Los 6 Fundamentos Psicosociales de la Comunicación Interpersonal Efectiva

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Habilidades Esenciales para la Comunicación Interpersonal

La comunicación efectiva se construye sobre pilares fundamentales que requieren tanto de la activación de nuestros sentidos como de una postura ética y consciente hacia el interlocutor. A continuación, se detallan las habilidades clave que facilitan el desarrollo de relaciones auténticas y productivas.

1. Atención y Escucha

El atender y el escuchar son habilidades complementarias que constituyen el punto de partida de la comunicación interpersonal efectiva. Cuando realmente atendemos y escuchamos, nuestros sentidos, la mente y el cuerpo se ponen al servicio de la comunicación. No basta con poner atención, hay que mostrar que se está atendiendo. De esta manera, el otro aprecia un interés real por él.

De modo similar, escuchar y comunicar que se escucha significa que estamos alerta a todos los mensajes verbales y no verbales que envía nuestro interlocutor. Además de oír y ver, nos concentramos en el otro, dispuestos a comprender todo lo que nos está comunicando.

2. Respeto

La palabra respeto viene del latín y se relaciona con las ideas de "viendo" y "contemplando". Significa, por lo tanto, el ver y apreciar al otro en su calidad de ser humano, valorándolo por sí mismo como una persona diferente que tiene los mismos derechos que reclamamos para nosotros.

Sin embargo, se tiende a entender el respeto como obediencia a lo ordenado por alguna figura de autoridad, hecho que lo asocia más al poder que al interés por la persona.

3. Concreción

La concreción es una de las habilidades importantes que facilita el desarrollo de comunicaciones a un nivel más personalizado y experiencial. Es la habilidad para comunicar en forma directa, elocuente y específica los sentimientos y experiencias concretas, evitando que se oculten detrás de racionalizaciones abstractas.

La concreción tiene tres importantes funciones:

  1. Asegurar que la expresión del emisor no se convierta en algo vago, abstracto e intelectualizante y, por tanto, separado emocionalmente de los sentimientos y experiencia del receptor.
  2. Forzar al emisor a ser más exacto para la mejor comprensión del receptor, sin que el primero se escude en intelectualizaciones defensivas y abstractas.
  3. Ayudar al receptor para que se centre en los sentimientos específicos y experiencias concretas.

4. Inmediatez

La inmediatez se define como la habilidad para discutir abierta y directamente con otra persona lo que está ocurriendo en el aquí y ahora de la relación interpersonal entre ambos. Esto implica que la persona que expresa inmediatez debe poseer habilidades de atención y escucha, empatía y confrontación.

La inmediatez facilita que el emisor manifieste su intuición sobre lo que la otra persona siente aquí y ahora en la relación para con él.

5. Genuinidad

La genuinidad es la habilidad para presentarse y comportarse ante los demás tal y como uno es, dejando afuera toda fachada o representación de un rol. Permite establecer relaciones auténticas, sin que esto signifique que se tenga que expresar todo lo que se siente, o negar los sentimientos negativos que puedan surgir en la relación.

Solo significa que los sentimientos que surjan en la relación deben ser utilizados en forma constructiva, de modo de lograr una relación más profunda. La genuinidad es una característica natural del niño que la va perdiendo a través del proceso de socialización que tiene lugar en la casa y la escuela. Junto con formarnos para ser personas educadas y corteses, nos condicionamos para ser diplomáticos, poco espontáneos e inauténticos. Lo opuesto a la genuinidad es ser falso.

6. Confrontación (o Contrastación)

La confrontación es mostrar a otra persona que ha sido inconsistente con lo que ha dicho, o con lo que se ha comprometido, o que lo que dice y hace es inconsistente con un hecho objetivo. El propósito de la confrontación es ayudar a que el otro tome conocimiento de sí mismo y que considere nuestra petición de que cambie su comportamiento por otro más favorable a la relación que mantenemos.

A diferencia de la agresión, la confrontación no ataca al otro, sino que trata de ayudarlo y de desenmascarar distorsiones, discrepancias, incongruencias y/o manipulaciones que suelen interferir la comunicación efectiva. La confrontación es una habilidad comunicacional basada en un profundo respeto por el otro y en el conocimiento empático del alcance de los comportamientos que exhibe el interlocutor.

Se tiende, con bastante frecuencia, a identificar el término con pelea, disgusto o enfrentamiento. Sin embargo, recordemos la definición oficial de la confrontación que nos dice:

"Ponerse una persona frente a otra; cotejar una cosa con otra; simpatía, conformidad natural entre personas".

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