Alimentación y evolución humana: Desde la prehistoria hasta el Neolítico
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Comemos de más: Una parte crucial de nuestras actividades sociales
La función fundamental de la alimentación es nutrir nuestro organismo y procurarle la energía que precisa para llevar a cabo las funciones que requiere el mantenimiento de la vida. Durante miles de años, nuestros antepasados vivieron en un constante estado de escasez de alimentos que los obligaba a optimizar los recursos disponibles. Consumían todo lo que podían cuando había alimentos disponibles. Los cerebros, cada vez mayores, requerían un aumento constante de aporte de calorías. El mecanismo que regula el hambre y la ingesta calórica estaba diseñado para obtener esa cantidad de energía, y ese mecanismo depende del sistema límbico y del cerebro humano.
El sistema límbico tiene un comportamiento instintivo y cumple un papel importante en la fijación de las sensaciones y emociones en la memoria a largo plazo. El tronco cerebral y el sistema límbico permiten que el organismo elabore respuestas automáticas en función de experiencias pasadas para conseguir la supervivencia del organismo. Estas respuestas funcionan inconscientemente y solo podemos ser conscientes de los fenómenos vegetativos que las acompañan.
Resulta importante resaltar que los mismos centros que estimulan la sensación de hambre o saciedad regulan las sensaciones de placer y de agresividad. Los cuatro (comida, sexo, placer, agresividad) están íntimamente conectados. La comida y su relación con el placer y la agresividad ayudaron a la evolución humana, pero hoy en día está generando la mayoría de las enfermedades ligadas al sobrepeso.
Comida y evolución humana: Tres grandes cambios en la alimentación
Tres grandes cambios en la alimentación acompañaron al ser humano en la evolución:
1. Transición de los prehomínidos fuera de la selva
El primer cambio fue motivado por la escasez de frutas y hojas provocada por el retroceso de la selva. Los Australopithecus tuvieron que diversificar su dieta para sobrevivir: tubérculos y semillas, pequeños insectos, carroña. Este cambio alimentario fue fundamental para poder sobrevivir en la sabana y en un ambiente estepario con pocas árboles.
2. Incorporación de la carne en la dieta
La naturaleza primó la supervivencia de aquellos homínidos que pudieron enriquecer su dieta de esta forma. El primer Homo carnívoro, Homo ergaster, precisaba buscar su comida en territorios mayores. El Homo erectus se convierte en depredador y sale de caza, ampliando su territorio cada vez más. La dieta del Homo erectus estaba compuesta en un 50% de fuentes vegetales y en otro 50% de carne magra. Consumía pocos hidratos de carbono y poca grasa. Hacía ejercicio permanentemente.
3. Implantación de la agricultura y ganadería en el Neolítico
Los problemas comenzaron al terminar la última glaciación. Con el progresivo calentamiento del clima, los herbívoros comenzaron a migrar hacia el norte, y la estepa se comenzó a transformar de nuevo en bosque. Forzados por la naturaleza a encontrar nuevas formas de conseguir alimento y con una inteligencia semejante a la del ser humano actual, comenzó la agricultura. Permitió el aumento de la población al aumentar la cantidad de calorías de la dieta y la ausencia de períodos de carencia de alimentos.
La lactancia en el ser humano, en el Paleolítico, duraba 4 años, durante los cuales un nuevo embarazo era casi imposible. Con el nacimiento de la agricultura, los espacios intergenésicos se acortan por la mayor reserva de calorías. El sedentarismo aumenta al facilitar los intercambios sexuales. El aumento de población y el cultivo de la tierra iniciaron formas de vida sedentarias y la construcción de poblados estables. Aumenta la organización social. La domesticación de animales, que acompaña al sedentarismo, facilita la obtención de proteínas animales con un alto contenido en grasas.
El sedentarismo, la ganadería y la agricultura surgen:
- Por el cambio climático que supone el fin de la glaciación (más corrientes húmedas, temperaturas templadas).
- En cuencas con ríos.
- En zonas donde había especies vegetales y animales domesticables.
- En poblaciones con un crecimiento demográfico en aumento.
Buscando comida fuera de África
Hace 10.000 años se inició la agricultura. La población humana se multiplica, llegando a 6 millones a finales del Neolítico. Al mismo tiempo, comienzan las migraciones a todos los continentes, que favorecieron una menor pigmentación de la piel por la escasa luz solar. Supusieron la adaptación al tiempo frío y a nuevos cambios dietéticos, y dieron como resultado las diferentes poblaciones humanas.
Muchas de las diferencias alimentarias tienen su origen en una adaptación biológica al medio natural en el que habitan. La piel blanca y la posibilidad de beber leche permitieron la supervivencia de la especie humana en climas fríos. Las pautas culturales que surgen en las distintas poblaciones tienden a reforzar conductas beneficiosas evolutivamente. Las pautas culturales sobre el hecho de comer van desde los procesos psíquicos del apetito y la saciedad hasta definir lo que es comestible, cómo debe obtenerse el alimento, cómo prepararlo, cómo se sirve y cómo y cuándo se come. Comer se convierte en un hecho cultural.