Aristóteles: La Búsqueda de la Felicidad y la Virtud en su Filosofía Práctica y Política
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Introducción a la Filosofía de Aristóteles
Aristóteles, nacido en el 384 a.C. en Estagira, representa uno de los esfuerzos filosóficos más agudos realizados en la Antigua Grecia y supuso, en muchos ámbitos, una culminación de toda filosofía precedente. Asociado a la corte macedónica desde su nacimiento (su padre Nicómaco fue médico de dicha corte, lo que le posibilitó, ya en la edad adulta, ser el instructor de Alejandro Magno), recibió una educación excelente, ya que estuvo durante veinte años en la Academia de Platón. La influencia de Platón fue decisiva para la carrera filosófica de Aristóteles, quien se convirtió en su más genuino discípulo. Uno de los ámbitos filosóficos en los que destacó Aristóteles fue la filosofía práctica, y sus obras más sobresalientes fueron la Ética a Nicómaco y la Política.
Tesis Principal: La Filosofía Práctica Aristotélica
La filosofía práctica de Aristóteles, plasmada en obras fundamentales como la Ética a Nicómaco y la Política, se centra en la búsqueda de la felicidad (eudaimonía) a través de la virtud y el desarrollo de la razón. Asimismo, aborda la organización social y política ideal para el ser humano, considerado un 'animal político' por naturaleza. Este enfoque integral busca comprender cómo los individuos pueden alcanzar una vida plena y cómo la sociedad debe estructurarse para fomentar el bien común.
Relación con el Tema Central
La Ética Aristotélica: La Búsqueda de la Felicidad (Eudaimonía)
La felicidad (eudaimonía) consiste en llevar a cabo la función (ergon) específica del ser humano con areté (virtud o excelencia), específicamente a través de las actividades racionales del alma. Es el fin último de la vida, ya que es lo único que se busca por sí mismo y no como un medio para otra cosa. Algunas personas creen que la felicidad se basa en el placer, la riqueza o el honor. Aristóteles las clasifica en tres tipos de vida:
- La vida del placer, que es la que sigue la mayoría de las personas.
- La vida del honor, que es la que buscan quienes se dedican a la acción.
- La vida contemplativa, que es la que siguen los sabios pensadores.
Además, la felicidad consiste en desarrollar plenamente la capacidad de razonar y vivir con virtud de manera plena. La virtud se puede alcanzar en dos planos diferentes de la vida:
Tipos de Virtud
- Virtudes Éticas: Son la disposición habitual adquirida, es decir, un hábito. Son las que nos permiten alcanzar la excelencia en la vida activa. Consisten en tratar de elegir nuestras acciones de forma que evitemos los extremos y nos quedemos en un punto medio. Por ejemplo, como personas podríamos ser temerosos, valientes o cobardes. El punto medio es ser valientes, y para eso necesitamos encontrarnos en una situación de acción asociada a una emoción, en este ejemplo sería el miedo (ya que ser temeroso es un exceso y cobarde es un defecto). La práctica del punto medio debe convertirse en un hábito.
- Virtudes Dianoéticas: Son las que perfeccionan nuestras capacidades intelectuales, y son dos: la prudencia y la sabiduría. La prudencia (phrónesis) consiste en elegir bien nuestras acciones, siendo la guía de las virtudes prácticas. La sabiduría (sophia) consiste en el hábito de captar la verdad acerca de todas las cosas, aunque Aristóteles advierte que, al no ser dioses, no podemos saberlo todo.
Además de mantener esta vida, Aristóteles advierte que hay algunas condiciones externas que aumentan la posibilidad de ser felices:
Condiciones Externas para la Felicidad
- Según Aristóteles, “la felicidad no puede prescindir de los bienes externos y del cuerpo”, lo que implica que la posesión de ciertos recursos y el bienestar físico contribuyen a una vida feliz.
- Valorar positivamente la amistad como una fuente de satisfacciones.
- El ser humano es un “animal racional”, por lo que la vida que más nos perfecciona es aquella dedicada al desarrollo de nuestra inteligencia.
- Aristóteles cree en la interconexión entre el bien colectivo y la felicidad individual. Por ello, el ser humano solo puede alcanzar su plenitud si se realiza plenamente como tal, a menudo en comunidad.
La Política Aristotélica: El Ser Humano como "Animal Político"
El ser humano es un ser social por naturaleza, ya que no somos autosuficientes y poseemos conciencia del bien y del mal. Para Aristóteles, el ser humano es un “zoon politikon” (animal político), es decir, un ser inherentemente social. La vida en sociedad no es una imposición, sino una necesidad natural del ser humano, inscrita en su propia naturaleza. Esto se fundamenta en dos razones principales:
- El individuo aislado no es autosuficiente, ya que necesita la ayuda de los demás para vivir.
- El ser humano posee un lenguaje que le permite expresar lo que es bueno o malo, justo o injusto. Dado que estas valoraciones solo tienen sentido en la interacción con otras personas y la naturaleza no hace nada en vano, la vida en sociedad es inherente a la naturaleza humana.
Clasificación de los Regímenes Políticos
Para Aristóteles, vivir en sociedad también perfecciona al ser humano. El objetivo de la polis (ciudad-estado) consiste en contribuir a la felicidad de los individuos, mediante gobiernos que garanticen leyes justas. La monarquía, la aristocracia y la democracia son sistemas políticos justos en su forma pura, pero pueden degenerar fácilmente en sistemas injustos. Los tres son igualmente válidos si se gobierna para favorecer a toda la sociedad, pero se convierten en regímenes injustos y rechazables si solo benefician a los gobernantes:
- La Monarquía es el gobierno de uno solo, pero puede degenerar en una Tiranía, que es el peor de los sistemas políticos.
- La Aristocracia es el gobierno de unos pocos, pero puede degenerar en Oligarquía o gobierno de los ricos.
- La Democracia es el gobierno de la mayoría de la población, pero también puede degenerar en Demagogia, también conocido como el sistema de los “aduladores del pueblo”.
Relación con Otros Pensadores o la Actualidad
Para finalizar, podemos destacar que mientras Aristóteles defiende un eudemonismo en el que la felicidad es el fin último al que aspira el ser humano, unos años más tarde, Epicuro de Samos, con su hedonismo, defendería que la felicidad se alcanza procurando el placer y evitando el dolor. Para ello, Epicuro establecería una ética orientada a la imperturbabilidad del alma (ataraxia) y a la ausencia de dolor corporal (aponía). Esta comparación resalta las diferentes vías propuestas por la filosofía antigua para alcanzar el bienestar y la plenitud humana.