Quijote resumen

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Capítulo 1

El cura y el barbero estuvieron bastante tiempo sin ir a visitar a don Quijote aunque se enteraban de sus progresos por medio de su ama y de la sobrina las cuales afirmaban que estaba recobrando el juicio.

Unos días después, el cura y el barbero fueron a visitar a don Quijote el cual les recibió efusivamente. Estos estuvieron hablando de muy diversas cosas pensando que don Quijote estaba cuerdo. El cura como prueba de oro decidió contarle a don Quijote que el rey estaba recibiendo una invasión. De este modo don Quijote contestó diciendo que tendría que recurrir a los caballeros andantes que gustosamente le ayudarían. De este modo comprendieron que don Quijote seguía loco.

El barbero contó una historia de un loco que residía en Sevilla. don Quijote en respuesta a esta historia comenzó a hablar de la edad de los caballeros dando a entender al cura y al barbero que tenía en mente una nueva salida. El cura comienza a provocar a don Quijote diciéndole que los caballeros andantes no existen y don Quijote en respuesta comienza a dar opiniones muy documentadas entre las cuales decía que los caballeros son tan reales que se podría llegar a afirmar que él ha visto a Amadís, a Reinaldos y a Roldán.

Capítulo 2

El cura y el barbero decidieron irse a la vez que escuchaban cómo el ama y la sobrina de don Quijote están acusando a Sancho, que quería ir a visitar a su amo, de haber engañando a don Quijote.

Al oír esto don Quijote manda a Sancho entrar para poder hablar con él. don Quijote le pregunta a Sancho cuál es la opinión del pueblo sobre sus hazañas. Sancho le responde diciendo que en el pueblo todo el mundo dice que don Quijote estaba loco y que Sancho era un mentecato y que también se decía que don Quijote se había puesto el “don” y que se había hecho caballero sin derecho a ello. don Quijote dijo que esos rumores eran todos causa de la envidia.

Sancho le contó también que Bartolomé Carrasco, que acababa de hacerse bachiller en Salamanca, le contó que había visto impresa la historia de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”. don Quijote al oír esto mandó a Sancho en busca del bachiller.

Capítulo 3

Cuando se fue Sancho, quedó don Quijote pensando cómo era posible que alguien hubiese escrito sus aventuras si no había transcurrido mucho tiempo desde que las comenzó. También le preocupaba el que el escritor del libro se hubiese inventado algo acerca de su amada Dulcinea.

Cuando Sansón Carrasco, el bachiller, llegó a donde estaba don Quijote se arrodillo ante él como si de un gran caballero se tratara, y comenzó a alabar las aventuras que había leído en ese libro.

El Capítulo termina contando cómo el bachiller y don Quijote ponen en común detalles de la primera parte, como por ejemplo lo que hizo Sancho con los cien escudos de oro que encontraron en Sierra Morena y los errores del autor, como la inclusión de la novela del Curioso Impertinente y el extraño hurto del jumento de Sancho. Finalmente, el bachiller le manifiesta lo famosas que son sus aventuras ya que las leen todas las personas por todo el mundo.

Capítulo 4

Sancho comenzó a explicar qué fue lo que sucedió con los cien escudos y también explicó el famoso robo del jumento.

En ese momento escucharon relinchar a Rocinante lo que consideraron como un indicio de buena suerte. Más tarde decidieron realizar una nueva salida en unos tres o cuatro días.

Mas tarde después que don Quijote le hubo pedido al bachiller que compusiese unos versos para despedirse de Dulcinea, acordaron marcharse en unos ocho días, con la condición de que el bachiller no le dijese nada al cura, al barbero, a su sobrina, ni al ama.

Capítulo 5

En este capítulo Sancho mantiene una intensa conversación con su mujer, Teresa, acerca de que don Quijote y él van a volver a las aventuras y que don Quijote le había renovado las promesas de darle una ínsula al terminar sus aventuras.

Durante el resto del capítulo Sancho y su mujer discuten acerca de si cuando Sancho sea monarca de la ínsula su hija deberá casarse con un igual o con un gran monarca vecino. Como conclusión, Sancho obedece a su mujer, la cual se había puesto a llorar, y le dice que nombraría a su hija condesa lo más tarde posible.

Acabada la conversación, Sancho se fue con don Quijote para ultimar los detalles de su partida.

Capítulo 6

La sobrina y el ama de don Quijote al temer que éste volviera a las andadas comenzaron a decirle que sería mejor que fuese a servir al rey y que dejara de ser un caballero andante. don Quijote al oír esto comenzó a comparar a los caballeros andantes con los caballeros cortesanos. Mientras tanto su sobrina le intentaba convencer de que los caballeros andantes no son más que tonterías, también le decía la sobrina a don Quijote que otro motivo por el cual él no podía ser caballero era por que era pobre y solo los hidalgos y los ricos podían ser caballeros.

