Afrodita y Ares: El Amor Clandestino en la Odisea de Homero

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El Episodio de Afrodita y Ares en la Odisea: Una Narración de Demódoco

Este fascinante episodio de la Odisea, en el que interviene la diosa Afrodita, es narrado por el célebre aedo Demódoco. La intervención de Afrodita se sitúa en el Canto VIII de la epopeya homérica.

Contexto del Episodio: La Hospitalidad en Esqueria

El relato se enmarca en el momento en que Ulises y Alcínoo, rey de los feacios, amanecen juntos. Se preparan los detalles para el ansiado regreso de Ulises a su patria. Paralelamente, Atenea, disfrazada de heraldo, insta a los nobles feacios a investigar el origen del recién llegado al palacio de Alcínoo. El rey, en señal de hospitalidad, organiza una gran fiesta y unos juegos en honor a su huésped.

Los Juegos y la Provocación a Ulises

Durante los juegos, Laodamante desafía a Ulises. Ulises, sintiéndose provocado, demuestra su superioridad al vencer a todos en el lanzamiento de disco.

La Intervención de Demódoco y el Canto sobre Afrodita y Ares

En el banquete posterior, Demódoco, el aedo de la corte de Alcínoo, a quien la Musa había privado de la vista pero dotado de una voz melodiosa, es inspirado para cantar las hazañas de los héroes. Inicialmente, narra la disputa entre Ulises y Aquiles, lo que provoca el llanto de Ulises.

Tras saciarse del festín, los aqueos se disponen a competir en los juegos. Laodamante invita a Ulises a participar, pero este declina, explicando que su alma está ocupada por las penurias sufridas y su deseo de regresar a casa, solicitando ayuda para su viaje.

En este punto, Demódoco, acompañado de su cítara, comienza a entonar la historia de los amores clandestinos de Ares y Afrodita:

El Engaño de Hefesto

El aedo relata cómo Ares y Afrodita se unieron por primera vez en secreto en el palacio de Hefesto. Sin embargo, Helios, el Sol, fue testigo de su unión y se lo comunicó a Hefesto. El dios herrero, enfurecido, urdió una ingeniosa trampa:

  • Tejió una red invisible, semejante a finos hilos de araña, que cubrió el lecho con gran astucia.
  • Estos hilos, imposibles de detectar incluso para los dioses, estaban diseñados para atrapar a los amantes.
  • Hefesto, simulando dirigirse a Lemnos, dejó la trampa preparada en su dormitorio.

La Captura de los Amantes

Ares, el dios de la rienda de oro, al ver partir a Hefesto, se apresuró hacia el palacio, deseoso de unirse a Afrodita, la diosa de la hermosa corona, originaria de Citera. Ambos se entregaron a su pasión en la cama, sin percatarse de la trampa. Al instante, quedaron enredados en los invisibles hilos, incapaces de mover sus miembros o liberarse.

La Revelación y la Vergüenza Divina

Helios, que mantenía su vigilancia, informó a Hefesto de la situación. El dios cojo regresó a su palacio, con el corazón lleno de ira. Deteniéndose en el pórtico, gritó a todos los dioses:

"¡Padre Zeus y demás dioses felices que vivís eternamente! ¡Venid aquí para presenciar un espectáculo ridículo y vergonzoso! Ved cómo Afrodita, hija de Zeus, me deshonra continuamente. Por ser yo cojo, se entrega al pernicioso Ares, que es hermoso y tiene ambos pies, mientras que yo soy lisiado."

La escena provocó la risa de todos los dioses presentes, a excepción de Poseidón, quien intercedió ante Hefesto para que liberara a los amantes, a cambio de una promesa de compensación.

La Liberación y las Consecuencias

Una vez liberados, Ares huyó a Tracia y Afrodita regresó a Chipre.

El Regreso de Ulises y la Petición Final

Tras mostrar a Ulises el arte del baile de los feacios, estos le obsequian con valiosos presentes. Nausícaa le pide que no olvide que ella fue quien lo salvó.

Ulises, conmovido, solicita a Demódoco que narre la historia del Caballo de Troya. El aedo canta el saqueo de Troya y la protección de Atenea sobre Ulises, lo que provoca nuevamente el llanto del héroe. Alcínoo, al percibir la aflicción de Ulises, ordena a Demódoco que cese su canto, al notar que no resulta agradable para los presentes. Finalmente, el rey de los feacios pide a Ulises que relate su identidad, su origen y las peripecias que lo han llevado hasta allí.

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