Apoyo Social, Oposición y Crisis Final del Régimen Franquista en España
Apoyos Sociales del Franquismo
La mayoría de la población española se identificó, en mayor o menor medida, con el franquismo. El régimen contó con un considerable apoyo popular, sustentado en diversos factores:
- El recuerdo traumático de los desastres de la Guerra Civil y el consiguiente deseo de paz y orden.
- La resignación ante la situación impuesta y el temor generalizado a la represión.
- La efectividad de la propaganda oficial del régimen.
Grupos de Apoyo Fundamentales
Militares
Estaban profundamente convencidos de que la principal tarea del ejército debía ser defender la dictadura de Franco, considerándola garante de la unidad y el orden de España.
Católicos
El régimen obtuvo el respaldo diplomático del Vaticano y recibió el apoyo activo de gran parte de los eclesiásticos españoles. A cambio, el régimen concedió a la Iglesia Católica el control casi exclusivo de la educación y una notable influencia en la vida social y moral del país.
Falangistas
La estructura interna de FET y de las JONS quedó definida hacia 1940 con la creación de organizaciones clave como:
- La Sección Femenina, que impartía formación centrada en labores domésticas y el rol tradicional de la mujer.
- El Frente de Juventudes, cuyas tareas principales eran el adoctrinamiento político-religioso de los jóvenes.
- El Auxilio Social falangista, un servicio de asistencia destinado a ayudar a los más desfavorecidos con alimentos, ropa y otros recursos básicos.
Sin embargo, el desenlace de la Segunda Guerra Mundial, con la derrota de las potencias fascistas, perjudicó notablemente la influencia falangista. Progresivamente, el régimen se fue desprendiendo de los símbolos y rituales fascistas más explícitos.
Carlistas
Colaboraron con el régimen, llegando a desempeñar carteras ministeriales y ocupando puestos de relevancia en la administración.
Apoyo Empresarial
Amplios sectores empresariales cooperaron activamente con la dictadura. Resultaron favorecidos por su legislación económica y obtuvieron numerosas ventajas, especialmente en la construcción de infraestructuras y obras públicas. En medio de la miseria generalizada de los años 40, esta élite empresarial acumuló enormes beneficios.
Monárquicos
Aunque con diferentes facciones y expectativas, la mayoría de los monárquicos apoyaron inicialmente al régimen, viéndolo como un paso necesario para una eventual restauración.
La Oposición Social al Régimen
A pesar de la represión, existieron focos de oposición. Grupos del antiguo ejército republicano y militantes antifranquistas formaron las partidas guerrilleras conocidas como maquis, que realizaron acciones armadas como ataques nocturnos contra cuarteles de la Guardia Civil, ayuntamientos y sabotajes durante los años 40 y principios de los 50.
Durante los años 40 también se produjeron las primeras huelgas obreras. El motivo principal de estas no era directamente político, sino la desesperación causada por el hambre y las pésimas condiciones de vida y trabajo.
En el exterior, se creó un Gobierno republicano en el exilio que mantuvo, durante años, la errónea esperanza de que los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial forzarían la caída de la dictadura de Franco.
En 1945, Don Juan de Borbón, pretendiente al trono, hizo público un manifiesto desde Lausana reclamando a Franco el abandono del poder y la restauración de la monarquía. Sin embargo, más tarde cambió de actitud, optando por una vía de colaboración con el régimen para la educación de su hijo, Juan Carlos.
Durante los años 50, ante el reforzamiento diplomático del régimen (especialmente tras los acuerdos con Estados Unidos y el Vaticano), aumentó el desaliento en la oposición. Los anarquistas, duramente reprimidos, fueron prácticamente desapareciendo como fuerza organizada, mientras que los comunistas (PCE), principal fuerza de oposición organizada en el interior, adoptaron estrategias de infiltración y, más tarde, abrazaron la línea del eurocomunismo. También resurgió un movimiento nacionalista catalán de carácter conservador.
Los Años 70: La Crisis Final del Franquismo
En 1969 estalló el mayor escándalo de corrupción político-económica del franquismo: el caso Matesa (una empresa textil que obtuvo créditos masivos del Estado de forma fraudulenta). Este escándalo provocó una crisis de gobierno y Franco lo renovó, dando más peso a los tecnócratas del Opus Dei.
El consejo de guerra contra dieciséis miembros de ETA en 1970, conocido como el Proceso de Burgos, generó una oleada de protestas nacionales e internacionales. Toda la oposición democrática se movilizó a favor de los procesados. Ante la enorme presión internacional, Franco conmutó las nueve penas de muerte impuestas.
Tres años después, en diciembre de 1973, ETA asesinaba en Madrid al Almirante Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno y figura clave para asegurar la continuidad del régimen tras la muerte de Franco (la denominada "Operación Ogro"). Este atentado hizo aumentar drásticamente la inestabilidad política y las tensiones internas en el país.
Todo acabaría con el anuncio televisado del entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, comunicando la muerte de Francisco Franco. Era el 20 de noviembre de 1975. Habían sido casi 39 años de dictadura.