Don Quijote le comenzó a explicar que él había nacido bajo la influencia de Marte por lo que debía dedicarse a las armas y añadió que no se molestasen más en intentar impedírselo ya que era el cielo quien ordenaba que él fuese caballero.

Al poco tiempo apareció Sancho y don Quijote le recibió con grandes abrazos y se encerró con él en sus aposentes.

Capítulo 7

En cuanto el ama de don Quijote vio entrar a Sancho se fue a buscar al bachiller para que impidiese la salida de ambos. Cuando el bachiller escuchó lo que le dijo el ama, le aconsejó que se tranquilizara y que se fuese a casa, que más tarde iría él.

Cuando Sancho estuvo solo con don Quijote le pidió, por consejo de su mujer, un salario ya que no se podía mantener de las mercedes. don Quijote le dijo que era tradición que los escuderos se mantuviesen de las mercedes de su señor y que él no estaba dispuesto a romper ninguna tradición caballeresca. don Quijote le dijo a Sancho que si no quería continuar siendo su escudero que ya encontraría otro escudero.

Al poco tiempo apareció el bachiller junto con el ama y la sobrina de don Quijote. El bachiller se acercó a don Quijote y le animó a proseguir con su aventura  ofreciéndose incluso para ser su escudero. Sancho al oír esto comenzó a llorar y le dijo que él seguiría siendo su escudero y que solo le había pedido el sueldo para complacer a su mujer. Después de esto Sancho y don Quijote se abrazaron y acordaron que la salida fuese a los tres días. Después de esto el ama y la sobrina se quedaron asombradas y desesperadas al ver que el bachiller estaba del lado de don Quijote y no del suyo.

Sancho consiguió calmar a su mujer y don Quijote a su sobrina y al ama. A los tres días partieron hacia el Toboso, pero esta vez Sancho llevaba una bolsa de dinero que le había dado don Quijote para cubrir los gastos que se les presentaran.

Capítulo 8

Don Quijote antes de comenzar sus aventuras decide ir a ver a Dulcinea al Toboso para recibir su permiso y su bendición para emprender sus aventuras. Sancho le advierte que la última vez que vio a Dulcinea estaba recogiendo trigo pero don Quijote atribuyó este comportamiento a los encantamientos.

Sancho comienza a hacer conjeturas acerca de si el escritor del libro le habrá tratado bien a pesar de sus defectos. Mientras tanto don Quijote comienza a manifestar su deseo de alcanzar la fama y acaba explicando cómo los caballeros andantes son capaces de dominar los pecados capitales.

Sancho le dice a don Quijote que si lo que quiere es alcanzar la fama seria mejor dedicarse a la vida santa ya que se hace más famoso un buen fraile que un gran caballero andante.

Al anochecer llegaron al Toboso y don Quijote decidió entrar una vez fuese de noche por lo que estuvieron descasando un rato junto a unas encinas. Sancho estaba preocupado ya que nunca había visto a Dulcinea y tenía miedo de que su amo le mandase a buscarla.

Capítulo 9

Don Quijote y Sancho entraron a media noche al Toboso para buscar el palacio de Dulcinea, el que no encontraban ya que no existía. Tras un tiempo buscando llegaron a la conclusión de que ninguno de los dos conocía a Dulcinea pues don Quijote se había enamorado de ella por la buena fama que tenía y Sancho la había visto también por los comentarios que de ella le habían hecho.

Después de un buen rato buscando Sancho decide convencer a don Quijote para que éste se quede esperando en un encinar hasta que Sancho encuentre a Dulcinea y le diga que su amado caballero le está esperando en un encinar cercano.

Capítulo 10

Antes de marchar Sancho en busca de Dulcinea, le había ordenado don Quijote que se fijara en las reacciones físicas que mostrara Dulcinea al enterarse de que estaba allí su caballero.

Antes de que Sancho comenzara su búsqueda se sentó, donde su amo no pudiese verle, para reflexionar acerca de la locura de su amo que aunque Sancho le llevase a otra persona que no fuese Dulcinea, don Quijote juraría que su amada está encantada. Al atardecer Sancho vio pasar cerca de él a tres labradoras y fue corriendo junto a su amo para decirle que Dulcinea se acercaba con dos de sus sirvientas y de este modo se inventó sus ropas para que su amo pensase que su amada se acercaba.

Cuando se estaban acercando las tres labradoras, se puso en marcha el plan de Sancho ya que él pensaba que cuando su amo viese a las tres labradoras e hiciese caso a Sancho que decía que era Dulcinea con sus sirvientas, pensaría que estaban encantadas.

Las labradoras, al oír las alabanzas que don Quijote hacía de ellas, salieron corriendo escapando de don Quijote y de Sancho. Después de ver cómo las tres labradoras huyeron Sancho y don Quijote comenzaron a hablar contra los encantadores que privaron a don Quijote de ver la belleza de su amada, Dulcinea. Finalmente, don Quijote y Sancho prosiguieron su camino hacia Zaragoza donde se celebraban todos los años unas fiestas muy importantes.

