Aristóteles: Prudencia, Virtud y la Búsqueda de la Felicidad

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El Saber Práctico y la Prudencia en Aristóteles

El saber práctico, la parte razonable del alma según Aristóteles, recae sobre lo que puede ser de otra manera, es decir, sobre aquello que no es necesario. Su objetivo es la verdad práctica y pertenece al ámbito de lo contingente. Aunque busca un conocimiento universal, este no es de carácter necesario (como sí lo son las matemáticas), sino que se aplica a situaciones variables (incluye el arte y, fundamentalmente, la prudencia).

La Prudencia (Phronesis)

La prudencia (phronesis) consiste en un saber actuar correctamente en la vida propia, discerniendo lo que es bueno para la persona y deliberando sobre los medios más idóneos para alcanzarlo.

Virtud y Rechazo del Intelectualismo Ético

La virtud y la acción correcta no son meramente ciencia. Aristóteles rechaza el intelectualismo ético socrático-platónico, pues argumenta que entre el conocimiento del bien y su realización intervienen las pasiones y los deseos, que pueden impedirnos actuar correctamente, incluso sabiendo qué es lo bueno.

Prudencia y Moderación

Por ello, la prudencia va acompañada de moderación (sophrosyne). Esta salvaguarda la prudencia y ayuda a realizar buenos juicios sobre la actuación, evitando el vicio, ya que el placer y el dolor pueden perturbar la elección de los principios morales de la acción.

Cuando elegimos realizar una acción, esta elección debe ir acompañada de moderación y reflexión. Así, la elección (prohairesis) no es un simple apetito o deseo, sino algo que moderamos y controlamos racionalmente.

Deliberación y Término Medio

La deliberación es una condición necesaria para que la acción humana sea buena y virtuosa. La virtud moral requiere moderación y, según Aristóteles, se encuentra en el término medio entre dos vicios (uno por exceso y otro por defecto).

Es difícil obrar siempre con justicia y virtud, ya que puede darse el error en la actuación debido a la gran variabilidad del comportamiento humano y las circunstancias. Por ello, la prudencia debe dirigir nuestra actuación, adaptando los principios generales a los casos particulares.

Dado que no existen normas morales absolutas aplicables rígidamente a toda situación, la elección del término medio es relativa a nosotros, es decir, depende de la situación y las circunstancias personales de cada individuo, aunque determinada por la razón del hombre prudente.

Pericles es citado como ejemplo de hombre prudente; la prudencia es una cualidad esencial para políticos y administradores responsables.


Visión Evolutiva del Pensamiento Aristotélico según Jaeger

Werner Jaeger propuso una influyente visión evolutiva del pensamiento aristotélico, dividiéndolo en tres períodos:

  1. Período Platónico: Corresponde a la estancia de Aristóteles en la Academia de Platón (aprox. 367-347 a.C.). Durante esta etapa, escribe obras “exotéricas” (destinadas al público general), como el diálogo perdido Eudemo, donde parece defender la preexistencia e inmortalidad del alma, en línea con el platonismo.
  2. Período de Transición: Abarca desde la muerte de Platón hasta la fundación del Liceo por parte de Aristóteles (aprox. 347-335 a.C.). Escribe obras como Sobre la Filosofía, su primera ética (la Ética Eudemia), y desarrolla partes de su lógica y metafísica, mostrando una creciente independencia crítica respecto a su maestro.
  3. Período de Docencia en el Liceo: Es la etapa de madurez y mayor producción filosófica en Atenas (aprox. 335-323 a.C.). Escribe o compila sus obras más elaboradas y sistemáticas (tratados “esotéricos”, destinados a sus discípulos): el Órganon (lógica), los libros sobre física, metafísica, política y retórica. A esta época pertenece la Ética a Nicómaco, texto fundamental del corpus aristotélico, cuyos temas principales son la felicidad (eudaimonia) y la virtud moral.


