El Antiguo Régimen en España: Crisis, Transformación y Ocaso del Absolutismo
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1. El Comercio en el Antiguo Régimen Español
El comercio experimentó un notable crecimiento, impulsado por el desarrollo económico y demográfico, así como por las políticas mercantilistas de la época.
a. Comercio Interior
El comercio interior se enfrentaba a infraestructuras de transporte deficientes, caracterizadas por caminos de caballos o mulas, la presencia de aduanas internas y el cobro de peajes. Para mitigar estos problemas, se emprendieron obras públicas destinadas a mejorar los caminos, se optimizaron los puertos y se aprovechó la red de canales existente. Además, se implementaron medidas para suprimir aduanas y peajes, buscando facilitar el flujo de mercancías.
b. Comercio Exterior y las Colonias Americanas
El comercio exterior se desarrollaba principalmente con las colonias americanas y con Europa. Este último, sin embargo, resultaba a menudo deficitario para la monarquía española. Con un interés particular en revitalizar el comercio transatlántico, la Corona adoptó una serie de medidas que modificaron el sistema heredado de los Austrias:
- Supresión de las flotas (desde 1735): Se permitió a los buques zarpar desde Cádiz sin la necesidad de esperar a formar una flota conjunta, agilizando así las expediciones.
- Creación de compañías comerciales: Se establecieron compañías con privilegios de explotación territorial o monopolios, siguiendo modelos exitosos como los de las compañías inglesas y holandesas. No obstante, estas iniciativas tuvieron un éxito limitado debido al pirateo y al contrabando.
- Liberalización del comercio americano (desde 1778): Como respuesta a los desafíos anteriores, se adoptó una política de mayor apertura, autorizando el comercio con numerosos puertos americanos.
2. La Continuidad del Antiguo Régimen
A pesar de ciertos cambios, las estructuras fundamentales del Antiguo Régimen mostraron una notable continuidad en España:
- Sociedad estamental: La sociedad se mantenía dividida en estamentos, con la nobleza y el clero gozando de amplios privilegios.
- Absolutismo monárquico: La forma de gobierno seguía siendo el absolutismo, donde el poder del monarca era considerado de origen divino y sin limitaciones.
- Economía agraria: La base económica continuaba siendo la agricultura, con características propias del sistema feudal.
Un rasgo distintivo era la amortización de la propiedad de las tierras, que permanecían en manos de la nobleza y el clero. Estas tierras no podían ser vendidas ni compradas, y su indivisibilidad se garantizaba gracias a la institución del mayorazgo. Se estima que aproximadamente el 70% de las tierras estaban en lo que se conocía como «manos muertas».
3. El Cuestionamiento y la Transformación del Antiguo Régimen
A lo largo del periodo, surgieron importantes cambios que comenzaron a transformar la sociedad y a poner en entredicho los pilares del Antiguo Régimen:
- La propiedad privada libre adquirió una creciente importancia, en detrimento de las propiedades amortizadas y vinculadas.
- Se produjo una liberalización de las actividades económicas en diversos sectores, lo que paulatinamente puso fin a la explotación señorial en el campo y a la rígida organización gremial en las ciudades.
- El ascenso de la burguesía fue un fenómeno clave, impulsado por el desarrollo comercial y manufacturero.
- Surgieron críticas contundentes a la legitimidad de la monarquía absoluta y a los principios religiosos y políticos que la sustentaban, influenciadas por las ideas ilustradas.
Conclusión: El Ocaso del Antiguo Régimen en España
El conjunto de principios sobre los que se sustentaba el Antiguo Régimen en España entró en una profunda crisis con el estallido de la Revolución Francesa en 1789 y la llegada al trono español de Carlos IV. Este fue el inicio de un proceso que, en poco más de cuarenta años, abriría paso al liberalismo político.
Las disputas internas durante el reinado de Carlos IV, el Motín de Aranjuez, la posterior invasión francesa y el Alzamiento de Mayo de 1808, marcaron el comienzo de un largo y complejo proceso. Este culminaría con la definitiva caída del Antiguo Régimen en 1833, tras la muerte de Fernando VII, el último rey absoluto en España, consolidando así la transición hacia una nueva era política y social.