Capítulo 11

Cuando don Quijote y Sancho iban de camino a Zaragoza, conversando tranquilamente, se les apareció una carreta con personajes aterradores como la muerte acompañada de maléficos personajes. Ante el aparente miedo de don Quijote y Sancho estos personajes confesaron pertenecer a una compañía de teatro que acababa de representar “Las Cortes de la Muerte” en un pueblo cercano y todavía no les había dado tiempo a cambiarse de ropa.

Cuando don Quijote se encontraba ya más tranquilo y dispuesto a marcharse apareció otro extraño personaje con un palo en la mano con el cual golpeó el suelo haciendo que Rocinante saliese corriendo tirando a don Quijote al suelo, cuando Sancho estaba dispuesto a ayudarle este extraño personaje se montó encima de Rucio, el burro de Sancho, golpeándolo y haciéndole salir corriendo. Cuando Rucio consiguió tirar a su agresor al suelo volvió con Sancho.

Cuando don Quijote se levanto estaba dispuesto a pelearse con los actores pero Sancho le quitó la idea de la cabeza diciendo que ellos no eran caballeros con lo que don Quijote no se podía pelear con ellos. Sancho le dijo esto a don Quijote porque había visto cómo los actores se estaban armando con piedras. Pero don Quijote en su afán de venganza le dice a Sancho que es su deber vengarse, pero Sancho rehúsa el ofrecimiento ya que dice que no es un ser vengativo.

Finalmente, don Quijote le dice a Sancho que partirán en busca de nuevas aventuras.

Capítulo 12

Después de la pequeña aventura del capítulo anterior Sancho y don Quijote se dispusieron a pasar la noche bajo unos árboles no muy alejados del lugar.

Durante la noche, don Quijote comenzó a comparar la comedia con la vida. Sancho le dijo que era una sabia comparación pero que ya estaba demasiado vista. Después de decir esto Sancho comenzó a confesarle a don Quijote lo mucho que estaba prosperando cerca de él ya que antes no tenía ningún tipo de conocimiento y ahora ya conoce bastante más acerca de la caballería, sus leyes y otros temas de cultura de aquella época.

Al llegar a un prado don Quijote aprovechó para descansar tumbado bajo una encina, mientras Sancho dormía también al pie de un alcornoque.

Algo más tarde, don Quijote se despertó al oír cómo un hombre, que se hacia llamar “El Caballero del Bosque”, que al igual que don Quijote era caballero andante, bajaba de su caballo y comenzaba a explicar cómo su amada, Casildea de Vandalia, no le correspondía para nada todo el amor que él le ofrecía. Al darse cuenta el caballero de que don Quijote estaba cerca de él se presentó y comenzaron a hablar de sus amores. Los dos escuderos dejaron a sus respectivos caballeros hablando solos mientras ellos se iban a hablar de cosas de escuderos algo más lejos de allí.

Capítulo 13

En este Capítulo se nos narran las conversaciones que mantienen Sancho y el escudero del Caballero del Bosque.

Ambos comienzan hablando de las recompensas que sus respectivos caballeros les habían ofrecido. El del Caballero del Bosque dice que su amo le había ofrecido un canonicato, de lo que Sancho deduce que El Caballero del Bosque era un caballero a lo eclesiástico.

Después comienzan a hablar de las respectivas familias de cada escudero. Sancho dice que tiene dos hijos y alaba especialmente a su hija a la cual convertirá en Condesa en cuanto don Quijote le dé su recompensa. En ese momento tras un comentario no apropiado del colega de Sancho, Sancho le dice que sus formas de hablar no son apropiadas de gente que acompaña a caballeros andantes.

Mas tarde comienzan a hablar de las enamoradas de sus amos y de las cualidades de sus amos. El del Caballero del Bosque dice que su amo es muy valiente pero algo bellaco. Sancho dice que don Quijote no tiene absolutamente nada de bellaco ya que, en realidad, es incapaz de hacerle daño a nadie.

Finalmente ambos escuderos comienzan a comer y a beber unos exquisitos manjares que llevaba el escudero del Caballero del Bosque. Después de haber comido y bebido ambos escuderos se quedaron dormidos.

Capítulo 14

Mientras tanto El Caballero del Bosque y don Quijote dialogaban acerca de sus aventuras y de sus amadas.

El Caballero del Bosque afirmó que entre sus aventuras había vencido a muchísimos caballeros incluyendo entre ellos al gran don Quijote de la Mancha. Don Quijote al oír esto se hizo el tonto para que más tarde confesara su propia mentira. Al ver que éste no lo confesaba y se emperraba en su mentira don Quijote le retó a un duelo en el cual el caballero que saliese vencido obedecería al vencedor.

