El Fin del Antiguo Régimen: España, 1808 y el Nacimiento del Liberalismo
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La Crisis del Antiguo Régimen en España
La Crisis de 1808 y la Monarquía Borbónica
La Guerra de Independencia Española
Antecedentes del Conflicto
En 1789 se había producido la Revolución Francesa. En España, Floridablanca puso en marcha un "cordón sanitario" para que las repercusiones fueran mínimas. Carlos III fue sucedido por su hijo Carlos IV, pero el verdadero protagonista sería Manuel Godoy, nombrado secretario de Estado en 1792. Este implicó a España en una serie de guerras: primero contra la Francia revolucionaria, tras la ejecución del rey, y luego contra Inglaterra.
En 1805, con Napoleón Bonaparte en el poder francés, se firmó una alianza con el objetivo de invadir Inglaterra. Sin embargo, la derrota en la Batalla de Trafalgar supuso el fin del poderío naval español, no solo de la flota, sino que también abrió la puerta a la pérdida de las colonias americanas.
El Tratado de Fontainebleau estipulaba el paso de las tropas francesas por la península ibérica con destino a Portugal. Este contexto generó un profundo descrédito de la monarquía, evidenciado en:
- El Proceso de El Escorial: Se descubrió un complot de Fernando (futuro Fernando VII) contra su padre Carlos IV para derrocar a Godoy. Fernando fue exculpado.
- El Motín de Aranjuez: Con España siendo invadida por tropas francesas, Godoy intentó poner a salvo a la familia real llevándola a Cádiz. El pueblo, creyendo que los estaba secuestrando, se amotinó. Carlos IV abdicó en su hijo Fernando.
En este momento, Napoleón decidió poner en el trono español a un miembro de su familia y detuvo a la familia real en Bayona:
- Primera Abdicación de Bayona: Carlos IV cedió sus derechos dinásticos a Napoleón.
- Segunda Abdicación de Bayona: Fernando abdicó.
- Abdicaciones del resto de miembros de la familia real: Así, Napoleón consiguió el trono para su hermano José I Bonaparte.
Desarrollo del Conflicto Armado
En la Guerra de Independencia Española, el pueblo español y las fuerzas británicas se enfrentaron a Napoleón, su hermano José I y los afrancesados.
Al abandonar Madrid, Fernando había dejado el gobierno en manos de una Junta Suprema. Inicialmente, no se decidió declarar la guerra a Francia, lo que generó un auténtico vacío de poder. El Levantamiento del 2 de Mayo en Madrid se convirtió en el símbolo del inicio de la guerra. Finalmente, fue el alcalde de Móstoles quien declaró la guerra a Francia.
En 1808 tuvo lugar la victoria de las tropas españolas frente a las francesas en la Batalla de Bailén. Esta victoria fue crucial, ya que demostró que Napoleón no era invencible y convenció a los británicos de que España no estaba perdida. Napoleón se puso al frente y llegó hasta Madrid, pero fue requerido en Francia, dejando el frente de batalla.
La acción del ejército regular contó con el apoyo de las fuerzas británicas. La guerrilla, por su parte, supuso una sangría constante para el ejército francés, debilitándolo y contribuyendo a la resistencia popular.
En 1813, los franceses perdieron la iniciativa. Tras perder Andalucía, sufrieron una importante derrota española en la Batalla de Arapiles.
El Gobierno Josefino: José I Bonaparte
Napoleón dejó a su hermano José I con la idea de dotar a España de una ley reguladora. Este texto es conocido como el Estatuto de Bayona, que no puede considerarse una constitución, ya que no recogía la soberanía nacional. Era un estatuto otorgado en el que se abordaban cuestiones generales.
Junto a José I, hay que tener en cuenta la acción de los afrancesados, quienes colaboraron con él. Creían en la posibilidad de la reforma sin revolución ni guerra, e intentaron desligar a José de la imagen de Napoleón, aunque no lo consiguieron.
Los Comienzos de la Revolución Liberal en España
Las Cortes de Cádiz y el Inicio del Liberalismo
Las Cortes de Cádiz representaron una transformación profunda de la sociedad española, aunque su alcance estuvo limitado por la guerra y su desenlace. El proceso revolucionario fue, en cierta medida, abortado antes de que pudiera asentar sus cimientos.
Las Juntas locales y provinciales sustituyeron la legitimidad de la monarquía. El número de juntas se multiplicó, y la Junta de Aranjuez asumió el liderazgo, denominándose Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino.