Arquitectura de Aldo Rossi: Proyectos en Milán y Módena

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Redefinición de la Arquitectura Residencial Milanese

Dentro de este bloque se aloja la galería que sirve a todas las viviendas; por lo tanto, una de las fachadas da a la galería y la otra a las diferentes dependencias de las viviendas. El bloque se resuelve de forma esquemática: un prisma elemental en el que se conforman los paralelepípedos que son los huecos, cubierta plana y la planta baja con elementos porticados. El hueco se reduce a la esencia de la geometría cuadrada.

En la planta baja (PB) aparece el elemento que resuelve el cambio de cota: la escalera. En la zona próxima a la transición, al margen de la junta no solamente constructiva sino proyectual, se singulariza con la presencia de cilindros, una reinterpretación depurada de una columna sobredimensionada para marcar el punto importante.

Arquitectura blanca que en planta baja genera esas pantallas, las cuales a determinadas horas del día generan unos efectos plásticos de claroscuro llamativos. Del croquis a la realidad construida no hay diferencia. La esencialidad del dibujo se ha hecho realidad.

Un plano largo blanco donde se rasgan los huecos, elementales, y en los que solo hay cambio de escala en un momento determinado, creándose un ritmo. Un espacio que recuerda a Giorgio de Chirico: espacios inmateriales, sin referencias a un lugar o un tiempo concreto. Un espacio duro, austero. Efecto luz-sombra. Está presente en el purismo de Le Corbusier (LC), con el dibujo de los cuerpos geométricos bajo el sol.

Cementerio de San Cataldo (Módena, 1971-84)

Proyecto ganador del concurso. El cementerio original era neoclásico. El cementerio es la ciudad de los muertos.

Si somos capaces de entender los atributos de uso de este edificio y transformarlos en una respuesta arquitectónica, por lo tanto, puede ser dibujada, explicada en proyecto y luego ser materializada. Y que en ese tránsito no se pierda la esencia de esa conceptualización.

Rossi juega con una geometría que en cierta medida reproduce la forma del cementerio preexistente: una forma rectangular. Parte de esa repetición casi idéntica del anterior cementerio, pero al contrario de este, cuyo interior estaba vacío, Rossi llenará el interior con una serie de elementos de modo que se entienda el proceso de asimilación de lo que es un cementerio como un recorrido, cuyo punto final es la muerte.

Esa idea del recorrido está vinculada con los primeros tiempos del cristianismo, que beben directamente de los Egipcios: el tránsito de la vida terrestre a la vida eterna. El recorrido tiene que tener un punto inicial y un punto final, y una serie de hitos que marquen cada parte de ese recorrido.

Uno de los atributos de la muerte es la ausencia de vida, vinculada al silencio y a una sensación diferente de la temporalidad (tiempo infinito…). Son conceptos válidos para crear el proyecto; la dificultad es dar la respuesta arquitectónica.

Rossi define un recorrido en el que no se sabe cuál es la entrada principal ni la secundaria, no se sabe el sentido en el que hay que recorrerlo, pero Rossi sí fija el sentido. El recorrido comienza en la puerta, un pórtico de entrada a modo de propileo. El cerramiento no es una tapia, es una banda con nichos.

Cuando entramos en el cementerio, en lugar de entrar a un cementerio vacío, en ese recorrido axial (un recuerdo egipcio) nos encontramos con los escalones. El primer volumen es la casa de los muertos; allí están las fosas comunes, que representan la casa de la muerte. Rossi entiende que un edificio muerto es un edificio sin vida, un edificio arruinado que no tiene cubierta ni plantas intermedias. Percibiremos un edificio de varias plantas pero sin cubierta ni plantas intermedias, y el cerramiento de ese edificio será una banda de nichos.

A continuación, tenemos más nichos. Los nichos conforman una planta triangular en la que la primera banda de nichos es más larga que la última. Todo eso remata en el sagrario, que en planta es otra geometría perfecta, una circunferencia, que se convierte en volumetría sin mantener la sección, generando un elemento troncocónico cuya analogía formal es la chimenea de una fábrica abandonada de la que ya no sale humo.

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