Ambos caballeros fueron a avisar a sus escuderos para que prepararan todo para la batalla. Momentos antes de la batalla Sancho se subió a un árbol ya que tenía miedo del Caballero del Bosque debido a todo lo que le había contado el escudero de este caballero.

Finalmente, debido a que el caballo del Caballero del Bosque se quedó parado justo delante de Rocinante durante la pelea, don Quijote derribó al Caballero del Bosque y salió victorioso del duelo.

Después de caer al suelo el Caballero del Bosque, Sancho y don Quijote se dieron cuenta de que era el bachiller Sansón Carrasco. A su vez Sancho se dio cuenta de que el escudero del Caballero del Bosque era su vecino Tomé Celial y entonces le pidió a don Quijote que no matara a Sansón Carrasco. Al reanimarse Sansón Carrasco, don Quijote le obligó a ir al Toboso a encomendarse a la dama de don Quijote y a admitir que no había vencido a don Quijote sino a alguien que se parecía mucho a él. Después de esto don Quijote y Sancho prosiguieron su camino hacia Zaragoza.

Capítulo 15

Obviamente, el bachiller había acordado con el cura y el barbero el animar a don Quijote a realizar su tercera salida y que de este modo cuando Sansón se hiciese pasar por el Caballero del Bosque y venciera a don Quijote le obligaría a volver a la ciudad para cumplir el acuerdo como vencido que había salido del duelo.

Sansón Carrasco manifiesta notablemente su deseo de salir y apalear a don Quijote como venganza mientras que Tomé Celial, su supuesto escudero, decide irse a su casa y dejar de actuar como un simple loco.

Capítulo 16

Iba don Quijote muy contento después de su reciente victoria cuando encontró a un hombre, que iba sobre una yegua tordilla. Don Quijote al verle le propuso que hiciesen el camino juntos. El hombre al oír las aventuras que don Quijote contaba se dio cuenta que no debía de estar muy bien de la sesera.

El hombre dijo que se llamaba don Diego de Miranda y que era un hombre rico que pasaba el tiempo entreteniéndose con buenas obras. Cuando don Quijote le preguntó por la familia este dijo que no estaba muy contento ya que su hijo que acababa de regresar de estudiar leyes en la universidad de Salamanca no quería seguir estudiando leyes porque se encontraba absorto en la poesía. Don Quijote al oír esto le dijo que un padre nunca debía frustrar los deseos de un hijo y que la poesía no tenía nada de malo. Entonces don Quijote comenzó a alabar la poesía de tal manera que el hombre se dio cuenta del buen juicio de don Quijote.

Al poco rato vieron como por el camino se acercaba un carro con muchas banderas reales, don Quijote cuando lo vio se dio cuenta de que estaba ante una nueva aventura.

Capítulo 17

Al ver don Quijote ese extraño carruaje llamó a Sancho el cual había puesto unos quesos, que acababa de comprar a unos pastores, en la celada de don Quijote, cuando este se la puso y el queso se comenzó a derretir a don Quijote se le comenzó a llenar la cara de queso derretido y pensó que se le estaban derritiendo los sesos o que estaba sudando de una manera impresionante, cuando se quito la celada y se dio cuenta le echó la culpa a los encantadores.

Don Quijote le preguntó al hombre que conducía el carro que cuál era la mercancía que llevaba, este le dijo que eran dos leones que llevaba al rey como regalo del general Orán. Además de esto les pidió que se apartaran ya que los leones estaban muy hambrientos. Don Quijote le ordenó al hombre del carro que abriese la jaula, que se iba a enfrentar a los leones porque no les tenía ningún miedo. El hombre del carro accedió pero le pidió tiempo para que él y sus compañeros se apartaran. Cuando el leonero le abrió las puertas de la jaula al león se dio la vuelta y al no ver nada interesante se volvió a acostar en la jaula ignorando completamente a don Quijote.

Don Quijote le pidió al leonero que sacase a los leones pero tras la negativa le dijo al hombre del carro que contase en todas partes la hazaña de don Quijote que a partir de esa hazaña pensaba llamarse el Caballero de los Leones.

En ese momento don Diego estaba pensando cómo era posible que don Quijote estuviese loco en actos y comportamiento mientras que cuando habla parece la persona más cuerda del mundo. En ese momento don Quijote comenzó a hablar de las diferencias entre caballeros y el ejército de la andante caballería.

Capítulo 18

Al medio día don Quijote, Sancho y don Diego llegaron a la casa de este ultimo donde se hospedaron durante unos días. Don Diego le dijo a  su hijo, Lorenzo, que juzgara él mismo la locura de don Quijote. Don Quijote comenzó a hablar con don Lorenzo, habló de los caballeros de tal manera que dejó con la boca abierta a todo aquel que le escuchó. Don Lorenzo llegó a la conclusión de que don Quijote estaba loco pero tenía muchos momentos de total cordura en sus comentarios.

