La Alimentación en la Infancia: Desarrollo, Cultura y Rol Educativo
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Alimentación y Relación
A través del acto de alimentar a un recién nacido, comienza la relación entre el adulto y el niño. Este proceso contiene la base de lo que serán sus procesos mentales en el futuro y, desde el principio, le llevará a buscar y establecer relaciones afectivas. Esta relación afectiva ayudará al bebé a darse cuenta de que alguien recibe y acoge lo que él hace, con lo que desarrollará la confianza y el inicio del diálogo.
Muchas de las actividades del acto de comer son la base de su proceso expresivo y relacional, y le servirán de estímulo para vivir experiencias que le ayudarán a desarrollar otras capacidades, como la de investigar o querer saber. La actitud es muy importante: el adulto tendrá que respetar sus horarios, sus ritmos y sus preferencias, lo cual supondrá el inicio de un diálogo entre ambos que ayudará al desarrollo de la independencia del pequeño.
Alimentación y Cultura
Cada cultura ha creado y perpetuado tradiciones y rituales alrededor de la comida. La alimentación queda interiorizada de los valores de cada cultura y, en torno a la comida, el niño vive y aprende experiencias que le ayudarán a estructurarse de una forma determinada como individuo. Todos estos aspectos, que forman parte de la cultura, son tan importantes en el desarrollo de la persona como la descripción del alimento y el contenido nutritivo.
Alimentación: Hecho Social
Es pertinente considerar el comer como un hecho social. La hora de la comida suele ser un momento para establecer relaciones con los demás y para compartir en un ambiente acogedor y agradable. La alimentación implica una serie de normas de comportamiento propias de cada grupo social, que se transmiten desde el primer momento y que los pequeños deben ir interiorizando.
Se busca que la hora de la comida sea un momento de placer, en el que no solo se satisfacen las necesidades alimenticias, sino que también se comparte el tiempo y el espacio con otras personas.
Ideas Clave sobre Alimentación Infantil
- Durante los primeros meses, la mejor alimentación es la leche materna, pues su composición satisface plenamente las necesidades del recién nacido.
- Cuando la lactancia materna no es posible, se recurrirá a la lactancia artificial.
- A los cuatro meses, se puede iniciar una alimentación complementaria, una introducción progresiva de alimentos adicionales que, a largo plazo, sustituirán a la leche materna.
- A partir de los 5 meses, se ha de pasar a la leche de iniciación.
- A los 4 meses, se introducen alimentos dulces y líquidos y, más adelante, papillas más espesas.
- La alimentación complementaria se inicia con la introducción de un puré de frutas con manzanas, peras, plátanos, albaricoques, naranjas (menos las fresas, melón y melocotones).
- Se introducen las verduras, preparadas en forma de sopa o puré.
- Entre los seis y ocho meses, empezar a darle alimentos sin triturar, para que se acostumbre a encontrar trozos enteros en la boca.
- A los doce meses, se introduce el huevo (solo la yema), las legumbres, el queso fresco y el tierno, yogures y otros derivados lácteos.
- A partir de los 12 meses, la dieta será tan variada como la de un niño mayor.
Función del Comedor Escolar
La mejora de la alimentación beneficia la salud presente y futura de las personas, mejora el rendimiento intelectual y físico. Ha de programarse para:
- Proporcionar una alimentación de calidad, adaptada a las características y necesidades de los niños y niñas a los que atiende.
- Constituir un recurso didáctico para el desarrollo de la educación para la salud, abordando aspectos como alimentación y nutrición, junto con la higiene.
- Constituir una herramienta para el desarrollo de habilidades individuales y sociales.
- Contribuir al multiculturalismo, conociendo las variedades gastronómicas propias y autóctonas, así como las de otras culturas.
El Comedor Escolar como Espacio Educativo
Proyecto:
- Coordinación de todos los profesionales implicados.
- Necesidad de una relación afectiva entre adultos y niños.
- Favorecer la progresiva autonomía de los niños, estimular su participación cada vez mayor y respetar las características individuales, ofreciendo el alimento de forma individualizada.
- El intercambio de información sobre la comida entre las familias y la escuela ha de ser continuo.
- Respuesta adecuada a los niños con necesidades educativas especiales, tanto en menús como en el aprendizaje.