Análisis Demográfico de España: Densidad, Distribución y Dinámica

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1. Densidad y Distribución Espacial de la Población Española

1.2. Características y Factores de la Densidad y Distribución Espacial

  • Los rasgos generales de la ocupación y distribución de la población española sobre el territorio son los siguientes: aumento generalizado de la densidad de la población en determinadas zonas; oposición entre el litoral, donde se concentra la mayor parte de la población, y el interior, que aparece semivacío, a excepción de Madrid; y concentración en las áreas urbanas frente al despoblamiento de las zonas rurales.
  • Según datos del INE, la densidad española es de 93 /km2
  • Destacando el despegue de regiones como Cataluña, Valencia, Andalucía y Murcia, además de Vizcaya y Guipúzcoa en el norte, y Madrid.

1.3. Distribución Actual de la Población Española por Comunidades Autónomas

La distribución de la población española ofrece la imagen de un importante contraste. En números absolutos, solo 4 comunidades concentran la mitad de la población española: Andalucía, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana.

Si utilizamos los valores de densidad de la población los resultados cambian: Madrid posee la mayor densidad (756 /km2), seguido de País Vasco (296), Canarias (272), Cataluña (224), Comunidad Valenciana (210) e Islas Baleares.

1.4. Desigualdades Provinciales

Teniendo en cuenta las densidades por provincias, los valores oscilan entre un mínimo de 9 /km2 de Soria a un máximo de 756 /km2 de Madrid. Las provincias que superan los 100 /km2 son 20, y son todas costeras, además de Madrid y Sevilla.

1.5. Factores que Explican la Distribución de la Población

Los factores geográficos que representan un mayor obstáculo para el asentamiento de la población son el clima y la altitud. Las temperaturas extremas del interior no son las más favorables a la habitabilidad ni al desarrollo de determinadas actividades económicas, a lo que hay que sumar la altitud y la irregularidad topográfica.

Los factores demográficos se explican en que las poblaciones del interior son las que presentan un menor crecimiento natural y una estructura de la población más envejecida.

Los factores socioeconómicos vienen determinados por la inmigración, la cual se ha originado por la concentración de las actividades económicas más productivas en unas pocas áreas y la reconversión del sector agrario en otras.

2. La Dinámica Natural

La dinámica natural de la población viene determinada por el comportamiento de la natalidad y la mortalidad: la diferencia entre ambas tasas marcará la intensidad en el crecimiento.

2.1. Régimen Demográfico Antiguo

Se da hasta 1900 y se caracterizó por elevadas tasas de natalidad (35-40‰) y mortalidad (30-35‰), lo que derivó en un escaso crecimiento natural.

2.2. La Transición Demográfica

La transición demográfica comenzó a finales del siglo XIX, principios del XX, cuando la mortalidad descendió de forma acusada y continua, excepto en los momentos de mortalidad catastrófica (gripe de 1918 y Guerra Civil), debido a un incremento del nivel de vida, que se manifestó en la mejora en la dieta y en el crecimiento del nivel educativo y cultural.

La mortalidad infantil también decreció, gracias a los progresos en pediatría y alimentación infantil, y se fue elevando la esperanza de vida.

La natalidad descendió de forma suave y discontinua desde principios de siglo, aunque en la década de los 20 se recuperó gracias a la prosperidad económica.

A finales de 1950 y hasta 1965 tuvo lugar una recuperación de la natalidad debido al desarrollo económico de la España del momento, junto a la política pronatalista de Franco y la prohibición de los anticonceptivos: fue el Baby Boom.

Como consecuencia, el crecimiento natural de la población fue alto durante la transición, especialmente en la década de los sesenta, descendiendo paulatinamente hasta finales de los 70.

2.3. El Régimen Demográfico Moderno

Durante los años setenta y ochenta la tasa de natalidad comenzó su caída hasta acercarse a los valores actuales (ver factores actuales), junto con la tasa de mortalidad que bajó al 8‰. Todo ello condujo a la disminución del crecimiento natural.

