Antropología de Marx: Trabajo, Alienación y la Esencia Humana

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La Antropología de Marx: Fundamentos y Conceptos Clave

La antropología marxista, como en general toda su obra, se fundamenta en una visión materialista del ser humano. Esta perspectiva hunde sus raíces en un contexto histórico muy determinado: la primera mitad del siglo XIX, marcada por la Revolución Industrial, el desarrollo del capitalismo y la aparición de una nueva clase social, el proletariado.

El Ser Humano: Naturaleza, Trabajo y Transformación

El ser humano es concebido por Marx como un ser material, plenamente natural, con necesidades inherentes. Sin dejar de lado su semejanza con el resto de seres vivos, el ser humano se presenta, para Marx, como un ser en construcción, abierto, capaz de hacerse a sí mismo y de adaptarse a diferentes situaciones y circunstancias vitales.

Es en este punto donde encontramos la clave de la concepción antropológica marxista: el ser humano es primordialmente un ser activo que se realiza en el trabajo. Mientras que el resto de animales solo se adaptan al medio, el ser humano es capaz de crear, inventar y producir. No solo usa la naturaleza, sino que la transforma para su propio beneficio. De aquí se deriva la definición de trabajo para Marx: la acción productiva, la praxis mediante la cual el ser humano se relaciona con la naturaleza, transformándola. Por eso, el trabajo es la manifestación más auténtica y genuina del ser humano y lo que nos diferencia del resto de seres vivos.

El Ser Humano: Social e Histórico

Pero el trabajo, además de relacionar al ser humano con la naturaleza y con su entorno, se constituye como la actividad que lo relaciona con los demás seres humanos. De ahí que, para Marx, el ser humano también pueda definirse como un ser social a través del trabajo.

El trabajo, o la forma en que el ser humano se ha relacionado con la naturaleza y con el resto de seres humanos, ha ido construyendo y transformando la historia. Por ello, el ser humano es un ser histórico.

El centro del ser humano para el marxismo no se encuentra en el conocimiento o en sus capacidades racionales o intelectuales (como en muchos autores que precedieron a Marx), sino en el trabajo, en la forma en que el ser humano ha utilizado para transformar su realidad y sus estructuras.

La Alienación en la Filosofía Marxista

Es a través de esta visión materialista que Marx es conducido al estudio del ser humano de su tiempo y a postular que este se encuentra alienado.[1]

Frente a L. Feuerbach, quien defendía la existencia de una alienación religiosa, Marx va un paso más allá, pues defiende la existencia de una alienación filosófica, política, social y económica, siendo esta última la raíz de todas las demás. El ser humano, un individuo material de carne y hueso que alcanza su realización social e histórica mediante el trabajo, no puede alcanzar una plenitud vital porque se encuentra alienado, es decir, fuera de sí mismo.

Tipos de Alienación

Alienación Religiosa

Esta ya había sido explicada por Feuerbach. Dios es solo una ilusión y la religión es el opio del pueblo. Este Dios es creado por los seres humanos con las mejores características humanas, porque el ser humano es incapaz de asumir la condición humana y por ello crea un ser divino, fruto de su imaginación, para mitigar su sufrimiento y sus condiciones de vida.

Alienación Filosófica

Estamos en un nivel parecido al de la alienación religiosa: el ser humano otorga más realidad a las ideas que a los hechos e intenta resolver los problemas desde un punto de vista solo teórico. Los filósofos, con sus teorías intelectuales, no solucionan nada; solo divagan y no transforman. Por eso, para Marx, la filosofía real ha de tener una finalidad práctica: transformar la realidad.

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