Alienación y Primer Motor Inmóvil: Marx y Aristóteles en Perspectiva
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La Alienación según Marx
A continuación, hablaremos del término alienación, que hace referencia a algo extraño, algo que está fuera de sí, que ha perdido su propia conciencia e identidad. Además, es un término que en filosofía ha sido popularizado por Hegel y sus discípulos Feuerbach y Marx. Por lo tanto, la concepción de alienación, Marx la hereda de Hegel y Feuerbach, aunque frente a Hegel que considera que es algo positivo, Marx lo considera negativo. Para Marx, el hombre está alienado, y el origen de esta es la alienación económica:
- Con respecto al producto de su trabajo: El producto debería ser la objetivación de su trabajo, pero al convertirse en capital de otros, aparece ante el trabajador como algo ajeno a él. Es decir, el producto de su trabajo no le pertenece.
- Con respecto a la propia actividad: Al ser su trabajo apropiado por otro, el trabajador se encuentra extrañado en el trabajo. Como consecuencia, se produce una sorprendente paradoja: para Marx, lo más propiamente humano es el trabajo, hasta el punto de que considera que es el trabajo y no el pensamiento lo que mejor define al hombre. El trabajo se convierte en un mecanismo de producción que el hombre utiliza para ganar dinero, por lo tanto, es algo alienado por el ser humano.
- Con respecto a la naturaleza: Aparece como algo ajeno al trabajador, como propiedad de otro, es decir, la naturaleza se convierte en un recurso para explotar y también está alienado.
- Con respecto a los otros hombres: El hombre es capaz de trabajar solidariamente, esforzándose por la especie humana, pero el trabajo alienado corta su relación con la humanidad y cada uno trabaja para sí mismo y sus propias necesidades.
Marx concluye que la propiedad privada es la consecuencia del trabajo alienado y, por consecuencia, la desaparición del trabajo alienado lo será de la propiedad privada. Esta es la finalidad del comunismo.
El Primer Motor Inmóvil de Aristóteles
Como venimos insistiendo desde el principio, el cambio caracteriza a la naturaleza. Este cambio es interpretado por Aristóteles desde una perspectiva teleológica, es decir, siempre hay una finalidad en cada cambio. Además, también sabemos, por la explicación de las causas del movimiento, que todo cambio tiene una causa eficiente, es decir, un móvil que lo genere, un motor o fuerza que lo produzca. Pero a su vez, este motor y fuerza capaz de producir un movimiento, tiene que ser movido, producido, por otra causa que lo genere. Esto nos llevaría aparentemente a tener que afirmar una cadena de causas infinitas con la que realmente no podríamos explicar nada.
Como la explicación del movimiento tiene siempre una causa final, dada la visión teleológica, no puede afirmarse que la cadena de fines que se muestran y se desarrollan en la naturaleza sea finita, por eso necesariamente tendremos que afirmar un primer motor capaz de fijar las finalidades en toda la naturaleza pero que se mueva por sí mismo sin necesidad de una causa final que explique su movimiento. Este primer motor que fija los fines de toda la realidad es denominado por Aristóteles como primer motor o motor inmóvil.
Existe una necesidad de afirmar un motor inmóvil o un dios en el pensamiento de Aristóteles para no caer en una cadena infinita que no explique nada. El primer motor inmóvil, dios, es capaz de generar todo el movimiento y todas las finalidades de los cambios sin que él sea afectado. ¿Cómo es posible?
Responde porque dios es una realidad perfecta y el mundo tiende a imitarlo, deseo de ser como él. A través del deseo de imitación, cambian las cosas sin que el motor se vea afectado.