Acompañamiento y Empoderamiento: La Relación de Apoyo en Contextos de Violencia de Género

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Relación de Ayuda en Violencia de Género

18.1. ¿Qué entendemos por relación de ayuda?

Según Brusco (1997), entendemos por ayudar el hecho de ofrecer recursos a una persona con el fin de que pueda superar una situación difícil o hacer frente a la misma y vivirla de la manera más saludable posible. Según este autor, dichos recursos pueden ser materiales, técnicos y relacionales.

La expresión “relación de ayuda” se refiere a un modelo de interacción en el que los objetivos se conectan directamente con las necesidades de la persona que busca apoyo, e implican:

  • Aprender a manejar los problemas a partir del reconocimiento de los propios recursos y el desarrollo de las oportunidades disponibles.
  • Aprender a superar situaciones conflictivas más allá del período de ayuda formal.
  • Facilitar el cambio a través de la acción.

Se establece un tipo de relación entre dos personas, basada en el compromiso mutuo de ayudar y recibir ayuda. Desde esta perspectiva, el centro de interés no es únicamente el problema, sino las propias mujeres, quienes experimentan situaciones de dificultad que, a su vez, las llevan a necesitar apoyo. En la relación de ayuda, se busca acompañar en las diferentes fases con el objetivo de reconocer, identificar y trabajar las dificultades y miedos, conjuntamente con los recursos disponibles.

Dentro de este enfoque, destaca Carl Rogers y su teoría de la orientación no directiva, fundamentada en el respeto por el ser humano y su capacidad inherente para autoconocerse y resolver sus propios problemas:

"El individuo tiene la capacidad suficiente para manejar en forma constructiva todos los aspectos de su vida que potencialmente pueden ser reconocidos en la conciencia."

18.2. ¿Cuál es el objetivo de la relación de ayuda?

Entendemos el sufrimiento como la emoción generada por cualquier condición que someta a un sistema nervioso a un desgaste. Cuando el sufrimiento se manifiesta de forma consciente, lo hace en forma de dolor o infelicidad. Cuando es inconsciente, se traduce en agotamiento o cansancio. El sufrimiento limita nuestras expectativas futuras o las suprime dolorosamente; reduce nuestra capacidad de acción y, en situaciones extremas, se impone con tal fuerza que podría causar la muerte psicológica e incluso física.

El sufrimiento es diferente al dolor. El dolor tiene un correlato fisiológico, mientras que el sufrimiento, si bien puede cursar con dolor, posee una dimensión espiritual.

Independientemente de la profesión de la persona que brinda ayuda, desde el planteamiento de la relación de ayuda, es fundamental acoger, escuchar y comprender a las mujeres. La relación de ayuda tiene como objetivo principal ayudar a las mujeres a afrontar su situación de diversas maneras, a observar la realidad desde una nueva perspectiva que les permita tomar decisiones informadas sobre su vida, a trabajar desde sus potencialidades y a movilizar sus propios recursos.

Aspectos Clave en la Relación de Ayuda

  • Propiciar que las mujeres supervivientes de violencia de género se responsabilicen en la búsqueda de soluciones.
  • Cuidar el lenguaje y el estilo personal.
  • Trabajar el consentimiento de la mujer superviviente de violencia de género.
  • Mantener la objetividad.
  • Ser conscientes de las potencialidades de la situación, especialmente las de la mujer.
  • No buscar culpables ni culpabilizarse.
  • Tener presente el contexto social de la familia.
  • No utilizar tonos de censura o de valoración culpabilizadora.
  • Acompañar y orientar a la mujer superviviente de violencia de género durante todo el proceso.
  • Dar refuerzos positivos.
  • Devolver continuamente a la realidad.
  • No juzgar ni prejuzgar conductas.

Diferentes Formas de Ayudar

Según el autor Bermejo (1998), la relación de ayuda se configura en diferentes estilos, dependiendo de la disposición de la persona que ayuda y del uso del poder por parte de la misma. Esta relación puede establecerse centrada en la persona o centrada en el problema.

De la disposición y el uso del poder surgen diferentes estilos en la forma de abordar las relaciones de ayuda:

Estilos Directivos

  • Directivo
  • Paternalista
  • Autoritario

Estilos Facilitadores

  • Facilitador
  • Participativo
  • Democrático

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