Al poco tiempo comenzó don Quijote a hablar con don Lorenzo de la poesía y le pidió a don Lorenzo que le leyese algunas de sus poesías, tras leérselas don Quijote opinó que era un gran poeta.

Al cabo de unos días don Quijote decidió marcharse ya que dijo que un caballero no podía pasar mucho tiempo sin aventuras.

Al irse, Sancho se sentía muy triste ya que en casa de don Diego vivía en la abundancia todos los días.

Capítulo 19

Cuando proseguían su camino encontraron a dos estudiantes los cuales tras un tiempo hablando invitaron a don Quijote a que asistiera a las bodas de Camacho con una labradora, a la que llamaban Quiteria, la Hermosa. Los estudiantes le dijeron que iban a ser unas bodas muy abundantes y que todos esperaban la reacción de Basilio un joven que estaba enamorado de Quiteria y que además ella le correspondía el amor solo que el padre de ella no les permitía casarse debido a los pocos bienes materiales de Basilio.

Por el camino ambos estudiantes comenzaron una pelea acerca del arte o la fuerza en los combates con espada, esgrima. Tras un largo enfrentamiento se dio a demostrar que predominaba el arte sobre la fuerza.

Cuando llegaron al lugar donde se iban a celebrar las bodas, oyeron numerosos instrumentos con lo que don Quijote se negó a entrar y pasaron la noche al aire libre como era costumbre en los caballeros, decisión que no se tomó excesivamente bien Sancho.

Capítulo 20

Al amanecer, viendo don Quijote cómo su escudero dormía comenzó a hablar acerca del sueño de su criado.

Más tarde Sancho se despertó al oler los manjares que se estaban preparando para la boda de Camacho. Sancho al ver estos platos se acercó a un cocinero y le pidió cortésmente si le podía dar un poco, el cocinero le dijo que comiera todo lo que quisiera que tenía su total permiso para comer.

Mientras Sancho comía, don Quijote se entretenía con las danzas y bailes que, como la noche anterior, animaban el lugar.

Hasta que comenzaron las bodas don Quijote y Sancho siguieron dialogando sobre la muerte.

Capítulo 21

Una vez que llegaron los novios, don Quijote afirmó que nunca había visto una mujer tan guapa como Quiteria, sin contar claro está a Dulcinea.

Al poco rato apareció Basilio diciendo que si Quiteria no se podía casar con él debido a que le había dado su palabra a Camacho, se mataría y sacando de un bastón una espada se la clavó. Cuando el Cura se acercó a él para darle las bendiciones, Basilio  dijo que no quería bendiciones sino que quería que Quiteria se casase con él in articulo mortis. El cura, Quiteria y Camacho aceptaron pero en cuanto estaban casados Basilio se levantó diciendo que no estaba herido sino que era un truco. Cuando los personajes presentes se dieron cuenta quisieron anular la boda pero Quiteria dijo que no, que la boda era válida.

Después de esto Quiteria, Basilio, sus amigos, Sancho y don Quijote se retiraron hacia la aldea como si nada hubiera pasado.

Capítulo 22

Don Quijote fue fuertemente elogiado debido a que defendió contundentemente a los nuevos esposos en los momentos críticos de la boda de éstos. Don Quijote se quedó durante tres días en la casa de Basilio.

En el tiempo que estuvo en la casa de Basilio le recomendó que se enriqueciera mediante negocios limpios. Además de esto estuvo hablando con él acerca de la pobreza, la honradez y la belleza de las mujeres.

Cuando don Quijote estaba dispuesto a irse le pidió a uno de los estudiantes que le acompañaron hacia las bodas que le consiguiera un guía para ir a la cueva de Montesinos. Finalmente le acompaño un primo del estudiante que además leía libros de caballería.

El estudiante dio a entender que era un humanista que se preocupaba por saber cosas inútiles y que estaba preparando tres libros los cuales produjeron algunas bromas por parte de Sancho. Pasaron la noche en una aldea donde don Quijote compró cien brazas de cuerda para descolgarse a la cueva de Montesinos.

A las dos de la tarde llegaron a la cueva de Montesinos; el estudiante y Sancho ataron fuertemente a don Quijote para que no se soltara y comenzaron a bajarle. Cuando don Quijote descendió hasta la entrada de la cueva, cortó las malezas que la cubrían y se introdujo en ella. Cuando el estudiante y Sancho se quedaron sin cuerda esperaron un rato y comenzaron a subir a don Quijote. Hasta las ochenta brazas de cuerda no comenzaron a notar peso en la cuerda y cuando a las diez brazas vieron a don Quijote se tranquilizaron solo que don Quijote se encontraba dormido. Tras despertarse comenzó a contar unas historias que según él le habían sucedido, que Sancho nunca llegó a creérselas.

