Antonio Machado: Biografía, Obra y Legado Poético Esencial
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Antonio Machado: Vida, Obra y Legado Poético
Biografía de Antonio Machado
Antonio Machado (Sevilla, 26 de julio de 1875 – Collioure, 22 de febrero de 1939) nació en el Palacio de las Dueñas, hijo del folclorista Antonio Machado y Álvarez. Pasó su infancia en Sevilla, pero muy pronto se trasladó con su familia a Madrid, donde estudió en la Institución Libre de Enseñanza bajo la influencia de Francisco Giner de los Ríos, cuyas ideas liberales marcaron su pensamiento. En 1899 viajó a París con su hermano Manuel; allí estudió la filosofía de Bergson y trabó amistad con Rubén Darío en 1902, acercándose al círculo modernista. En 1907 obtuvo la cátedra de Francés en el Instituto de Soria, donde conoció a Leonor Izquierdo, con quien se casó en 1909; su muerte en 1912 le sumió en una honda tristeza. Entre 1912 y 1919 residió en Baeza, y en 1927 ingresó en la Real Academia Española. Durante la Guerra Civil se exilió a Francia; murió en Collioure, dejando en su bolsillo el verso “Estos días azules y este sol de la infancia”.
La Poesía de Machado: Temas y Evolución
La poesía de Machado gira en torno a obsesiones como el paso del tiempo, la nostalgia de la infancia y la juventud, la soledad y la búsqueda de Dios. Su obra se divide en tres etapas claramente diferenciadas:
Primera Etapa (hasta 1907)
Recogida en Soledades (1903) y ampliada en Soledades, Galerías y otros poemas (1907), esta fase refleja al poeta intimista, preso de la melancolía por la vida fugaz y los paraísos perdidos. Emplea símbolos —el agua, la tarde, la noria, las galerías— para expresar el fluir del tiempo y las obsesiones existenciales. Adopta formas modernistas (dodecasílabos, alejandrinos, sinestesias, ricas metáforas y cromatismo) junto a ritmos más sencillos (silvas). Aparecen tres temas centrales: el tiempo, la muerte y Dios, junto a evocaciones de la infancia, el paisaje y un amor casi idealizado.
Segunda Etapa (1907–1919)
La madurez del poeta culmina en Campos de Castilla (1912; versión definitiva 1917), cumbre de su producción noventayochista. En sus cincuenta y seis poemas, se abre una mayor atención al paisaje castellano y a cuestiones político-sociales. Castilla se convierte en símbolo de España: Machado contrapone el esplendor de su pasado con la realidad empobrecida y despoblada del presente, en línea con el regeneracionismo. Incluye elogios a figuras como Giner de los Ríos, Rubén Darío o Unamuno; poemas descriptivos como “A orillas del Duero”; evocaciones de Soria o de Leonor en obras como “El tren” o “A un olmo seco”; y reflexiones existenciales y religiosas sobre el destino humano. Destacan también los Proverbios y cantares, brevísimos poemas inspirados en formas populares, y el largo romance “La tierra de Alvargonzález”, que aborda el cainismo en una tierra desolada.
Tercera Etapa (1919–1939)
Menos centrada en la lírica pura, su volumen Nuevas Canciones (1924) consolida un tono aún más reflexivo y sentencioso, con poemas inspirados en coplas populares. Más adelante publica Canciones a Guiomar (1933), dedicada a Pilar Valderrama, y, en los últimos años de la Guerra Civil, Poesías de Guerra, donde aparece “El crimen fue en Granada”, elegía a García Lorca. Aunque conserva rasgos modernistas y simbolistas (como sinestesias, aliteraciones y cromatismo delicado), su estilo se depura hacia la sobriedad y la densidad propias de la Generación del 98, recurriendo a un lenguaje más escueto, con antirretoricismo, uso moderado de metáforas y técnicas impresionistas (enumeraciones del paisaje que captan impresiones fugaces).
Legado y Esencia Poética
Para Machado, la poesía es “palabra esencial en el tiempo”, un diálogo íntimo entre el hombre y su entorno. Sus versos transmiten la emoción sincera de un hombre bueno, sevillano de cuna, andaluz de corazón y patriota convencido, que supo fundir lo descriptivo y lo reflexivo en la búsqueda constante de la esencia de las cosas y del paso inexorable del tiempo.