Actitudes Fundamentales ante la Diversidad Cultural: Claves para la Convivencia Educativa
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Actitudes ante la Diversidad Cultural
Etnocentrismo, Racismo y Xenofobia: El Rechazo a la Diversidad Cultural
El etnocentrismo es la actitud que mantienen aquellos que juzgan a las demás culturas desde sus propias categorías culturales, considerando que solo sus valores y pautas culturales son buenos, sensatos y normales. En consecuencia, consideran que todas las demás culturas son malas, insensatas y absurdas. El etnocentrismo es un efecto de la socialización.
Según el prejuicio etnocentrista, las formas de vida propias son consideradas "normales". Esta actitud ha estado en la base de fenómenos como el imperialismo o la colonización. Esta postura puede degenerar en posiciones más radicales, como:
- La xenofobia: es una actitud de desprecio y rechazo hacia lo extranjero, diferente o extraño. Según la filósofa española Adela Cortina, en la actualidad hay dos grupos que asumen estos planteamientos radicales. La posición más extendida es la aporofobia, que consiste en el rechazo y el desprecio hacia el pobre.
- El racismo: se manifiesta en cualquier comportamiento que permita la marginación o el aislamiento de personas en función de su raza, religión, etc.
El Relativismo Cultural: Todas las Culturas son Respetables
El relativismo cultural es la teoría que afirma que los valores, comportamientos, creencias, etc., dependen del sistema cultural al que pertenecen.
Si cada cultura encuentra su razón de ser dentro de su propio contexto medioambiental e histórico, todas las culturas se justifican por sí mismas, son incomparables entre sí y todas son igualmente válidas.
El Universalismo Transculturalista: Convivencia en la Diversidad
Esta actitud pretende superar los problemas que plantea el relativismo. Según el universalismo transculturalista, compartimos el anhelo de querer realizarnos como personas libremente y desde el respeto a nuestra dignidad. Sin embargo, nada impide que sea deseable universalizar valores como el respeto, la libertad o la igualdad, ya que no se trata de imponer costumbres a otras culturas, sino de respetar la igualdad y la libertad. Con ello, además, se favorece la crítica de nuestra propia cultura, ya que somos conscientes de la necesidad de cambiar determinados valores.
La diversidad es tal que resulta imposible encontrar dos culturas exactamente iguales. Sin embargo, cabe constatar que por debajo de las diferencias laten ciertas semejanzas. Los antropólogos culturales hablan de universales culturales para referirse a esos rasgos comunes a todas las culturas.