Contexto Histórico y Filosófico

Tras la batalla de Queronea (338 a.C.), donde las ciudades-estado griegas, lideradas por Atenas, fueron vencidas por el Reino de Macedonia, y la posterior creación del vasto imperio de Alejandro Magno, la polis griega tradicional entra en crisis y eventualmente desaparece como modelo político y moral central. La polis, que se consideraba el marco ideal para la realización humana y la felicidad de los ciudadanos, fue sustituida por grandes imperios helenísticos.

Este cambio generó un clima de incertidumbre y un sentimiento de desarraigo individual. Como respuesta, la filosofía tendió a retirarse hacia el mundo de la interioridad. Las nuevas escuelas filosóficas helenísticas (como el estoicismo, el epicureísmo y el escepticismo) desarrollaron éticas centradas en la salvación, la tranquilidad (ataraxia) y la autosuficiencia del individuo, más que en la vida política comunitaria activa que caracterizaba a la polis clásica.

Respuestas de Aristóteles a la Tradición Filosófica

Aristóteles, situado en la cúspide de la filosofía clásica pero testigo del inicio de estos cambios, dialoga críticamente con los problemas heredados de la tradición filosófica griega:

  • Frente a los presocráticos y el problema del ser y el devenir (el ser inmutable de Parménides y el flujo constante de Heráclito), Aristóteles intenta conciliar la unidad y la pluralidad, la permanencia y el cambio, mediante sus conceptos clave de acto y potencia, sustancia y accidente, materia y forma (hilemorfismo).
  • Frente al relativismo de los sofistas, busca fundamentar la posibilidad de un conocimiento universal y objetivo, intentando conciliar el valor del conocimiento sensible (particular) con la primacía del conocimiento racional (universal). En ética, aunque reconoce que no es una ciencia exacta como las matemáticas, argumenta firmemente contra el relativismo ético, defendiendo la existencia de un bien humano objetivo y una virtud que pueden ser descubiertos y cultivados a través de la razón práctica.

Crítica a Platón

Aristóteles realiza una crítica fundamental a la filosofía de su maestro Platón, especialmente a su Teoría de las Ideas y a su intelectualismo ético-político:

  1. Crítica a la Teoría de las Ideas: Niega la existencia de Ideas separadas y trascendentes (como el Bien en sí, la Justicia en sí). Argumenta que las esencias o formas de las cosas residen en las cosas mismas, no en un mundo aparte. Además, considera que las normas morales, políticas y sociales no son inmutables y necesarias en el sentido platónico, sino que pertenecen al ámbito de lo contingente y práctico, donde caben la deliberación y la elección.
  2. Crítica al Intelectualismo Ético: Sostiene que la virtud moral no es solo conocimiento teórico. El mero conocimiento del bien no garantiza que la persona actúe adecuadamente, ya que, como se mencionó, las pasiones, los deseos y la debilidad de la voluntad (akrasia) pueden interferir y llevar incluso al sabio a actuar mal. La voluntad, el hábito (ethos) y la elección correcta son cruciales para desarrollar y ejercer la virtud.


Legado del Pensamiento Aristotélico

El pensamiento de Aristóteles, aunque eclipsado en parte durante la Alta Edad Media en Occidente (donde predominó el neoplatonismo), fue preservado, traducido y comentado extensamente por filósofos árabes (como Al-Farabi, Avicena y, especialmente, Averroes) y judíos (como Maimónides).

Llegó a Occidente de forma masiva a partir de los siglos XII y XIII, principalmente a través de traducciones del árabe al latín (en centros como Toledo) y, posteriormente, directamente del griego. Inicialmente, su filosofía natural y metafísica generaron controversia y fueron combatidas por algunos sectores conservadores del cristianismo.

Sin embargo, figuras cumbre de la escolástica, como San Alberto Magno y, sobre todo, su discípulo Santo Tomás de Aquino, lograron una monumental síntesis entre la filosofía aristotélica y la teología cristiana. Construyeron el sistema conocido como aristotelismo-tomista, que armonizaba razón y fe, y que ejerció una influencia dominante en el pensamiento occidental durante siglos, siendo aún hoy una corriente filosófica y teológica de gran relevancia.

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