Análisis del Pórtico de la Gloria y Frescos de Sant Climent de Taüll: Arte Románico y Gótico
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Pórtico de la Gloria
El arco central es el más grande, único que tiene tímpano. Está dividido por un mainel, por una columna central que tiene como figura al apóstol Santiago. Cuenta con 3 registros: el inferior, que corresponde a las bases de las columnas, que además está decorado con animales fantásticos. El del medio se compone por las columnas con las estatuas adosadas de los apóstoles. El superior se sitúan tres arcos que coronan las puertas.
El maestro Mateo era un arquitecto y escultor que conocía las técnicas de construcción que fueron empleadas en algunos edificios franceses, como por ejemplo, la Madeleine de Vézelay. Este maestro fue quien marcó el final del Románico, así como el inicio de la transición al Gótico. Influyó en las obras del noroeste peninsular.
Las esculturas siguen las características generales del arte románico: la adaptación al marco arquitectónico, el horror vacui, la narración bíblica, el uso de la policromía, el hieratismo, la solemnidad de los representados, así como la jerarquización de los personajes. También se aprecian características anticipantes al Gótico, como el dinamismo de los rostros.
Visualmente, desde la base del parteluz hacia el tímpano, el espectador pasará de la representación del ámbito terrenal a la representación del ámbito celestial. En el centro del tímpano se encuentra la figura de Cristo, rodeado por el tetramorfo. También hallaremos una representación de los elegidos de Dios para compartir el paraíso, y en las arquivoltas encontraremos a los ancianos del Apocalipsis celebrando la gloria celestial. Finalmente, en la puerta izquierda se representa a Cristo con Adán y Eva, Moisés y Abraham, y profetas del Antiguo Testamento, mientras que en la puerta derecha se acontece el Juicio Final, con Cristo y el Arcángel San Miguel indicando cómo a su derecha se situarán los elegidos y a la izquierda los condenados.
La temática de la obra se basa en el Apocalipsis. Si seguimos la lectura iconográfica, de abajo a arriba, hallaremos el árbol genealógico de Jesucristo en base al parteluz, después estaría la escultura de la figura del apóstol Santiago, quien está vestido de peregrino, situado justo a los pies de Cristo, quien ocupa la zona central del tímpano. Posterior al parteluz distinguimos la esfinge del Maestro Mateo, el autor de la obra.
Para la elaboración de la obra, el maestro Mateo tomó como ejemplo el pórtico de la Iglesia de la Magdalena de Vézelay, imitando los tres arcos, el uso del parteluz y la disposición de las figuras. De igual modo, la obra del maestro también influyó en más obras posteriores, sobre todo en la escultura gallega de Noya y el pórtico del paraíso de la catedral de Ourense.
Frescos del Ábside de Sant Climent de Taüll
El conjunto se divide en tres partes superpuestas: el superior, que es la bóveda superior, en la que se representa el cielo. En la parte superior del cilindro situaríamos la parte intermedia, en la que se remite a la Iglesia, y la inferior en el cilindro, la cual está, actualmente, perdida prácticamente, que simbolizaría el mundo terrenal. La simetría compositiva es importante también. Se puede apreciar en la figura de Cristo, sobre todo en su rostro. La simetría llega a romperse, pero únicamente debido a la posición distinta de las manos de Cristo.
Debajo de esta imagen, está representada la Virgen María, acompañada por los apóstoles en este caso. En cambio, si miramos a la parte superior de la bóveda hallaremos la representación de Dios, una mano que bendice, así como la imagen del cordero místico de siete ojos, que simboliza el poder ilimitado de Cristo.
Algo que también se puede apreciar es el antinaturalismo característico de esta pintura, reforzado por la frontalidad y el hieratismo que también posee, cualidades que infunden respeto y autoridad. El antinaturalismo también se debe al uso de las franjas monocromáticas horizontales, aunque éste escapa del intento de la volumetría que trataba de infundir el artista en las figuras, mediando pliegues en la vestimenta y círculos rojos sobre sus mejillas.
Otro aspecto típico del estilo románico, como la perspectiva jerárquica, también se encuentra en esta obra. Cristo en majestad, al ser el protagonista de esta imagen, es el de mayor tamaño, siendo los apóstoles y los demás personajes que componen esta pintura de un tamaño menor. También se utiliza un trazo negro para delimitar, así como el uso de colores planos a lo largo de toda ella.
