo una función higiénica y social, siendo por ello edificios muy habituales, con los que los emperadores solían atraerse la popularidad de sus súbditos.

Edificios Públicos para Espectáculos

  • Los teatros: Toman al teatro griego como referencia, aunque con diferencias notables desde el punto de vista formal. Son casi todos ellos construidos en su totalidad, es decir, no aprovechan las laderas de las montañas como los griegos, sino que se construyen frecuentemente sobre terrenos llanos. Su forma es semicircular y solía tener un fondo arquitectónico muy elaborado: el frons scenae. En Roma destaca el teatro Marcelo, construido en época de Augusto y que sirvió de modelo a los teatros de provincias. En España, los de Mérida, Málaga, Sagunto, Cartagena o Segóbriga.
  • Los anfiteatros: Son obras propias del espíritu romano, derivadas de los teatros pero con forma oval. Estaban destinados a los juegos con fieras o luchas de gladiadores. Entre todos ellos destaca el anfiteatro Flavio, concluido por el emperador Tito hacia el 80 d. C. y conocido también como el Coliseo. En España sobresalen los de Mérida, Itálica y Segóbriga.
  • Los circos: Se destinaban a carreras de caballos o cuadrigas. Tenían una forma alargada y estaban divididos longitudinalmente por un muro central o spina en torno al cual discurría la competición. El más famoso fue el circo Máximo de Roma.

Edificios Religiosos y Funerarios

  • Los templos: Siguen los patrones tuscánico (etrusco) y griego, elevándose sobre un alto podium con amplio pórtico y cella casi cuadrangular y con columnas adosadas (pseudoperípteros). El orden más empleado en la columnata es el toscano. Esta feliz síntesis entre lo etrusco y lo griego se difundió rápidamente convirtiéndose en el esquema clásico del templo oficial, como observamos en los ejemplos dedicados a Portuno en Roma (s. II a. C.) o la Maison Carrée en Nimes (transición al s. I d. C.). No obstante, los romanos construyeron otros modelos templarios de inspiración helénica: los tholos, entre los que destacan los dedicados a Hércules Olivario en Roma y el templo de Sibila y Vesta en Tívoli. Pero entre todos los templos destaca, por su originalidad, el Panteón.
  • Las tumbas: El rito funerario más usual en el mundo romano fue la incineración del cadáver, en especial hasta la época de Adriano (s. II d. C.), a partir de la cual se practicará la inhumación en ricos sarcófagos, especialmente entre las clases altas de la sociedad. El tipo más sencillo de enterramiento era la simple fosa complementada por un ara o estela. También eran frecuentes las esculturas alegóricas o los bustos-retrato del difunto colocados sobre un plinto. Junto a estas sepulturas populares, se alzaron también ricos mausoleos pertenecientes a las familias más acaudaladas; responden a tres tipos: torre, templo y columbario.

Monumentos Conmemorativos

  • Los arcos de triunfo: Son construcciones típicamente romanas, que servían para conmemorar algún acontecimiento importante o glorificar a un emperador victorioso. Son lógicamente abovedados, utilizándose elementos adintelados para su decoración; podían constar de uno o tres ojos, y excepcionalmente cuatro, al enfrentar un arco en cada uno de los frentes de un cuadrilátero: arco quadrifronte. Sobre los arcos se situaba un ático destinado a la inscripción epigráfica que advertía sobre el constructor y sus hazañas. El conjunto se decoraba con relieves y podía estar rematado con esculturas exentas. En Roma destacan los arcos de Tito, construido en el s. I d. C.
  • Las columnas: Son también características de la cultura romana en su finalidad conmemorativa. Suelen elevarse sobre un alto plinto, no responden a un orden concreto y su fuste se decora con un friso helicoidal corrido sobre las gestas del emperador a quien se dedica. La más importante es la de Trajano, en el foro realizado por él, y destinada también a servirle de tumba.

Las Residencias Imperiales

Surgen tras la consolidación del Imperio como institución, conforme a la idea de asociar la figura del emperador a la de la Urbe, y la grandiosidad de aquel con la de la propia Roma. Los precedentes más inmediatos los encontramos en los palacios de los reyes helenísticos, aunque con un avance respecto a ellos al aplicar los romanos su particular genio constructivo en muros, bóvedas y plantas de gran complejidad. Destacan: La Domus Aurea de Nerón, construida por el emperador Nerón.

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