Alimentación Complementaria y Dietas Especiales en Pediatría: Intolerancias, Obesidad, Pica y Rumiación

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Alimentación Complementaria en Bebés: Introducción y Desarrollo

La alimentación complementaria es el proceso gradual de introducción de alimentos distintos a la leche en la dieta del bebé. A largo plazo, estos alimentos sustituirán a la leche como principal fuente de nutrición. La edad recomendada para comenzar este proceso es entre los 4 y los 6 meses, y generalmente finaliza alrededor del año de edad. Este período es crucial para el bebé, ya que debe adaptarse a nuevos instrumentos (como la cuchara), texturas y hábitos alimentarios.

Transición a la Leche de Continuación y Primeros Alimentos

Si el niño se alimenta con leche de fórmula, a partir del quinto mes se suele cambiar a la leche de continuación. La introducción de nuevos alimentos debe ser progresiva y gradual. Se recomienda ofrecer pequeñas cantidades de cada alimento nuevo y esperar al menos una semana antes de introducir otro, para observar posibles reacciones alérgicas o intolerancias.

  • A partir del cuarto mes: Se inicia con la papilla de frutas.
  • Alrededor de los 6 meses: Se introducen las papillas de cereales sin gluten.
  • Alrededor del octavo mes: Se incorporan las papillas con gluten.

Introducción de Verduras, Proteínas y Otros Alimentos

Siempre bajo la supervisión del pediatra, a partir del sexto mes se pueden comenzar a ofrecer purés de verdura. Alrededor del octavo mes, se introduce la proteína en estos purés, comenzando con carnes blancas como pollo, pavo y conejo. Posteriormente, alrededor del noveno mes, se pueden incluir pescados blancos.

Durante el último trimestre del primer año, se introducen gradualmente:

  • Purés de legumbres.
  • Huevo (inicialmente, solo la yema cocida).
  • Pasta y arroz.
  • Yogures (naturales, sin azúcares añadidos).

Alrededor de los 12 meses, se habrán introducido la mayoría de los alimentos básicos, buscando que la alimentación del niño se asemeje cada vez más a la de un adulto, pero siempre adaptada a sus necesidades nutricionales.

Trastornos de la Conducta Alimentaria en la Infancia

Rumiación

La rumiación es la regurgitación voluntaria de alimentos ya ingeridos. El alimento regresa a la boca sin náuseas, arcadas ni trastornos asociados. El niño puede expulsar el alimento o volver a masticarlo y tragarlo. Este trastorno se observa principalmente en niños con discapacidad intelectual profunda o en bebés menores de un año y medio.

Pica

La pica es la ingestión recurrente de sustancias no nutritivas e inorgánicas, como pintura, yeso, cuerdas, piedras, cabello, ropa, insectos o arena. Aunque se presenta con mayor frecuencia en personas con discapacidad intelectual, también puede ocurrir en niños y adultos con carencias afectivas y físicas.

Dietas Terapéuticas en Pediatría

Dieta para Intolerancias Alimentarias

Una dieta para intolerancias alimentarias se basa en la eliminación de las proteínas que causan la reacción. Por ejemplo:

  • Intolerancia a la proteína de la leche de vaca: Se debe sustituir por leches vegetales (soja, almendras, etc.).
  • Intolerancia al gluten (enfermedad celíaca): Se deben eliminar todos los alimentos que contengan gluten. Esto incluye muchos productos procesados, como platos precocinados y congelados, alimentos empanados o rebozados, conservas de carne, repostería y dulces en general. Es fundamental leer detenidamente las etiquetas de los alimentos.

Dieta para la Obesidad Infantil

El control y la disminución del peso son fundamentales en el tratamiento de la obesidad infantil. Se deben evitar las dietas muy restrictivas que puedan afectar el crecimiento y desarrollo del niño. Lo habitual es seguir una dieta hipocalórica, reduciendo el número de calorías ingeridas. En niños menores de 5 años, estas dietas no deben prolongarse en exceso.

Recomendaciones dietéticas:

  • Eliminar alimentos ricos en carbohidratos refinados.
  • Suprimir el azúcar y los alimentos que lo contengan.
  • Reducir las grasas animales, priorizando las grasas saludables (aceite de oliva, aguacate, frutos secos).
  • Priorizar métodos de cocción saludables: hervido, horno, plancha. Evitar los fritos.
  • Consumir al menos 1,5 litros de agua al día.
  • Aumentar el consumo de frutas y verduras.
  • Preferir pan integral en lugar de pan blanco.
  • Incluir carnes magras y pescados (blancos y azules).
  • Eliminar bebidas gaseosas y azucaradas.
  • Fomentar la actividad física regular.

Es crucial que el niño esté motivado y comprometido con la pérdida de peso y la modificación de sus hábitos alimenticios. El apoyo de padres, educadores y profesionales de la salud es esencial para el éxito del tratamiento.

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