Argumentos Empíricos y Objeciones a la Existencia de Dios
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Argumentos Empíricos Contra la Existencia Divina
Los argumentos empíricos dependen de datos empíricos o demostrables para ejemplificar sus conclusiones.
El Argumento de las Revelaciones Inconsistentes
Este argumento se opone a la existencia de la deidad denominada «Dios», tal como se describe en los libros sagrados (como el Tanaj judío, la Biblia cristiana o el Corán islámico), mediante la identificación de contradicciones entre las distintas escrituras, dentro de una misma escritura, o entre la escritura y los hechos conocidos. Para ser eficaz, este argumento requiere confrontar la supuesta infalibilidad o inerrancia bíblica.
La Biblia no es demostración de la existencia de Dios, ya que implicaría un argumento circular:
- «Dios existe porque dice en este libro que existe», asegura el creyente.
- «Pero, ¿tal libro lo escribió Dios?», puede preguntar el ateo.
- A lo que contesta el creyente: «No, lo escribió el hombre, pero fue revelado por Dios», lo que supone un nuevo círculo argumental continuo.
Sin embargo, los musulmanes presentan el Corán como prueba empírica de la existencia de Dios, no tanto por lo que el Corán afirme ser revelado por Dios (lo que sería un argumento circular), sino por su belleza (una falacia ad consequentiam). En este sentido, cuando a Mahoma se le solicitaban referencias sobre algún milagro, respondía que su único milagro había sido el Corán.
El Problema del Mal
El problema del mal se opone a la existencia de un Dios que es al mismo tiempo omnipotente y omnibenevolente, argumentando que un Dios así no debería permitir la existencia del mal o el sufrimiento en el mundo.
El Argumento del Diseño
El argumento del diseño se opone a la idea de que Dios creó la vida. Recurre para ello a los múltiples ejemplos biológicos que parecen exhibir un mal diseño, así como a la innumerable evidencia de adaptaciones como consecuencia de la evolución biológica. Esta viene regulada por la selección natural y no es resultado del creacionismo o de un diseño inteligente. Este razonamiento se opone al argumento teleológico y a otras teorías.
El Argumento de la No Creencia
El argumento de la no creencia se opone a la existencia de un Dios omnipotente y a la idea de que los seres humanos crean en él. La simple existencia de seres humanos que no lo hacen, demostraría la incapacidad de Dios para lograrlo.
El Argumento de la Parsimonia (Navaja de Occam)
El argumento de la parsimonia (o aplicación del principio de la navaja de Occam) sostiene que, dado que teorías naturales (es decir, que no recurren a lo sobrenatural) explican adecuadamente el desarrollo de la religión y la creencia en los dioses, la existencia real de tales agentes sobrenaturales es superflua y puede prescindirse de ella, a no ser que se demuestre su necesidad para la explicación del fenómeno religioso.
Falta de Evidencia Directa
La falta de apariciones divinas a lo largo de la historia, atestiguadas solo en escasos relatos bíblicos de la Antigüedad y ante muy pocos testigos, se ha esgrimido como fuerte evidencia contra la existencia de Dios. Las nulas pruebas reales de fenómenos sobrenaturales en el espacio, tras siglos de observación astronómica, constituyen otra prueba en contrario.
Lógica y Subjetividad
La propia ciencia de la lógica propone: «Todos los cuervos son negros hasta que aparezca uno blanco», de lo que cabe deducir, por transposición lógica, que Dios no existe hasta que se demuestre su existencia.
Las pruebas subjetivas, basadas en sentimientos personales, como «sentir su presencia y saber que existe», no sirven como evidencia, ni son susceptibles de ser falseadas (en referencia al filósofo Karl Popper). Uno podría sentirse habitado también por el Diablo o por el espíritu del pirata Henry Morgan y no habría manera alguna de probarlo.
A este respecto, Richard Dawkins escribió en El espejismo de Dios: «Cuando una persona sufre delirio, se le llama locura. Cuando muchas personas sufren un delirio, se llama religión».