El 2 de mayo de 1808 en Madrid: La carga de los mamelucos de Goya

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La carga de los mamelucos: Un grito contra la guerra en la pintura de Goya

La carga de los mamelucos es un óleo sobre lienzo pintado por Francisco de Goya en 1814, junto a Los fusilamientos del tres de mayo (también conocido como *Los fusilamientos de la Moncloa*). Ambas obras, realizadas una vez concluida la Guerra de la Independencia española, reflejan los apuntes tomados por Goya durante esos años o relatos de testigos presenciales (aunque parece probado que Goya no presenció el levantamiento popular). La guerra, que supuso una profunda conmoción para el ilustrado pintor, dejó una huella imborrable en su obra, tanto en estos dos cuadros de gran formato (268 cm por 347 cm mide *La carga de los mamelucos*) como en la serie de grabados Los desastres de la guerra.

El levantamiento del 2 de mayo de 1808

La obra representa un episodio ocurrido en Madrid el 2 de mayo de 1808. Grupos de ciudadanos intentan impedir el traslado a Francia del infante Francisco de Paula, hijo menor del rey Carlos IV. Este hecho marca el inicio del levantamiento general del pueblo español contra los franceses, evidenciando el rechazo a la política napoleónica y a la imposición extranjera tolerada por parte de la administración española.

En la escena, Goya plasma el ataque de las masas populares a un grupo de mamelucos, soldados egipcios mercenarios al servicio de los franceses. Al elegir este episodio, el artista muestra magistralmente la rabia y la violencia que llevaron a diversos elementos de las clases populares madrileñas a enfrentarse, armados con cuchillos, a un ejército bien pertrechado, la élite de la Europa del momento. Además, Goya introduce el elemento del "odio" hacia el musulmán, conectando con la interpretación tradicional de la "Reconquista cristiana" de España.

Análisis de la composición

El centro compositivo del cuadro lo ocupa un soldado mameluco muerto que cae de su caballo, mientras otro individuo apuñala al animal. Este acto, carente de sentido (el caballo no es el enemigo), subraya la irracionalidad de la guerra y su tendencia a la destrucción sistemática. El resto de la composición muestra a otras figuras que atacan a jinetes y monturas, mientras el ejército francés intenta escapar de la carnicería.

Destacan las expresiones de los rostros: rabia e indignación en los madrileños, miedo en los franceses e incluso en sus caballos. La escena, enmarcada por edificios representados de forma genérica, se desarrolla dentro de la ciudad, sin restar protagonismo a la acción.

Dinamismo, dramatismo y técnica pictórica

La escena está impregnada de dinamismo y dramatismo, con movimientos exacerbados y violentos, características que influirán posteriormente en artistas románticos como Géricault y Delacroix. Esta exacerbación del movimiento parece contagiarse a la técnica de Goya, quien utiliza pinceladas rápidas, sueltas, a base de manchas, como si surgieran de un estallido de violencia del propio pintor.

En cuanto al color, resalta la brillantez y el uso del llamativo rojo de la sangre que salpica la escena. Goya lo trata con gran libertad, incluyendo reflejos verdes en la cabeza de un caballo debido a los efectos de la sombra.

En definitiva, La carga de los mamelucos, junto a Los fusilamientos del tres de mayo, constituye un alegato antibelicista, adelantándose en más de cien años a las corrientes contemporáneas que también abordan esta temática.

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