Aristóteles: Ética, Política y la Búsqueda de la Eudaimonía

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Aristóteles: Ética, Política y la Búsqueda de la Felicidad

Aristóteles sostiene que el ser humano, por naturaleza, busca el conocimiento y la felicidad (eudaimonía). Alcanzar esta felicidad requiere de la virtud (areté) y de ser un buen ciudadano. Para él, la ética, que regula el comportamiento individual, y la política, que organiza la convivencia social, están profundamente conectadas. Contrariamente al intelectualismo de Sócrates y Platón, según el cual quien conoce el bien actúa correctamente, Aristóteles considera que la voluntad influye de manera decisiva para que una persona alcance la virtud o no.

La Virtud (Areté) y los Bienes en la Ética Aristotélica

En su ética, Aristóteles distingue entre bienes relativos y el bien absoluto. El bien absoluto es la felicidad, mientras que los bienes relativos se dividen en:

  • Externos: riqueza, fama, honor.
  • Corporales: salud, placer moderado.
  • Del alma: las virtudes.

Estas últimas son esenciales para una vida plena y se clasifican en virtudes éticas y virtudes dianoéticas o intelectuales. Las virtudes éticas, relacionadas con el alma sensitiva, regulan el carácter, las pasiones y los hábitos, siendo la justicia, basada en el respeto a las leyes, la más destacada. Las virtudes intelectuales, propias del alma racional, incluyen la ciencia, el intelecto, la sabiduría, el arte y la prudencia. La prudencia es central porque une ambas categorías, ayudando a encontrar el término medio entre el exceso y el defecto.

La Polis como Marco para la Felicidad Humana

La ética de Aristóteles es teleológica, orientada hacia un fin: el bien. Este bien solo se alcanza plenamente en la polis, ya que el ser humano es un zoon politikón (animal político) inclinado naturalmente a vivir en sociedad. La polis no es fruto de un contrato social, como en los sofistas, sino una institución natural que surge de la unión de familias y aldeas. La ciudad-Estado culmina con una constitución y leyes fundamentales que aseguran su estabilidad y permiten el desarrollo de los ciudadanos.

El Gobierno Ideal y la Colaboración Ciudadana

En su modelo ideal, Aristóteles propone un orden social justo, en el que el gobierno no recaiga en los filósofos, como en Platón, sino en hombres prudentes que, apoyados por filósofos como consejeros, busquen el bien común. Los ciudadanos también deben contribuir al bienestar de la comunidad según sus posibilidades. Esto crea un círculo virtuoso donde gobernantes y ciudadanos colaboran para mejorar la vida en sociedad, manteniendo el orden y facilitando la felicidad de todos.

Formas de Gobierno y la Importancia de la "Politeia"

Aristóteles reconoce diversas formas de gobierno válidas, como la monarquía, la aristocracia y la democracia, dependiendo de las circunstancias históricas y sociales de cada ciudad-Estado. No obstante, advierte contra sus degeneraciones:

  • La monarquía puede transformarse en tiranía.
  • La aristocracia en oligarquía.
  • La democracia en demagogia.

Su modelo preferido es la “politeia”, una forma moderada de democracia donde la clase media juega un papel central. Este régimen asegura estabilidad mediante leyes equilibradas y evita la acumulación de poder mediante la rotación de cargos públicos.

Conclusión: La Vida Plena en la Polis Aristotélica

Para Aristóteles, la felicidad y la virtud son inseparables de la vida en comunidad. Solo en la polis es posible alcanzar una vida plena, ya sea desde la vida contemplativa, propia de los filósofos, o desde la vida activa, característica de ciudadanos comprometidos. Ambas requieren prudencia, virtud que guía al ser humano a vivir conforme a la razón, respetar las leyes y contribuir al bien común. En última instancia, esta interacción entre ética y política asegura una existencia realizada y feliz para todos los ciudadanos.

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