Trabajo y Alienación: Relación del Hombre con la Naturaleza y la Sociedad
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Conceptos Fundamentales: Trabajo y Alienación
El trabajo establece una relación intrínseca entre el hombre, la naturaleza y la sociedad. El ser humano, en su esencia, es un ente activo cuya actividad principal es el trabajo. Esta concepción contrasta con la visión del hombre como ser teórico, originada en la sociedad esclavista griega, donde la labor de transformar la naturaleza recaía en los esclavos. A través del trabajo, el hombre se construye a sí mismo a lo largo de la historia. La alienación, en este contexto, se presenta como un proceso inevitable, ya que no es factible alcanzar la plenitud de nuestra esencia de manera inmediata. De hecho, toda la historia previa al comunismo se caracteriza por ser una historia de alienación.
La Humanización de la Naturaleza a través del Trabajo
Cuando el hombre trabaja para transformar la naturaleza en alimento, vestido, vivienda o elementos de uso humano, está, en efecto, humanizando la naturaleza. Esta humanización no solo se produce al adaptarla a sus necesidades, sino también porque estas necesidades son intrínsecamente humanas y porque estas acciones pueden ser llevadas a cabo por una colectividad de individuos. La colaboración libre emerge como un rasgo distintivo del ser humano, a diferencia de las formas de colaboración colectiva observadas en animales como hormigas y abejas, que son resultado de la necesidad instintiva. La relación del hombre con sus semejantes está mediada por su relación con la naturaleza. Esta relación determina la concepción que el hombre tiene de sí mismo y de los demás. La relación productiva, inevitablemente, transforma el mundo humano y cultural, ya que modifica al hombre mismo.
El Progreso Histórico y la Acumulación de la Acción Humana
Cada generación hereda de la anterior una naturaleza ya transformada, sobre la cual debe actuar para humanizarla aún más. De esta manera, progresivamente, los seres humanos enriquecen su propia esencia, acercándola a su potencial intrínseco. El desarrollo individual está condicionado por el desarrollo de aquellos con quienes se interactúa, ya sea directa o indirectamente. La historia se presenta como un proceso ascendente; a medida que se acumula la acción humana sobre la naturaleza a lo largo de los siglos, se acentúa la brecha entre lo puramente individual y lo humanamente genérico.
La Paradoja de la Humanización: Deshumanización y Alienación
Este proceso de humanización es, paradójicamente, un proceso de deshumanización. La acción del hombre es, por necesidad, una acción alienada. En un mundo caracterizado por la escasez, el hombre se ve forzado a priorizar su supervivencia. La satisfacción de las necesidades individuales se convierte en el motor de su acción, y los demás se transforman en rivales e instrumentos potenciales para sus intereses. Los seres humanos quedan, entonces, irremediablemente separados por un egoísmo radical. Lo específicamente humano queda subordinado a lo genéricamente animal, a lo puramente individual. El género se subordina al individuo, la esencia a la existencia, y la sociedad se disgrega en una multitud de individuos aislados, cuya organización se manifiesta a través de la dominación directa o mediante los mecanismos del mercado, que concilia temporalmente los diversos apetitos y constituye una forma indirecta de dominación.
La Alienación como Proceso Necesario de la Vida Humana
El hombre se encuentra escindido, incapaz de alcanzar la comunidad. La obra humana no se experimenta como una obra colectiva, sino como un destino incognoscible ante el cual los individuos permanecen inertes. El hombre percibe su propia obra como un ente extraño, ajeno, que lo domina. El ser humano no puede existir fuera de la sociedad organizada, pero en ella crea fuerzas que escapan a su control. Este es un proceso inherente a la vida humana, que es, inevitablemente, una vida alienada.