Análisis y Diseño de Políticas Públicas de Seguridad

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a) Identificación y Definición del Problema

Proceder a una adecuada visión e interpretación de la realidad supone aportar cierta carga de subjetividad. Pretender un cambio de la realidad supone asumir que existe esa necesidad, que existe un problema, o bien, que es preciso efectuar cambios para que la situación se mantenga como estaba. En ambos casos, es esencial tener un buen conocimiento de la realidad, dado que, si no se sabe reconocer el problema o se yerra en su formulación o planteamiento en los términos adecuados, toda acción posterior se verá afectada.

b) Formulación de las Alternativas de Solución

Determinado el problema y el entorno, es necesario elaborar un objeto de análisis y perfilarlo a partir de conceptos y categorías. Se toma la información obtenida y se reduce la complejidad para lograr perfilar mejor el problema y el campo de intervención, estableciendo una correcta definición y conocimiento de los objetos de investigación y los actores. Se trata de una fase de análisis, mediante la cual se configuran conceptos y categorías que deben fomentar la elaboración de hipótesis sostenibles y teorías explicativas del porqué del problema y, eventualmente, cómo resolverlo.

Es necesario que el analista esté inmerso en la realidad en la que trabaja. Sólo quien sea capaz de analizar de modo riguroso la situación, o sea, de reducir la complejidad para establecer una correcta comprensión del problema, y luego de reintroducir sus hipótesis y teorías en una realidad dada, estará en condiciones de plantear alternativas de acción y recomendaciones.

c) Adopción de una Alternativa

A la vista de los estudios y la prospectiva, se debe optar por las vías a seguir y las acciones a emprender para, con los medios y recursos disponibles, resolver los problemas y avanzar hacia la transformación de la realidad en el sentido pretendido. No corresponde al investigador, sino a quien debe asumir la responsabilidad de la decisión política. Es el momento de decidir qué política adoptar: ¿incrementar policías? ¿cómo? ¿objetivos? Etc. Es el momento de definir políticas y ejecutarlas.

Para aplicarla hay que darla a conocer e intentar que sea aceptada, especialmente por quienes van a ser receptores de las medidas. Aquellas medidas más coactivas necesitarán acción comunicativa para tratar de conseguir mayor aceptación.

d) Implementación de la Alternativa Seleccionada

e) Evaluación de Resultados

Valoración y Evaluación (Puntos d y e): Da entrada de nuevo al analista y al investigador. Entran en juego diversos instrumentos como: auditorías, reuniones de valoración, análisis de resultados o estudios de nivel de eficacia y eficiencia.

El más preciso es la evaluación. Significa volver a razonar sobre los fenómenos, y no sólo sobre soluciones, y orientar a los actores principales de las nuevas políticas a un análisis más profundo de los problemas a afrontar.

Es preciso saber qué es lo que se quiere evaluar y si con los instrumentos que se tienen se puede hacer. El objetivo es ver si con las medidas adoptadas se obtienen los resultados deseados, si se han alcanzado las metas previstas o las no previstas.

Esta fase se halla muy poco desarrollada en general y constituye el talón de Aquiles de las políticas públicas de seguridad; prácticamente no existe.

Tipos de Medidas en Políticas Públicas

Según Hebberecht y Sack (1997) podemos distinguir entre tres propuestas principales:

  • La disuasión, entendida como la prevención que se desarrolla a través de mecanismos propios del derecho penal.
  • La prevención directa que se aplica a través de técnicas extra penales.
  • La política social, que trata de evitar la criminalidad a través de medidas de tipo estructural.

a) Modelo de Prevención Penal

Tratan de evitar la comisión de delitos, ya sea por la vía de disuadir a la generalidad de los ciudadanos mediante el temor a sufrir la imposición de una pena (prevención general) ya sea conminando al autor de un hecho delictivo, por el castigo, a que no cometa en el futuro actos de dicha naturaleza (prevención especial).

Supone la intervención del sistema de justicia penal, no requiriendo la actuación de ciudadanos, lo que nos lleva a modelos impositivos, por lo que cabe preguntarse si puede ser entendida como una política en sí o si es un medio para llevar a cabo verdaderas políticas.

b) Modelo de Prevención Directa o Extrapenal

Pretende evitar que se materialice el daño, que se llegue al acto de comisión del delito o que se produzca la victimización, mediante instrumentos no estrictamente penales, sino a través de la disuasión del delincuente, la información y formación de las víctimas o la generación de confianza en los ciudadanos.

Aquí la intervención de actores sociales es fundamental, siendo su actuación de carácter integrador como un “partner” asociado.

c) Modelo de Prevención por Políticas Sociales

Conjunto de acciones integradas que tienden a reducir la criminalidad o las “incivilidades” por medio de la intervención sobre las causas últimas y el entorno, como la mejora de condiciones de vida (educación, empleo, sanidad, etc.), de espacios de convivencia (urbanismo, infraestructuras viales, etc.), o de la convivencia (centros cívicos, trabajos de mejora comunitaria, etc.).

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