Actualmente, la natalidad es baja (7,94‰), y la tasa de fecundidad se sitúa en 1,26, todo ello debido a diversos factores como la carga económica que suponen los hijos, el hecho de que la maternidad y la paternidad han dejado de ser objetivo prioritario para muchas personas, en especial las mujeres, muchas de las cuales se han incorporado al mercado laboral.

Murcia posee la tasa de natalidad más alta, solo superada por Ceuta y Melilla, mientras que las tasas más bajas se dan en Asturias, Galicia y Castilla y León.

La tasa de mortalidad se sitúa en el 9,1‰, una cifra baja a la que contribuyen factores alimenticios, sanitarios e higiénicos.

La tasa de mortalidad infantil se mantiene por debajo del 4‰ (fue del 150‰ en torno a 1920).

La esperanza de vida es de aproximadamente 83 años, algo mayor en las mujeres (85), debido a que los hombres (81) se han sometido tradicionalmente a trabajos más duros y han tenido modos de vida más nocivos, sin olvidar la participación en las guerras.

Las comunidades con las tasas de mortalidad más altas son Asturias, Galicia, Castilla y León, Aragón y Cantabria, debido a su alto nivel de envejecimiento, que mantienen desde hace 30 años, causado por ser regiones emigratorias.

3. Los Movimientos Migratorios

En el pasado, España aportó importantes contingentes de emigrantes hacia otros países. En épocas más recientes ha destacado el trasvase de población de las áreas rurales a las urbanas, aunque en los últimos años España se ha convertido en punto de destino de muchos inmigrantes extranjeros.

Las razones que movían y mueven a las personas que emigran son fundamentalmente económicas: la búsqueda de un empleo en otro lugar que permita mejorar la situación económica y las condiciones de calidad de vida y bienestar social.

3.1. Las Migraciones Exteriores

  • La emigración a Iberoamérica: Se dio en la primera mitad del siglo XX, concretamente a Argentina, Cuba, Brasil, Venezuela, México y Uruguay.
  • La emigración a Europa: Durante la primera mitad del siglo XX tuvo como país de destino exclusivamente Francia, protagonizada por agricultores levantinos que encontraban trabajo en el campo francés o en la construcción, y que se incrementó con los españoles que se exiliaron tras la Guerra Civil.

Alcanzó su máxima intensidad en la década de 1960, con 100.000 emigrantes anuales. Las causas fueron el excedente demográfico y las deficientes condiciones económicas y sociales reinantes en España, además de que Europa necesitaba recuperarse de la guerra mundial y demandaba mano de obra.

Hoy, los españoles emigran al extranjero principalmente buscando mejorar sus condiciones económicas, dándose como fenómeno la llamada “fuga de cerebros”.

Dichas migraciones trajeron como consecuencias que el crecimiento de la población se atenuara y se aliviara el paro. Además, los emigrantes enviaban divisas mejorando el poder adquisitivo de sus familias.

3.2. Las Migraciones Interiores

El proceso de industrialización y urbanización fue el causante de las migraciones interiores provocando el llamado éxodo rural.

Desde el siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX destacaron los desplazamientos relacionados con la industrialización de Barcelona y el País Vasco, y las obras públicas impulsadas durante la dictadura de Primo de Rivera, junto la crisis de la filoxera y la mecanización de las zonas cerealísticas.

En los años 1960 y 1970 se produjeron importantes migraciones interiores, relacionadas con la crisis de la agricultura tradicional, el auge industrial de los Planes de Desarrollo y el “boom” turístico.

Estas migraciones trajeron como consecuencia los actuales desequilibrios demográficos. Además hicieron descender la productividad de las zonas emigratorias y muchas de ellas quedaron abandonadas.

Actualmente, la mayoría de los inmigrantes provienen de municipios urbanos de la misma provincia o Comunidad Autónoma, que se desplazan hacia las zonas de mayor desarrollo. Los destinos con más movimientos son el arco mediterráneo y el valle del Ebro.

Las migraciones interiores actuales generan también una serie de consecuencias como un mayor envejecimiento de los centros urbanos o barrios tradicionales y un incremento elevado en la periferia.

