Análisis del Lazarillo de Tormes y la Poesía Renacentista Española

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El Lazarillo de Tormes: Realismo y Picaresca

Las relaciones con su protector no afectan a Lázaro. Después de pasar hambre y malos tratos, prefiere despreciar su honor y mantener la buena fortuna. Se nos presentan diversos tipos humanos dotados de una individualidad que trasciende a los modelos literarios en los que se basa el autor.

Es el propio Lázaro quien se revela como un personaje original. Lázaro es un niño inocente que accederá al conocimiento de la realidad y de los valores convencionales por medio de experiencias crueles. Surge así la figura del pícaro. Lázaro tiene la imagen del antihéroe que tiene que luchar por sobrevivir. Los sucesos del protagonista se desarrollan en una realidad hostil.

Estructura y Estilo: El Realismo del Lazarillo

La característica principal es su carácter autobiográfico. Lázaro es el elemento de cohesión de los siete tratados en los que se divide el libro. El desarrollo de la acción tiene un ritmo pausado en los tres primeros episodios, pero al final se precipita. La sobriedad en el estilo y la naturalidad son consecuencias de la influencia renacentista.

El léxico es común, espontáneo y lleno de refranes y frases hechas. La obra es un reflejo del ambiente social e histórico que en ella se presenta. Se habla del Lazarillo como una novela realista, no solo por las referencias a la vida cotidiana, sino también por la técnica literaria que produce esa impresión de realidad y verosimilitud. La realidad se presenta con ironía y espíritu crítico.

Poesía en el Renacimiento

La aceptación de los modelos clásicos implicará en la poesía española el deseo de crear una literatura basada en la belleza formal, convirtiéndose la naturaleza en una fuente de inspiración.

Características de la Poesía Renacentista

El modelo de poesía petrarquista es aceptado por autores españoles del siglo XVI, fundamentalmente Boscán, Garcilaso de la Vega y Fernando de Herrera. De esta poesía se toman los siguientes temas:

  • El amor: Puede servir como fuente de insatisfacción y tristeza o como regenerador y purificador del espíritu del hombre. Se expresa el amor hacia una amada que posee una excepcional belleza, reflejo de la divinidad. La divinización de la amada convierte el amor en un acto casi religioso. Sin embargo, el amor resulta también fuente de frustración: resulta imposible por la actitud desdeñosa de la amada.
  • La naturaleza: Como marco de las narraciones amorosas y como reflejo del mundo de armonía y equilibrio, simboliza la perfección natural. Este locus amoenus es el lugar ideal para las escenas amorosas, pues se trata de un prado verde, con frondosos árboles y aguas cristalinas.
  • Los mitos: Los mitos grecolatinos son tomados como motivos temáticos en sí mismos o como recursos de expresión literaria de los sentimientos o reflexiones del poeta. La poesía renacentista se puebla de dioses, ninfas y héroes que configuran un marco mítico lleno de esteticismo.

La influencia más notable de Petrarca se refleja en el aspecto formal. El estilo se basará en la búsqueda de la belleza formal, la elaboración cuidada pero sencilla al mismo tiempo. Se considera que la poesía es un medio de expresión de los sentimientos íntimos del poeta y un reflejo de la realidad exterior. Por ello, el estilo ha de huir de toda afectación y artificiosidad que lo alejen del equilibrio natural.

Se emplean formas métricas novedosas como el verso endecasílabo. Las formas estróficas serán los sonetos, el terceto, la octava real, la lira, la canción y la silva. Los tipos de composición más habituales pasarán a ser aquellos de procedencia clásica: la égloga, la oda, la elegía y la epístola.

La nueva visión del mundo no niega la tradicional valoración de lo religioso, lo que dio lugar al surgimiento de la poesía ascética o mística. Destacan la poesía de Fray Luis de León y de San Juan de la Cruz.

Garcilaso de la Vega

(Toledo 1501 - Niza, 1536)

Poeta renacentista español. Perteneciente a una noble familia castellana, Garcilaso participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En 1510 ingresó en la corte del emperador Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas. Participó en la expedición a Rodas (1522) junto con Boscán y en 1523 fue nombrado caballero de Santiago.

En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a Bolonia, donde este fue coronado. Permaneció allí un año, hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después a Nápoles, donde residió a partir de entonces. Herido de muerte en combate durante el asalto de la fortaleza de Muy, en Provenza, Garcilaso fue trasladado a Niza, donde murió.

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