El Alma Tripartita de Platón: Virtud, Conocimiento y Realidad

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El Alma y el Conocimiento en la Filosofía de Platón

El Alma Entera y sus Virtudes

Para Platón, el ser humano se compone de un cuerpo material y mortal y de un alma inmaterial e inmortal. Por influencia pitagórica, Platón da prioridad al alma sobre el cuerpo, hasta el punto de que identifica el yo con el alma misma y considera que el cuerpo es, en cierto sentido, una cárcel, una limitación para el alma y un obstáculo para el conocimiento. Si el cuerpo pertenece a lo sensible, el alma tiende hacia el conocimiento y lo inteligible, que es su lugar natural, por decirlo así.

Platón asume también de los pitagóricos la teoría de la reencarnación. El alma, además de ser principio de vida, es principio de conocimiento. La expresión del texto "alma entera" alude al hecho de que el alma se compone de tres partes o funciones:

  • Racional: Su función es el conocimiento de la verdad y del bien.
  • Irascible: Es la sede de las pasiones y emociones; busca honores y reconocimiento.
  • Apetitiva: Es la sede de los apetitos y deseos materiales, y busca satisfacerlos.

En los escritos de Platón no siempre queda claro si se trata de tres partes, de tres almas distintas o de tres funciones de una única alma. En todo caso, un alma justa es un alma armonizada, es decir, un alma en la que la parte racional gobierna las partes inferiores, irascible y apetitiva. Esto se logra cuando cada parte desarrolla la virtud que le es propia:

  • La parte racional desarrolla la virtud de la prudencia o sabiduría.
  • La parte irascible, la virtud de la valentía.
  • La parte apetitiva, la de la moderación.

La justicia es una virtud que corresponde al alma entera. En síntesis, prudencia, valentía, moderación y justicia serían las virtudes del alma, esto es, cualidades o excelencias que posibilitan que el alma cumpla bien su función. En el texto, concretamente en 518e-519a, se dice que las virtudes del alma en general son bastante parecidas a las del cuerpo, en el sentido de que, aun cuando no existan al principio, pueden desarrollarse gracias a "la costumbre y el ejercicio", es decir, gracias al hábito y a la repetición de acciones. Por otra parte, la alusión al "alma entera" en 519c, al hablar de la educación, da a entender que esta no involucra solo a la parte racional, sino también a las otras dos (irascible y apetitiva) y al control de las emociones y apetitos. La educación no afecta, pues, solo a lo intelectual, sino también a lo moral; como sabemos, por influencia del intelectualismo socrático, estos dos aspectos están íntimamente relacionados en la filosofía de Platón.

Conocimiento Filosófico: Entre Imágenes e Ideas

Esta expresión tiene como trasfondo el mito de la caverna y quiere decir que el filósofo conoce tanto las cosas del mundo sensible (las “imágenes”, “lo que es cada imagen”) como las Ideas (es decir, aquello de lo cual las cosas sensibles son “imágenes”, como dice el texto). Si seguimos leyendo, el texto nos aclara bastante el significado de la expresión. En efecto, la razón de que los filósofos conozcan “lo que es cada imagen y de qué lo es” es que han visto ya “la verdad con respecto a lo bello y a lo justo y a lo bueno”, en alusión a las Ideas de Belleza, de Justicia y de Bien.

Así pues, los filósofos no solo conocen —como la mayoría de los hombres— “lo que es cada imagen”, es decir, no solo conocen las opiniones de los hombres sobre las cosas sensibles que estos llaman bellas, justas y buenas, sino que conocen también las Ideas, las esencias que esas cosas copian. De este modo, saber lo que es cada imagen es poseer opinión; saber de qué es imagen cada cosa es poseer conocimiento.

Centrándonos en ambos conceptos, la opinión es para Platón un saber de grado inferior, centrado siempre en cosas del mundo sensible (imágenes o copias de las Ideas); es, además, un saber poco fiable, relativo, cambiante y basado en los sentidos. En cambio, el conocimiento científico es siempre un saber acerca de las realidades inteligibles, estables y eternas. Se trata de un saber basado en la inteligencia, no en los sentidos, y versa sobre lo auténticamente real, no sobre meras imágenes de lo real. Además, es enteramente fiable, universal, absoluto y permanente.

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