Capítulo 23

En este capítulo don Quijote relata su encuentro con Montesinos.

Don Quijote contó que en la cueva había visto al primo y amigo de Montesinos, Durandarte, el cual yacía en carne y hueso en un sepulcro de mármol debido a un encantamiento del mago Merlín. Dijo que también estaban allí encantados Belerma, dama de Durandarte; su escudero, Guadiana, convertido en río, y otros muchos amigos y parientes de Durandarte convertidos en lagunas.

Sancho no se podía creer lo que contaba pero no pudo aguantar su risa cuando don Quijote dijo que había visto a Ddulcinea y a las dos damas que la acompañaban y que éstas le habían pedido seis reales a cambio de un pañuelo de algodón. Don Quijote le dijo a Sancho que su incredulidad se debía a que no tenía experiencia en el mundo pero que algún día le demostraría que todo aquello era cierto.

Capítulo 24

Cuando se marchaban de la cueva de Montesinos, se encontraron a un hombre que iba cargado de lanzas, el cual les dijo que si le interesaba a don Quijote su destino que se lo contaría en una venta que había más adelante.

De camino a la venta don Quijote comenzó a hablar acerca de los caballeros viejos, los cuales al final son tratados de mala manera y como que no sirviesen para nada.

Al anochecer llegaron a la venta, y esta vez aunque parezca mentira don Quijote admitió estar en una venta y no en un castillo.

Capítulo 25

Una vez que llegaron a la venta, don Quijote no paró hasta encontrar al hombre que habían visto antes, ya que estaba impaciente por que le contara la historia de por qué llevaba esas armas. Una vez que lo encontró le comenzó a contar la siguiente historia: Un día en el pueblo en el que él vivía se le perdió un asno y junto con un amigo salieron a buscarlo al monte, donde decían que le habían visto por ultima vez. En el monte para llamar la atención del asno ambos hombres comenzaron a rebuznar por separado, momentos más tarde encontraron al asno devorado por los lobos pero se quedaron con la anécdota de que rebuznaban tan bien que en varias ocasiones confundieron sus propios rebuznos con los del asno. A partir de ese día esa anécdota se conoció en los pueblos de la zona de tal manera que cuando alguien veía a un habitante de ese pueblo le rebuznaba en señal de burla. Entonces por eso el hombre aquel llevaba armas tan urgentemente a su pueblo ya que las necesitaban para enfrentarse con todos los pueblos que burlaban a sus compañeros de aldea.

En ese momento entró en la venta un hombre que se hacia llamar Maese Pedro, quien explicó que era un titiritero que representaba en su pequeño escenario diversas historias y que además en su repertorio tenía un mono que le adivinaba todo lo pasado y presente.

Maese Pedro adivinó que era don Quijote y explicó a todos lo que estaba haciendo en ese momento la mujer de Sancho y explicó también que lo que había visto don Quijote en la cueva de Montesinos había sido cierto a medias. Tras estas explicaciones quiso hacer una función en honor a don Quijote.

Capítulo 26

Maese Pedro representó una historia en la cual don Gaiferos liberaba a su esposa, Melisendra, la cual estaba cautiva de los moros en Sansueña.

Durante la actuación de Maese Pedro don Quijote estuvo interviniendo constantemente para explicar lo que en la obra estaba sucediendo como si de pura realidad se tratara. Don Quijote en otro arrebato de locura desenvainó la espada destruyendo todos los muñecos de Maese Pedro ya que eran unos moros que perseguían a los “buenos” de la obra y don Quijote como buen caballero quería ayudarlos a escapar. Don Quijote viendo lo que había hecho achacó su error a los encantadores que le habían embaucado.

A la mañana siguiente Maese Pedro se marchó muy pronto ya que no quería encontrarse con don Quijote por si le hacia otra de las suyas.

Capítulo 27

En realidad Maese Pedro era Ginés de Pasamonte uno de los galeotes a los que don Quijote había liberado en anteriores aventuras. Ginés se había hecho titiritero y se ganaba la vida yendo por los pueblos, pero antes de entrar en cada pueblo se enteraba de cosas recientes que habían pasado y así fingía que el mono era adivino. Antes de entrar en la venta había reconocido a don Quijote y así se pudo ganar la confianza de los que se encontraban en la venta.

Cuando don Quijote se marchó de la venta se encontró al escuadrón del rebuzno que iba armado en busca de sus burladores. Don Quijote para evitar una tonta batalla les dijo a los del rebuzno que en este mundo solo había cuatro razones por las cuales había que coger las armas para pelear y se las nombró: en defensa de la fe católica; en defensa de su propia vida; en defensa de la honra, la familia y la hacienda; o en servicio de su rey.