No se conoce la identidad del maestro de Taüll ni de su taller, pero se cree que provenían del norte de Italia, y que fueron contratados en su llegada a Cataluña para realizar estas pinturas. No se sabe cuándo se finalizó de pintar estos frescos, pero se sabe que la iglesia se consagró en 1123.
En cuanto al tema, podemos decir que el conjunto iconográfico de esta obra trata sobre la segunda venida de Cristo al mundo terrestre, narrado en el Apocalipsis. En la zona superior del ábside se encuentra Cristo-juez, de cuerpo entero y con la mandorla, teniendo la tierra a sus pies. Aparece bendiciendo con la mano derecha, sosteniendo un libro con la izquierda que tiene escrita una frase: “Yo soy la luz del mundo”. A ambos lados están las letras alfa y omega, la primera y la última letra del alfabeto griego con las que se simboliza que Él es el inicio y el final de todo, y alrededor de estos se sitúa el tetramorfo.
El autor de estos frescos contaba con claros contactos en Italia, donde la influencia bizantina era mucho mayor, que es la corriente artística que mejor explicaría las características de esta obra. No se ha encontrado ningún conjunto de este autor, aunque sí le han salido admiradores que fueron influenciados por él para las obras de Santa Cruz de Maderuelo o San Baudelio de Berlanga.
Catedral de León
La fachada occidental por la que se accede al edificio consta de un cuerpo central que está dividido en cuatro franjas superpuestas. En la parte inferior, existe una triple portada de arco ojival que está ricamente decorada mediante esculturas. Un triforio y un gran rosetón, coronándose todo esto con un gablete, que está flanqueado por dos pináculos. A ambos lados de la portada se alzan dos torres de más de 60 m de altura, coronadas también por pináculos.
Hay otras entradas situadas en los extremos de los transeptos, las cuales cuentan también con portadas que siguen el modelo de la portada principal. En el exterior, los muros laterales cuentan con contrafuertes, elementos que sostienen el peso del edificio, sobre todo el de la nave central y que permite además que estén ahí los ventanales.
Hablando del interior, debemos decir que presenta una planta cruciforme y que tiene tres naves, siendo la central más amplia y alta que las otras. También cuenta con una cabecera formada por el transepto que tiene tres naves y un ábside con cinco capillas radiales.
De abajo a arriba, el interior se divide en los tres niveles típicos del Gótico: arcadas ojivales, que dan acceso a las naves laterales, un triforio de ventanas y un elevado claristorio que acoge a 230 ventanales apuntados que, juntándolos con los rosetones, suman más de 1200 m cuadrados de vidrieras policromadas, que dotan al edificio de luminosidad. El techo se cierra a 30 m con una bóveda de crucería.
El llamado Enrique de Burgos o Maestro Enrique, era un arquitecto de origen francés que, cuando se murió, sin haber finalizado este edificio, fue sustituido por Juan Pérez, que era un colaborador suyo.
La majestuosidad que todavía conserva el conjunto debía causar un gran impacto en la época, porque el motivo de esta construcción era demostrar la grandiosidad del poder cristiano.
La catedral se encuentra en el camino de Santiago y, si juntamos esto con las reliquias que atesora, se convierte en un importante centro de peregrinación. Esta catedral fue cualificada para poder albergar a un gran número de fieles gracias al movimiento constante de entrada y salida, regulado por las dos naves laterales, el transepto abierto con portadas y el deambulatorio.
La catedral de León y la de Burgos son los modelos del arte gótico afrancesado más representativos de Castilla, siendo la planta de ambas prácticamente una copia, aunque de menor tamaño, a la de la catedral de Reims. La fachada principal presenta una influencia formal de otra catedral, la de Chartres, evidente por las esculturas. También muestra algún tipo de herencia del estilo francés en lo que respecta a las vidrieras.
Matrimonio Arnolfini
El pintor Jean van Eyck es a quien se le atribuye la invención de la pintura al óleo. El refinamiento y el color fueron las bases de su pintura, que eran propias del estilo gótico. Además, fue la gran influencia del gótico flamenco. En esta imagen, representó a un matrimonio en el interior de una habitación. Lo que más destaca de esta es el espejo, que marca el eje de simetría compositiva, junto con el perro y la lámpara. En este cuadro, el pintor hace confluir las diferentes líneas de fuga de la perspectiva, dándole al lienzo profundidad.
