Análisis histórico y experiencia vivida de la subordinación de la mujer
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Análisis histórico de la subordinación de la mujer
La segunda parte del primer volumen se centra en el análisis histórico. La subordinación de la mujer habría comenzado en las épocas más remotas de la humanidad, debido a que la naturaleza le obliga a sufrir las necesidades de supervivencia de la especie en mayor medida que al varón -es la que engendra y cría a la descendencia-. En la Antigüedad, la historia privada. La situación no mejoró en la Edad Media. Recoge el pensamiento de algunos de los autores más relevantes del pensamiento del cristianismo. Sus posturas antifeministas sirvieron de justificación y apoyo de la situación de dependencia absoluta de la mujer respecto del padre y del marido. Hasta el siglo XIX, el estatuto de la mujer prácticamente no cambia. Con la revolución industrial se incorpora al mundo del trabajo en las fábricas. En este momento ha de enfrentarse a un nuevo problema: hacer compatibles el trabajo doméstico y el trabajo fuera de casa. Incluso en la actualidad, el trabajo de las mujeres está menos remunerado que el de los varones y el matrimonio sigue siendo el objetivo que se asigna a las mujeres para lograr una existencia plena.
El mito femenino
En la última parte de este volumen analiza el “mito femenino”, el conjunto de ideas estereotipadas que se imponen de forma colectiva y sirven de fundamento y justificación ideológica de la situación de subordinación de las mujeres. La mujer es algo inesencial, el Otro absoluto, los mitos de la creación lo demuestran. Eva es creada para el hombre, para que no esté solo. La esperanza del hombre es poder realizarse mediante la posesión carnal de la mujer y hacerse confirmar en su libertad por una libertad dócil y sumisa. Este es el principio del mito de la mujer. A partir de esta idea, no es considerada positivamente, sólo negativamente, tal cual se le presenta al hombre, subraya la ambivalencia de la figura de la mujer-madre, ella es el caos del que todo ha surgido y al que habrá de volver. La germinación siempre va asociada tanto a la fecundidad y a la vida como a la muerte. También analiza algunos tabúes en torno a la menstruación y al parto y diversos mitos en torno a la virginidad. La virginidad es exigida cuando el hombre considera a la esposa como su propiedad personal. Es imposible culminar de forma definitiva y positivamente tal posesión de la mujer, se intenta realizar negativamente: un bien es mío si nadie más lo usa. El mito femenino no se muestra como un obstáculo insuperable contra la relación de reciprocidad entre los sexos.
La experiencia vivida de la mujer
SEGUNDO VOLUMEN. -La experiencia vivida-, la autora afirma que las mujeres están en camino de destronar el mito de la femineidad y empiezan a afirmar su independencia, sólo con gran esfuerzo logran vivir integralmente su condición de ser humano.
La educación de las mujeres
Reflexiona sobre la educación que suelen recibir las mujeres: ser femenina es mostrarse fútil (de poca importancia o de escasa utilidad), pasiva y dócil, se las invita a abdicar de toda espontaneidad, iniciativa y libertad. Nos presenta la situación de la mujer casada en la Europa de mediados del siglo XX y las exigencias que la sociedad de esa época planteaba a las mujeres.
La desvalorización de la femineidad
Concluye afirmando que la desvalorización de la femineidad ha sido una etapa de la evolución humana que debe ser superada. Como no se puede crear la justicia en el seno de la injusticia, hay que cambiar leyes, instituciones, costumbres, opinión pública..., toda la estructura social, con el fin de que mujeres y hombres sean iguales. Sólo será posible alcanzar una situación de simetría con los varones mediante una “evolución colectiva”. La humanidad ha comenzado el camino hacia la igualdad entre los sexos; su culminación depende también de las mujeres, ya que “los hombres encuentran en sus compañeras más complicidad de la que el opresor ha encontrado habitualmente en el oprimido”.