Ya estaban totalmente convencidos de dejar las armas cuando Sancho dijo que tampoco se debían enfadar tato por un rebuzno ya que él cuando era pequeño rebuznaba tan bien que todos los asnos de su pueblo le respondían. Y entonces Sancho emitió un fuerte rebuzno y uno de los del pueblo pesando que se estaba burlando le tiró del asno y comenzaron a apedrear a Sancho y a don Quijote, que había salido en su ayuda. Después de ser apedreados Sancho y don Quijote salieron corriendo de cerca de los del pueblo del rebuzno.

Capítulo 28

Cuando don Quijote y Sancho se dieron cuenta de que no les seguían se pararon y don Quijote le reprochó a Sancho el que se hubiera puesto a rebuznar ya que estaba claro que con eso iba a conseguir que se enfadaran. Sancho le reprochó a su vez a don Quijote el que se hubiera ido ya que nunca había visto a un caballero que dejara a su escudero atrás viendo como le apaleaban. Don Quijote respondió que en la historia otros muchos caballeros habían esperado otro momento para atacar mientras su escudero luchaba contra una multitud.

Continuaron su camino para más tarde parar en una alameda a pasar la noche. Por el camino Sancho le dijo a don Quijote que haría mejor yéndose a su casa ya que además de no ganar nada las deudas de don Quijote hacia él mismo comenzaban a no pagarse nunca. Don Quijote al oír esto comenzó a insultar a Sancho diciéndole que era un asno y que nunca podría hacer nada para remediarlo, según don Quijote lo único que tendría que hacer Sancho seria admitir lo bestia que era. Sancho al oír esto se echó a llorar admitiendo que era un asno sin remedio.

Entraron en la alameda y pasaron allí la noche. Al día siguiente prosiguieron su camino hacia Zaragoza.

Capítulo 29

A los dos día llegaron a la orilla del río Ebro, donde don Quijote vio un barco sin remos ni velas amarrado a la orilla. Don Quijote pensó que era una nueva aventura y que debía montarse en el barco e ir a rescatar a un caballero. A pesar de que Sancho le avisó que el barco era de unos pescadores, don Quijote no le hizo caso y se montaron ambos en la barca.

Una corriente les llevó hacia unas grandes aceñas que había en la mitad del río. Los molineros que vieron cómo don Quijote y Sancho se iban sobre las ruedas de las aceñas les tiraron de la barca con unos palos yendo luego los molineros detrás de don Quijote y Sancho para evitar que se ahogaran.

Después de esto los molineros le pidieron a don Quijote que les pagara los daños, don Quijote les dijo que lo haría con la condición de que liberaran al caballero que tenían prisionero. Los molineros al no entenderle le pidieron el dinero a Sancho el cual se los dio sin ningún problema.

Don Quijote y Sancho viendo que esa aventura estaba reservada para otros caballeros se marcharon del lugar volviendo a su camino hacia Zaragoza.

Capítulo 30

Después de lo hecho se marcharon del río pensando cada cual en sus cosas, don Quijote claro está pensando en Dulcinea.

Al día siguiente de esta aventura, cuando don Quijote y Sancho  proseguían su camino, encontraron a una Duquesa y a un Duque a los cuales don Quijote presentó su deseo e intención de servir en cuanto hiciese falta. La Duquesa y el Duque habían reconocido a don Quijote ya que habían leído con anterioridad la primera parte del Quijote.

Don Quijote y Sancho acompañaron a los Duques hacia su castillo ya que ambos Duques eran lectores de libros de caballería y querían pasar unos días con don Quijote.

Capítulo 31

Antes de que don Quijote llegara a la venta los Duques se habían adelantado para explicar a los criados cómo debían tratar a don Quijote. En cuanto llegó don Quijote a la casa de los Duques se dio cuenta de que realmente era un caballero famoso ya que todos en la venta le trataban de una manera totalmente caballeresca, aunque don Quijote no se dio cuenta de que en realidad le estaban tomando el pelo.

Después de que las doncellas le hubiesen quitado a don Quijote las armaduras se dispusieron todos a cenar. En ese momento se produjo una discusión cortés, entre el Duque y don Quijote, acerca de quién debía presidir la mesa. Finalmente fue don Quijote quien presidió la mesa. En ese momento Sancho contó una historia mediante la cual avergonzó a don Quijote por ser él quien se encontraba presidiendo la mesa. Para evitar el apuro de don Quijote la Duquesa se vio obligada a preguntarle a don Quijote acerca de Dulcinea.

En ese momento el cura que acompañaba a los Duques, don Quijote y Sancho se dio cuenta de quién era el que estaba sentado en la mesa junto a ellos y comenzó a insultar a don Quijote diciendo que era un loco y que tenía la cabeza llena de tonterías y de chorradas y le dijo que sería mejor se fuese a su casa y que dejase de hacer el ridículo.

Capítulo 32

Don Quijote al ver que quien le insultaba era un clérigo, únicamente le contradijo dando un discurso en defensa de la caballería andante tan bueno que consiguió que Sancho se emocionara y diera muestras de disfrutar escuchando a don Quijote.

