Que aportaron los pueblos colonizadores a las comunidades indígenas de la península
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El paleolítico superior
El Homo antecesor fue el nombre que recibieron los primeros pobladores de la Península Ibérica, que partieron de África y llegaron a Europa hace 800000años. Sus restos han sido hallados en la Sierra de Atapuerca (Burgos).
El Homo heidelbergensis, de una antigüedad de 350000 años también fue encontrado en Atapuerca. De su sucesor, el Homo neanderthalensis, se han encontrado restos de 45000 a 35000 años de antigüedad, en El Sidrón (Asturias), Sima de las Palomas (Murcia), Cova Negra (Valencia) y Banyoles (Girona).
El Homo sapiens llegó a Europa hace unos 40000 años.
Los primeros pobladores de la Península eran nómadas, debido a que se desplazaban siguiendo a los rebaños de animales o buscando un clima más confortable. Fueron depredadores y su supervivencia se basaba en la caza, la pesca y la recolección de frutos. Vivían en pequeños grupos y presentaban una organización social colectiva, pero sin una clara jerarquización social.
En la Península se conservan numerosas cuevas y abrigos naturales con pinturas y grabados del Paleolítico.
Su arte era figurativo, en el que destacan los animales pintados con una técnica naturalista. Las figuras se muestran superpuestas, sin formas escenas, y presentan efectos de volumen y movimiento.
La mayoría de estas pinturas se concentran en la zona Cantábrica, de donde destaca la cueva de Altamira. En la zona levantina sobresalen las pinturas halladas en los entrantes de las rocas, las cuales tienen una cronología más tardía (10000-5000aC). En ellas se representan escenas de carácter narrativo, especialmente las imágenes esquemáticas de figuras humanas. Dichas pinturas se sitúan en Cogul (Lleida), Albarracín (Teruel) y La Valltorta (Castellón).
1.2Las comunidades Neolíticas
Las primeras comunidades Neolíticas aparecieron en la Península Ibérica hacia el 500aC, en las cuales se inició la producción de alimentos (agricultura y ganadería) y la elaboración de cerámica y tejidos.
La agricultura propició el sedentarismo, ya que era necesario atender los cultivos, lo que creó las primeras comunidades estables, más comúnmente llamadas pueblos.
1.3Las sociedades con metalurgia
En el tercero y segundo milenio aC se introdujo la metalurgia en la Península.
Los inicios de la metalurgia del cobre se relacionan con el desarrollo del megalitismo, destacando Extremadura y Andalucía.
Además, se construyeron poblados amurallados, como el de Los Millares en Almería (2400Ac). Entre los yacimientos se han encontrado hachas, punzones, puñales, cuchillos de cobre y un nuevo tipo de cerámica en forma de campana invertida (vaso campaniforme).
En la cultura de El Agar (Almería) está documentado el paso de la metalurgia del cobre a la del bronce (hacia el 1700aC). Sus poblados se localizan en las actuales provincias de Murcia y Almería.
De este mismo período data la cultura talayótica de las Islas Baleares, caracterizada por la construcción de murallas ciclópeas y por la edificación de unos megalitos muy peculiares: talayots (torres que flanqueaban el recinto amurallado), taulas (mesas con función incierta) y navetas (recintos en forma de nave invertida con finalidad funeraria).
Al final del segundo milenio aC llegaron a las costas levantinas fenicios, griegos y cartagineses, mientras pueblos indoeuropeos penetraban por los Pirineos y se establecían a Galicia y a Asturias, en donde se desarrolló la cultura castreña.
Todo esto ayudó a difundir la metalurgia del hierro y la escritura.
¿Qué aportaron los pueblos colonizadores?
Des del inicio del primer milenio aC tenemos noticias escritas (básicamente a manos de historiadores griegos y romanos) sobre los habitantes de la Península Ibérica.
A partir de ellos sabemos que des de finales del Siglo XI hasta el final del siglo VI aC entraron por los Pirineos pueblos indoeuropeos que buscaban tierras para asentarse.
El sur de la Península, rico en cobre, plata, oro y situado estratégicamente en la ruta del estaño, fue donde se asentaron los pueblos del este del Mediterráneo (fenicios, griegos y cartagineses) para fundar establecimientos comerciales. A finales del segundo milenio, los fenicios fundaron sus primeras colonias en el sur peninsular, entre las que destaca Gadir (Cádiz).
En el S.VIIIaC los griegos desembarcaron en la Península Ibérica, donde fundaron enclaves coloniales como Emporion (Girona) y Mainake (Málaga). Des de estos, establecieron contactos comerciales y culturales con los pueblos indígenas vecinos, que estimularon el desarrollo de las ciudades.
Más tarde, en los S.VI-VaC, llegaron los cartagineses, que continuaron la tarea colonizadora creando colonias como Cartago Nova.
Los Tartessos fueron un pueblo situado entre las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, de los cuales tenemos constancia gracias a historiadores griegos.
La riqueza de estos se basaba en la agricultura, la ganadería, la pesca, la explotación de las minas de cobre de Huelva y en el control del estaño de la ruta Atlántica.
No se han hallado restos de ciudades, pero si magníficos tesoros de oro y plata.
Hacia el S.VIaC Tartessos comenzó a debilitarse hasta desaparecer como consecuencia del dominio cartaginés.