Arquitectura Barroca y Neoclásica en España: De la Opulencia a la Razón

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Arquitectura Barroca Española: La Influencia Conventual y el Estilo Castizo

Las ciudades españolas del Barroco se caracterizan por su marcada influencia conventual. Las fundaciones monásticas, tanto masculinas como femeninas, ocupaban una parte significativa del suelo edificable, llegando a un tercio en algunos casos. Esta presencia predominante de las órdenes religiosas era especialmente notable en ciudades como Sevilla, que, como monopolio del tráfico ultramarino, debía embarcar misioneros por el Guadalquivir. Sevilla contaba con 73 conventos, seguida por Madrid con 57 y Segovia con 24.

Los Arquitectos Religiosos y los Modelos de Salón y Cajón

Durante el siglo XVII, muchos arquitectos eran frailes. Estos "tracistas religiosos" no creaban plantas originales, sino que se basaban en modelos del siglo anterior, adaptándose a los denominados "de salón" y "de cajón", caracterizados por su estructura regular.

  • Modelo de salón: Templo cruciforme con una única y amplia nave, y capillas laterales entre contrafuertes interiores.
  • Modelo de cajón: Rectángulo perimetral, predominante en Andalucía.

Ambas soluciones confluían en una capilla mayor, visible desde todas las partes del templo.

Sobriedad Exterior, Opulencia Interior

La sobriedad de estos edificios se reflejaba también en las fachadas. El monasterio de La Encarnación, en Madrid, diseñado por Fray Alberto de la Madre de Dios, se convirtió en un patrón universal para toda España. La arquitectura de la época se caracterizaba por la pobreza constructiva, utilizando ladrillos y falsas cúpulas, denominadas "encamonadas", que eran más económicas al fabricarse con madera y yeso.

Sin embargo, esta sencillez externa contrastaba con una deslumbrante decoración interior. Las iglesias se revestían de espumosas yeserías, coloristas cuadros de altar y refulgentes retablos dorados. Esta corriente ornamentista se conoció como "castiza".

Arquitectos y Entalladores Casticistas

Surgieron entonces arquitectos y entalladores casticistas como Pedro de Ribera y Fernando de Casas Novoa, entre otros. Todos ellos dominaban un exultante repertorio ornamental, que se plasmaba en las aparatosas portadas, concebidas como retablos en piedra. Esta "máscara decorativa" se ha interpretado como una estrategia política para ocultar a las clases populares la postración política y económica, manteniendo la ilusión de la gloria de tiempos pasados.

Juan de Villanueva: El Prototipo del Arquitecto Neoclásico

El madrileño Juan de Villanueva es considerado el prototipo del arquitecto neoclásico europeo. Tras obtener una beca para ampliar estudios en Roma, donde se empapó del significado arqueológico de las ruinas para el conocimiento de la arquitectura antigua, regresó a España influenciado por el neopalladianismo.

Obras en El Escorial y la Influencia Palladiana

Con este bagaje, fue nombrado arquitecto del monasterio de El Escorial, donde estudió el insigne edificio y su copiosa biblioteca. Como parte de su cargo, proyectó la Casita de Arriba y la Casita de Abajo para los hijos de Carlos III: dos villas de recreo palladianas en la sierra madrileña. Estas sirvieron al infante don Gabriel y al futuro Carlos IV como marco para celebrar reuniones al estilo de la aristocracia europea después de una jornada de caza, y para coleccionar antigüedades. En 1784, también edificó para el futuro Carlos IV la Casita del Príncipe, en el Real Sitio de El Pardo, abandonando la planta central por un diseño rectangular.

Maestro Mayor de Madrid y Obras Prodigiosas

Estos encargos le valieron el favor real y fue honrado con el título de Maestro Mayor del Ayuntamiento de Madrid. Villanueva realizó entonces tres obras prodigiosas en la capital de España: el Palacio de las Ciencias (actual Museo del Prado), el Observatorio Astronómico y el desaparecido Cementerio General del Norte, ya que la política de higiene ciudadana del reformismo borbónico prohibía enterrar los cadáveres en las iglesias. Una característica esencial de Villanueva en estas obras civiles fueron los pórticos hexástilos.

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