3.3. La Inmigración Extranjera Actual

Por nacionalidades, los mayores números los dan los marroquíes y los rumanos (706.000). Le siguen británicos, italianos, ecuatorianos y colombianos.

Las Comunidades Autónomas que atraen a más inmigrantes en números absolutos son Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía.

La inmigración extranjera trae como consecuencias un rejuvenecimiento de la población, por lo que ralentizan el descenso de la natalidad, suponen un incremento de los cotizantes a la Seguridad Social y cubren la demanda de empleos que los españoles no quieren. Algunos grupos sociales fomentan la idea de “invasión” y exceso de la inmigración, lo que puede reducir la identidad nacional, llevando a posturas de racismo y xenofobia.

En cuanto a la emigración española el saldo es positivo (121.000 a favor), aunque por la falta de empleo en nuestro país y la demanda de profesionales bien preparados fuera de España.

4. Estructura y Composición de la Población

4.1. La Estructura por Sexos

En España existe una sex ratio de 98 varones por cada 100 mujeres, diferencia que se incrementa a partir de los 50 años (a los 85 años, hay 224 mujeres por cada 100 hombres).

4.2. La Estructura por Edad

En nuestro país la estructura por edad se encuentra envejecida, pues los jóvenes presentan un bajo porcentaje (14%) y los ancianos superan el 16% (por encima del 12% se considera envejecida).

Las causas son el fuerte descenso de la natalidad desde 1975, que ha reducido el número de jóvenes; el aumento de la esperanza de vida, que ha incrementado el número de ancianos, y la emigración de épocas pasadas, y el mismo regreso de muchos de aquellos emigrantes una vez jubilados.

Las regiones con mayor porcentaje de jóvenes son aquellas con tasas de natalidad más altas y esperanza de vida más baja (sur peninsular), o fuertemente inmigratorias (Madrid y litoral mediterráneo).

Consecuencias del Envejecimiento:

  • La deceleración económica debido a que se reduce la población activa.
  • La elevación del gasto en pensiones, ya que estas no dependen de las cotizaciones efectuadas por las personas jubiladas durante su etapa laboral sino de las que realizan los trabajadores en activo en cada momento.
  • El incremento del gasto sanitario, derivado de que los ancianos consumen más medicamentos, visitas médicas y estancias hospitalarias.
  • La carga familiar debido a los cuidados y atenciones de los ancianos, lo que lleva a un incremento de la demanda de residencias o de cuidadores (dependencia), y a la necesidad de planear para ellos actividades que les permita distraerse y sentirse útiles.

Para paliar estos problemas existen diversas soluciones: frente al aumento del gasto en pensiones se toman medidas como retrasar la edad de jubilación, la eliminación de las prejubilaciones y el fomento de los fondos de pensiones privados.

4.3. Estructura Socioeconómica

En cuanto al territorio, las tasas de actividad son más altas en las comunidades de mayor dinamismo económico (Madrid, costa mediterránea y ambos archipiélagos) que ofrecen empleo en el sector terciario, o en comunidades que cuentan con una importante diversificación económica (Navarra y La Rioja). En cambio son más bajas (mayor desempleo) en las zonas menos dinámicas económicamente y envejecidas.

La Distribución por Sectores Económicos

A principios del siglo XX, la población dedicada al sector primario suponía el 64% de la población. Entre 1950 y 1975 se produjo una importante reducción debido al éxodo rural con la mecanización del campo y la oferta de empleo en la industria y los servicios turísticos.

La población dedicada al sector secundario creció a principios del siglo XX con el impulso dado a la industria y a las obras públicas, especialmente durante la dictadura de Primo de Rivera (del 16% en 1900 al 26,5% en 1930). Tras el freno que supuso la Guerra Civil, el sector secundario cobró gran auge debido al impulso dado a la industria por los Planes de Desarrollo y el aumento de la construcción.

El sector terciario suponía el 18% de la población activa a principios del siglo XX. Desde entonces ha crecido, salvo durante la Guerra Civil, hasta ocupar en la actualidad a la mayoría de la población (68%), debido, además de la terciarización de la industria a otros factores como son el aumento del nivel de vida, que demanda servicios más especializados.

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