En cuanto al movimiento escénico, podemos decir que es prácticamente nulo, pues muestra una imagen rígida, teatral y poco espontánea. La línea predomina sobre el color, que perfila perfectamente los contornos de las figuras y de los objetos que aparecen en el lienzo, dándoles una corporeidad propia de esculturas. Pero, gracias a esto, puede plasmar el más mínimo detalle, con una escrupulosidad microscópica, gracias a la técnica del óleo en la que se utilizan plumillas. Acerca de la luz, decir que entra suavemente por la ventana y que, con una precisión realista, ilumina a la esposa, dejando en la penumbra la parte izquierda del cuadro, y sobre el color decir que los tres colores que predominan son el verde del vestido, el rojo de las cortinas y de los cobertores, así como el marrón de la capa del esposo.
En el cuadro se muestran dos retratos de cuerpo entero que corresponden a Giovanni Arnolfini, un comerciante italiano que vivía en Brujas, y a su esposa, pero sobre la temática, no se puede decir nada tan claro. Se cree que hay significados ocultos, uno de ellos podría ser un certificado matrimonial en formato visual. Apoyando esta teoría están la posición del hombre, que coge de la mano a la dama y hace el voto nupcial levantando el antebrazo derecho, el que ambos estén descalzos, el perro que representa la fidelidad o la vela encendida. Además, la firma del pintor (Jan van Eyck estuvo aquí) en lugar del habitual “me pintó”, hace pensar que Jan fue testigo de la ceremonia.
El artista recogió el gusto por el detalle, así como el trabajo minucioso propio del arte en miniatura, gracias al trabajo de numerosos artistas flamencos. La influencia de Van Eyck fue tremendamente amplia, fue prácticamente el precursor de la escuela flamenca, ya que su técnica fue aceptada como modelo de esta misma escuela. El hecho de que la figura del perro aparezca en el primer plano, así como el espejo, nos recuerda al cuadro "Las Meninas" de Velázquez, por lo que podemos decir que este fue influenciado por el artista flamenco.
Tríptico del Jardín de las Delicias
El pintor conocido como El Bosco, quien gozó de gran fama entre sus contemporáneos, desarrolló una carrera pictórica religiosa en su localidad natal. El significado religioso de sus obras se debe a su propia religión, cristiano ortodoxa, y este significado se expresa mediante simbología de difícil comprensión en ocasiones.
Se trata de un tríptico que presenta en sus tres tablas el mismo esquema compositivo. El espacio se divide en tres franjas horizontales superpuestas que dotan al tríptico de profundidad. El lado izquierdo representa el paraíso y aparecen en orden ascendente la creación, una fuente con animales y un fantástico fondo montañoso. En la tabla central aparece el Jardín de las Delicias, donde aparecen hombres y mujeres, un carrusel de jinetes alrededor de un lago y el estanque del adulterio, representado con unas extrañas fuentes en él. Finalmente, en el margen derecho se ve representado el Infierno, donde las escenas irracionales de humanos cazados por animales, un putrefacto estanque y un sórdido y oscuro paisaje arquitectónico de fondo lo componen. Cabe destacar el dinamismo de las tablas centrales y derecha por la multitud de personajes y objetos dibujados en estas. Mediante estos se configura una galería de gestos y expresiones. Este aparente caos tiene el contrapunto en el orden y el equilibrio que se ve reflejado en el Paraíso, la tabla izquierda.
Los colores y la luz son supeditados al tema tratado de cada cuerpo. De este modo, los tonos blancos, verdes y amarillos, dominantes del paraíso, aún prevalecen en el Jardín de las Delicias. No obstante, en el infierno las tonalidades opacas empleadas, así como el rojo y el negro, son las que transmiten miedo y terror.
En cuanto a la temática, podemos decir lo que muestra el tríptico: los placeres de la vida son efímeros y que sus consecuencias son el sufrimiento, la desgracia y el impedimento de ser feliz. Por ejemplo, en la tabla central, El Bosco plasma el pecado capital de la lujuria, así como también alrededor del lago representa a los vicios y en el estanque del fondo el adulterio.
Se podría decir que el minucioso detalle que emplea este artista viene de la escuela flamenca, es decir, de Jan van Eyck. La temática, sin embargo, procede de la cultura popular de la época en la que se pintó la obra, aunque siempre mezclada con las férreas convicciones religiosas del Bosco. Su obra no quedó en el olvido, pues en el siglo XX fue clave para el movimiento surrealista, llevado a cabo por autores como Dalí. Fue clave por la originalidad de las composiciones que pintó y los personajes que aparecían en estos.