Análisis biomecánico del voleibol: movimientos y acciones musculares
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Análisis biomecánico del voleibol
Colocación
Doble rueda
Cuando los brazos están en abducción y codos flexionados, hay una preactivación excéntrica de los músculos pronadores del antebrazo que facilita la pronación durante el impulso. A medida que el balón se eleva, con codos más extendidos y hombros más aproximados, la participación de los pronadores se limita, favoreciendo el impulso de los dedos pulgares mediante la extensión de muñecas a cargo de músculos como el extensor cubital del carpo y los extensores radiales largo y corto.
Dedos al timón
Tanto si el balón es impulsado desde una mayor flexión de los codos, como si es impulsado desde una mayor extensión, los dedos pulgares se disponen bajo el balón y se mueven en línea recta con respecto al recorrido que se pretende dar al balón y, en ambos casos, conviene un movimiento de oposición de los pulgares, mediante un CEA de los dos músculos oponentes del pulgar.
Remate
Abrir la puerta
El jugador se encuentra en posición de aproximación del balón, los músculos implicados en esta fase incluyen los músculos de las piernas, como los cuádriceps y glúteos, que están en posición de estiramiento para prepararse para la contracción. Los músculos de las piernas se contraen de manera excéntrica para cargar energía elástica durante la fase de aproximación. Se produce estiramiento en los muslos y las caderas.
Arco flecha
En la preparación y ejecución del remate en voleibol, los deltoides y músculos del hombro se activan para elevar los brazos, estirando los músculos del hombro y la parte superior del tronco. Para estabilidad en la rotación del tronco, se activan los músculos del tronco y abdominales. Los músculos del brazo, especialmente los flexores del codo, se activan para flexionar los codos, estirando los músculos del antebrazo, incluyendo los pronadores. Antes del impulso, hay una preactivación excéntrica de los pronadores del antebrazo para preparar la pronación de la muñeca.
Látigo
Los cuádriceps y glúteos alcanzan su contracción máxima para propulsar al jugador en el aire. Mientras los músculos del hombro se mantienen activos para mantener los brazos elevados, los músculos del tronco y estabilizadores del hombro se contraen para proporcionar estabilidad y control. Luego, se intensifica la pronación de los pronadores del antebrazo, especialmente el pronador cuadrado, durante la extensión del codo. Para preparar la mano para el golpe, los músculos extensores de la muñeca, como el extensor cubital del carpo y los radiales largo y corto, se activan facilitando la extensión de la muñeca
Acelera
Hay una carga inicial (estiramiento) en la que el brazo se mueve hacia atrás, lo que implica una fase de estiramiento en los músculos flexores del hombro y los músculos de la espalda. En este momento, los músculos agonistas (músculos que se contraerán durante la aceleración) están en posición de estiramiento. Después hay una parte excéntrica en los músculos flexores del hombro y los músculos de la parte superior de la espalda (brazo se mueve hacia adelante). Esta contracción excéntrica actúa como carga elástica, almacenando energía. Después hay un acortamiento (concéntrica) cuando los brazos van hacia adelante los agonistas entran en contracción concéntrica. Deltoides y músculos de la parte superior del brazo se contraen. Luego habría una máxima contracción concéntrica en los músculos agonistas. los músculos pronadores del antebrazo, como el pronador cuadrado se activa.
Bloqueo
Distancia
Cuando el jugador se encuentra en posición de espera con las piernas flexionadas y los brazos extendidos hacia arriba. Esta posición inicial implica una fase de estiramiento que prepara a los músculos para el salto.
Sellar la red
El salto y la contracción muscular rápida son fundamentales en el bloqueo. Los músculos de las piernas y la parte superior del cuerpo se contraen para elevar al jugador y alcanzar la altura necesaria para bloquear el balón.
Saque
Abre y libera
El movimiento inicial implica una flexión del brazo que sostiene la pelota. Durante esta fase, los músculos relevantes, como los del hombro y el brazo, se elongan preparándose para la contracción subsiguiente.
Látigo
El jugador realiza una contracción rápida y potente de los músculos del brazo y del cuerpo. Esta contracción muscular acorta los músculos que previamente se elongaron, liberando la energía acumulada y generando una fuerza explosiva en el movimiento del saque.
Recepción
Protege el portal
Antes de recibir el balón, el jugador debe estar en posición, con las piernas flexionadas y los brazos extendidos hacia adelante. Esta posición inicial implica una fase de estiramiento que prepara al cuerpo para la acción. A medida que el balón se aproxima, el receptor realiza una contracción excéntrica en los músculos de los brazos y los hombros. Se activan los músculos estabilizadores de los hombros y la espalda baja para prepararse para el impacto. (contracción excéntrica) y cuando hay contacto con el balón se produce la contracción concéntrica.
Balanza
Cuando el balón se aproxima, el jugador realiza una contracción muscular rápida para ajustar la posición de los brazos y las manos y absorber la fuerza del impacto. La contracción muscular también ayuda a dirigir el balón hacia la dirección deseada.
Visión, foco visual y mecanismos perceptivos
La relación entre la visión, el foco visual y los mecanismos perceptivos es crucial en el voleibol, ya que estos elementos afectan directamente la capacidad de un jugador para procesar información visual y tomar decisiones rápidas en el juego. Aquí hay algunos aspectos clave de esta relación en el contexto del voleibol:
- VISIÓN PERIFÉRICA: Esencial para tener comprensión completa del juego para anticiparse.
- FOCO VISUAL: necesario para seguir la trayectoria del balón y tomar decisiones rápidas.
- MECANISMOS PERCEPTIVOS: percepción de la profundidad y velocidad para posicionarse adecuadamente.
Todas ellas son interdependientes. Contribuyen al rendimiento y procesar información visual rápida y tomar decisiones.
En resumen, la visión, el foco visual y los mecanismos perceptivos están intrínsecamente relacionados en el voleibol. Un jugador hábil no solo debe tener una buena agudeza visual, sino también desarrollar la capacidad de utilizar eficazmente su atención visual, seguir el movimiento del balón, percibir la profundidad y reconocer señales visuales relevantes para tomar decisiones informadas durante el juego. El entrenamiento visual y la conciencia perceptiva son componentes esenciales para mejorar el rendimiento en el voleibol.