Análisis Arquitectónico de la Catedral de Santiago de Compostela y el Monasterio de Oseira
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Catedral de Santiago de Compostela: Portada de las Platerías
La portada sur del transepto, conocida como la Portada de las Platerías, data de principios del siglo XII y es la única de las tres portadas de la catedral que es verdaderamente románica. Originalmente, las tres portadas seguían un programa iconográfico conectado. La del Norte, dedicada a la obra creadora del Padre, presentaba la caída y la promesa de la redención; la del Sur, dedicada a la obra del Hijo, presentaba la redención; y la del Oeste, sería la del Juicio Final y la Gloria.
La Portada de las Platerías que vemos hoy es una combinación de la obra original y piezas añadidas de la portada Norte o del Paraíso, destruida por un incendio en el siglo XVIII. Otras piezas provienen del coro pétreo del Maestro Mateo, originalmente situado en la nave central. No tiene una autoría única, sino que es la suma del trabajo de varios artistas (Maestro del Cordero, Maestro de la Traición, Maestro de las Platerías, Maestro de Conques y Maestro de la Transfiguración) y temas diferentes dentro de un conjunto iconográfico común: la Redención, con escenas alusivas a la doble naturaleza de Cristo (humana y divina), y su triunfo sobre el pecado y la muerte. Su parte alta fue monumentalizada por el Maestro Mateo.
Contexto
La escultura románica se integra y acomoda a la arquitectura, predominando el relieve y escaseando el bulto redondo. Siguiendo la ley del marco, las formas corporales y los objetos no tienen estructura independiente, sino que se doblan, alongan o achican según el espacio disponible, ocupándolo por completo –horror vacui–. Aparece en capiteles, arquivoltas, tímpanos, jambas, parteluz, siempre en distribución simétrica, con escenas yuxtapuestas y a menudo policromada.
Análisis
La fachada consta de dos puertas de doble hoja, abocinadas por la superposición de las arquivoltas, alinteladas y con tímpanos semicirculares. Apóstoles a los lados de cada puerta actúan como guardianes. Sigue un friso, la cornisa sobre canecillos, dos vanos con arcos lobulados de influencia musulmana y arquivoltas (la tercera fue alterada al construirse el claustro) que abren a la tribuna. Remata con una balaustrada muy posterior.
Los relieves, en placas de dimensión y grosor variado, se concentran en los tímpanos y el friso, pero también aparecen en columnas, jambas, contrafuertes y muros. El conjunto resulta incoherente y desordenado debido a los añadidos. Incluso las formas no se adaptan a la forma semicircular de los tímpanos.
- El tímpano derecho alude a la naturaleza humana de Cristo: en la parte superior, el Nacimiento, el Anuncio a los Pastores, la Adoración de los Magos; en el registro inferior, temas de la Pasión: Coronación de espinas, Flagelación, Erección de la Cruz, Beso de Judas; y otros como la Curación del ciego a la derecha.
- El tímpano izquierdo resalta la naturaleza divina de Cristo con su victoria sobre el pecado (las Tentaciones) y piezas sueltas como la mujer adúltera.
- En el friso y las jambas, las áreas de mayor desorden, se mezclan piezas de distintas procedencias y temáticas: la Transfiguración, Cristo y los Apóstoles, escenas del Génesis (creación de Adán y Eva, expulsión del Paraíso), el rey David tocando un instrumento musical, sentado con las piernas cruzadas en una postura singular que rompe la frontalidad.
Estilos de los Maestros
- Maestro de Praterías: (se pensaba que era Esteban) Figuras en esquema romboidal, anatomías cuidadas, pliegues paralelos en U, cabello en mechones sueltos, labios gruesos, ojos avultados y mejillas hinchadas, piernas cruzadas en aspa. Obras: Mujer adúltera, Creación de Adán, David.
- Maestro del Cordero: Monotonía en paños y anatomías, volúmenes geometrizados, formas pulidas, tendencia a la frontalidad, rostros inexpresivos. Obras: Pantocrátor, Cristo de pie, ángel con libro.
- Maestro de la Traición: Estilo más narrativo, tiende al bulto redondo, pliegues gruesos y cilíndricos, bigotes hacia arriba, pupilas excavadas, muy expresivas. Obras: Beso de Judas, expulsión del Paraíso, curación del ciego.
- Otros maestros: Conques y Transfiguración (centauro, mujer amamantando).
Análisis de Obras del Maestro de Praterías
Rey David: Situado en la jamba lateral izquierda, procede de la fachada norte. Representado como rey, con túnica y manto, sentado en un trono con dosel y patas en garras de león, tocando un instrumento musical. La posición se adapta al marco arquitectónico. La cabeza gira a la derecha rompiendo la frontalidad. Cabellos largos, labios gruesos, mejillas y ojos avultados, barba cuidada. Estudio anatómico bajo la túnica con pliegues paralelos en U.
Mujer adúltera: En el extremo derecho del tímpano izquierdo, procedente de la fachada norte. Sentada en una silla de tijera con remates en garras y cabezas de león, sostiene la cabeza de su amante. Formas sinuosas y redondeadas, túnica que deja ver pierna y pecho. Se aprecian las mismas características estilísticas que en el rey David.
Monasterio de Santa María de Oseira
Contexto
El Monasterio de Santa María de Oseira (Cea, Ourense), fundado en 1137 y adherido a la Orden del Císter poco después, durante el reinado de Alfonso VII, es uno de los primeros monasterios cistercienses en Galicia, junto con el de Sobrado dos Monxes. A principios del siglo XII, Bernardo de Claraval impulsó en la orden la vuelta a la humildad y el rechazo al lujo, para que nada distrajera a los monjes del trabajo y la oración. Los monjes blancos, como se les conocía, se expandieron rápidamente, instalándose en lugares remotos y dedicándose a la agricultura, con gran relevancia como colonizadores. El Císter promovía un arte funcional, suprimiendo la ornamentación románica. No es un estilo nuevo, sino una nueva concepción que se materializa en edificios sencillos, armónicos y limpios.
Análisis
La iglesia presenta planta de cruz latina con tres naves de siete tramos en el brazo longitudinal y una sola, ancha, de dos tramos en el transepto. La nave central es más alta y ancha que las laterales, que son estrechas. La cabecera está muy desarrollada, con una capilla mayor semicircular, precedida de dos tramos rectos y rodeada por un deambulatorio que se abre al altar mayor por arcos apuntados. Cinco absidiolas radiais, originalmente semicirculares, se abren al deambulatorio.
Pilares cruciformes con columnas adosadas separan las naves. Capiteles con decoración vegetal, siguiendo la norma del ascetismo. Las naves se cubren con bóveda de cañón ojival ligeramente apuntada y arcos fajones; el presbiterio, con bóveda de crucería de cuatro nervios; la ábside, con bóveda de crucería de ocho nervios. La solución de las bóvedas de crucería permitió obtener espacios amplios y diáfanos. En el crucero, una cúpula nervada sobre pendentes con cimborrio octogonal. La luz penetra por ventanas en lo alto de la nave central y en los muros de las naves laterales, con arcos de medio punto. La estructura interna se refleja en la gradación de volúmenes exteriores. El muro se refuerza con contrafuertes. Tres puertas comunicaban al exterior: sur (claustro), norte (cementerio), y oeste (hoy con fachada-telón barroca del siglo XVII). La obra mantiene una economía y pureza de formas basada en la línea, dentro de proporciones monumentales. Tras la desamortización de Mendizábal, el monasterio fue abandonado y restaurado en el siglo XX.