Análisis de la Pedagogía Freinet: Capitalismo Cultural, Naturaleza Humana e Influencia Social

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0. SITÚA AL AUTOR Y EL TEXTO TRABAJADO EN EL ESQUEMA DE LA ASIGNATURA

El texto está situado en el núcleo 2: teorías educativas contemporáneas, dentro del punto 2.2: la escuela moderna: Freinet (por una escuela del pueblo).

1. ¿A qué llama Freinet capitalismo de cultura? (relaciónalo con el texto ya visto de Gentili, también puedes servirte de otro autor trabajado)

Al no haber trabajado Gentili, lo voy a relacionar con Freire, con el cual también tiene varias similitudes. Freinet explica que el poder y las élites lo que hacen es capitalizar la enseñanza de manera que la educación recibida por el obrero es pobre y capitalizada. Esto viene a decir que la escuela actual se caracteriza por hipertrofiar el saber con la excusa de desarrollar así el poder vital del hombre. Se desliga de las fuerzas espirituales y de la armonía social para adentrarse en una cultura llena de capitalismo; por lo tanto, en vez de formar a los hombres, les da una gran cantidad de instrucciones en función de que los intereses capitalistas cambien. Así, la escuela no educa, pero sí instruye en función de los intereses capitalistas.

El sabotaje a la educación establecida es la sobrecarga de las clases, por lo tanto, no hay educación ideal, sino educaciones de clase.

Mientras que Freire afirma que la cultura del silencio lo que promueve es una sociedad en la cual el hombre siempre está presionado, sin poder pronunciar su palabra. Está sometido y dominado por el poder; el pueblo está oprimido y enmudecido por éste.

Las masas comienzan a exigir una educación fruto de su deseo de escalar estatus, entonces es cuando la clase dominante se alarma y responde con la “invasión cultural”, imponiendo a las clases más pudientes su visión del mundo, sus pautas de conducta y su estilo de vida, escondiéndose con el papel de ayudante cuando en realidad lo que quiere es impedir que la sociedad cambie.

2. ¿En qué noción de naturaleza humana/infantil se apoya Freinet? ¿Qué comentario nos merece a la luz de lo estudiado con Charlot y Lerena?

El hombre lleva en sí un potencial que le dirige a que siga hacia delante y que esté decidido a realizar su destino. En el infante es lo mismo, la única diferencia es que, dependiendo de sus experiencias anteriores, tendrá unas preferencias u otras. La concepción de la vida nos dice que es dinámica, por lo tanto, el niño es considerado como un ser mutable y moldeable. La vida en sí no es un estado, sino un transcurso de situaciones, por lo tanto, la educación ha de influir y orientar dentro de una nueva pedagogía. Por lo tanto, al ser los infantes tan cambiantes, hay que tener cuidado con la concepción de las cosas que se les da y el mensaje que se les transmite. También hay que hacer posible que su vida escolar sea agradable para evitar problemas futuros de desmotivación o de baja autoestima en su enseñanza.

A esto, Lerena contesta que las personas no nos podemos desarrollar sin interactuar con el ambiente, es decir, de cada cultura, de cada sociedad, nos enriquecemos un poco más, y esa es la verdadera educación.

Porque la diversidad de culturas es lo que enriquece nuestra sociedad. Y con cada relación con las personas nos construimos un poco más, por ello la educación hace personas nuevas siempre y cuando reflexionemos sobre lo que nos están diciendo y siempre estemos cuestionándonos las cosas y poniendo la mirada no sólo hacia donde nos la impongan, sino más allá.

Mientras que Charlot a esto contesta que, según la pedagogía tradicional, el niño está sometido a sus impulsos y deseos, por lo cual la corrupción se encuentra en el estado de infancia, mientras que en la pedagogía nueva la que corrompe al niño es la sociedad, ya que aunque su naturaleza infantil no es corrupta, sí es corruptible por ésta última.

Estas dos pedagogías se basan tanto en la naturaleza humana como en la infantil, una posición la cual está equivocada, pues la naturaleza en sí no existe como tal, sino que es una concepción del ser humano y esa concepción es por la que se ha regido la sociedad para educarnos.

El discurso de poder utiliza la naturaleza para convencernos de que el origen de nuestros comportamientos y costumbres son de origen natural, cuando en realidad es una cuestión cultural.

Quieren que aceptemos esta falacia para que sigamos siendo estúpidos y flemáticos.

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