Análisis del Romance del Enamorado y la Muerte: Un Enfrentamiento entre la Pasión y la Fatalidad

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Romance del Enamorado y la Muerte

Tema

Intento fallido de salvarse de la muerte a través del amor. El amor se presenta como una fuerza vital que da una sensación de plenitud, de estar plenamente vivo, contrastando así con la muerte.

Título

Es un título epónimo y emblemático. Es epónimo porque nombra a los dos personajes principales del poema: el amor y la muerte. Es emblemático porque anticipa la trama, sugiriendo un enfrentamiento entre estos dos personajes.

La palabra “Muerte” aparece con mayúscula, lo que podría interpretarse como una anticipación de quién triunfará al final, además de otorgarle un carácter alegórico y personificado.

La conjunción “y” establece un vínculo entre el amor y la muerte, presentándolos como dos fuerzas opuestas pero interconectadas.

Estructura Interna

  1. Introducción: El sueño del enamorado.
  2. Nudo: La aparición de la Muerte.
  3. Desarrollo: El enamorado intenta salvarse.

Métrica o Aspectos Formales

El poema cumple con las características de un romance: versos octosílabos con rima asonante en los versos pares (A, B, A, B, C, B).

Análisis

En las primeras cuatro estrofas, destaca la idea del sueño a través de la repetición de la palabra “sueño”. Esta repetición se conoce como poliptoton, un recurso que consiste en reiterar palabras con la misma raíz pero con diferentes morfemas derivativos. También se aprecia una aliteración de sonidos nasales (“s, m, n, ñ”), creando una sonoridad suave y evocadora que introduce la atmósfera onírica.

La frase “un sueño soñaba” es un pleonasmo, una redundancia que enfatiza la naturaleza irreal del relato. La mención de “anoche” refuerza la idea de que todo es un sueño, ya que la situación es tan absurda que solo podría ocurrir en el ámbito onírico. El diminutivo en “soñito del alma mía” aporta una carga afectiva, mostrando el cariño del enamorado hacia su sueño. La expresión “soñaba con mis amores”, en plural, sugiere la intensidad y magnitud de su amor.

El verso “que en mis brazos los tenía” marca un cambio de ritmo, un enlentecimiento que parece querer prolongar ese momento placentero dentro del sueño. Se alcanza un clímax de felicidad justo antes de la irrupción de la Muerte.

La entrada de la Muerte, descrita como “señora tan blanca”, es repentina y abrupta, como se evidencia en el uso del pretérito perfecto simple “vi”. Esta irrupción súbita refleja la naturaleza inesperada de la muerte.

La Muerte se presenta como una mujer vestida de blanco. La blancura puede interpretarse de diversas maneras: como símbolo de pureza, de frialdad cadavérica, o incluso de la palidez de la muerte. El blanco, al ser la suma de todos los colores, también puede aludir a la intensidad del momento. La personificación de la Muerte como una mujer contribuye a la atmósfera de misterio y seducción que rodea al personaje.

La estructura paralela de los versos “cómo has entrado a mi vida” y “cómo has entrado en mi casa” (paralelismo gramatical y sinonímico) enfatiza la angustia del enamorado y la intrusión de la Muerte en su espacio físico y emocional. Para el enamorado, el amor es sinónimo de vida, por lo que buscará en él una forma de escapar de la muerte.

La descripción de las puertas, ventanas y celosías cerradas revela el temor del enamorado hacia la Muerte, aunque esta es una fuerza inevitable a la que nadie puede escapar.

Las palabras de la Muerte, “No soy el Amor, amante; / La Muerte que Dios me envía”, son frías y directas. La Muerte se burla del enamorado al recordarle su condición de amante, evidenciando su ironía y crueldad. La aliteración de sonidos nasales (“m”, “n”) crea una sonoridad lenta y grave que refuerza la solemnidad del momento.

La repetición de “no soy el amor” y la aliteración de la “o” acentuada contribuyen a un tono grave y oscuro, propio de la muerte.

La súplica del enamorado, “déjame vivir un día”, muestra su desesperación ante lo inevitable. La Muerte, con frialdad, le recuerda que ella tiene la última palabra: “Un día no puede ser; / una hora tienes de vida”. La reducción del tiempo a horas enfatiza el poder de la Muerte sobre la vida humana.

El cambio de narración en los versos “Muy deprisa se calzaba”, “hasta donde su amor vivía” acelera el ritmo del poema, reflejando la urgencia del enamorado por llegar a su amada. La repetición de adverbios de cantidad (“muy”, “más”) y del pronombre personal “yo” intensifican la velocidad de las acciones.

La frase “Muy deprisa se calzaba, / más deprisa se vestía” describe acciones simultáneas, transmitiendo la premura del enamorado por desafiar al destino.

Conclusión

El Romance del Enamorado y la Muerte es una obra que explora la lucha eterna entre el amor y la muerte. A través de recursos literarios como la aliteración, el paralelismo, la personificación y el cambio de ritmo, el poema crea una atmósfera de ensueño, angustia y fatalidad. La Muerte, implacable, triunfa sobre el amor, recordándonos la inevitabilidad del destino.

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