Después de ese discurso el cura le preguntó a Sancho si realmente él era Sancho Panza y Sancho para probarlo contestó con una retahíla de refranes propia de su personalidad. En ese momento el Duque le dijo a Sancho que él le concedería el gobierno de la ínsula que le había prometido don Quijote, Sancho al oír esto se volvió loco de la alegría. El cura a su vez criticó el que los Duques, que se suponen que estaban cuerdos, permitían que Sancho y don Quijote siguiesen locos y no hacían nada por impedirlo, el cura añadió además que él se quedaría allí hasta que don Quijote y Sancho se fueran.

Después de cenar aparecieron unas doncellas que comenzaron a lavarle la cara a don Quijote el cual pensó que era la costumbre del lugar. Al poco tiempo las doncellas que le lavaban la cara fingieron que se quedaban sin agua culminando así la primera broma que le gastaron a don Quijote. Los Duques al ver esto se rieron de gran manera pero para que el caballero no se diese cuenta de la broma se lavaron también ellos la cara.

Después de esto se retiraron don Quijote y la Duquesa la cual le preguntó a don Quijote acerca de sí Dulcinea existía realmente o si era causa de su imaginación. Don Quijote le dijo que si Dulcinea existía o no era algo que no merecía hablarse pero que dentro de él mismo estaba y con eso valía, explicó también que si Sancho había visto a Dulcinea mal vestida era por causa de los encantadores que al no poder perjudicar a don Quijote lo intentaban con Dulcinea.

Capítulo 33

Mientras don Quijote se acostaba, la Duquesa y sus doncellas se quedaron hablando con Sancho el cual les contó que nunca había visto a Dulcinea y que le mintió a su amo diciéndole que aquellas tres campesinas estaban encantadas y que una de ellas era Dulcinea.

La Duquesa en ese momento decidió engañar también a Sancho y le dijo que no era mentira lo que le dijo a don Quijote sino que había sido toda verdad y que no se lo había inventado él. Sancho se creyó todo lo que la Duquesa le decía ya que no se podía ni imaginar que alguien como la Duquesa podía querer burlarse de él.

Después de hablar con Sancho la Duquesa acordó junto con el Duque que le iban a gastar a Sancho y a don Quijote la broma más grande que jamás se haya gastado.

Capítulo 34

Después de uno días se llevaron los Duques a don Quijote de montería, después de unas horas, cuando era de noche, montaron las tiendas en torno a un fuego para pasar la noche. Al cabo de un rato se dieron cuenta de que una procesión de carros se acercaba. Un personaje que iba en una de las primeras carretas era, según ellos,  el diablo que venía en nombre de Motesinos y que le iba a revelar la manera de desencantar a Dulcinea.

Capítulo 35

En el último carro apareció una extraña ninfa, con la cara desgarrada, que decía ser Merlín, el encantador, el cual se conmovió al ver a Dulcinea convertida en rústica aldeana y decidió que la única y exclusiva manera para que Dulcinea volviese a tener la misma belleza que antes era que Sancho se debía dar tres mil trescientos azotes en las posaderas.

Sancho al oír esto le dijo a don Quijote que no pensaba dárselos ya que él no tenía ni la más mínima intención de que Dulcinea volviese a su estado natural, además dijo que si era don Quijote el que tenía tanta intención en volver a ver a Dulcinea bien que se diera él los azotes y que no se lo pidiera a Sancho ya que él no tenía culpa ninguna.

En ese momento intervino el Duque el cual dijo que si no accedía a darse los azotes no le daría el gobierno de la ínsula ya que demostraría ser un gobernador muy duro. Sancho al oír esto accedió con la condición de que él debía decidir cuándo se daría los azotes y que no deberían hacerle sangre y además dijo que no debería haber nadie que se los contara y que se tendrían que fiar de lo que él dijera.

Capítulo 36

Al día siguiente Sancho le comenzó a explicar a la Duquesa que ya se había dado unas cuantas palmadas en la espalda ya que no creía que mereciese la pena el azotarse para que otros obtuvieran la recompensa. La Duquesa al oír esto le dijo a Sancho que debía buscar otro método para azotarse ya que el darse palmadas en la espalda no servía absolutamente de nada.

Sancho le enseñó a la Duquesa una carta que tenía pensado mandar a su mujer en la cual le contaba que estaba a punto de irse a gobernar la ínsula que el Duque le había prometido y que la Duquesa no hacía más que besarle la mano con lo que ella también debería hacerlo. También le dijo a su mujer que estaba deseando ir a gobernar la ínsula para ver si así conseguía algo de dinero. Al oír esto la Duquesa contestó que se mostraba un poco codicioso y que un buen gobernador no se tenía que mostrar codicioso.

Después de esto se fueron al jardín a comer y mientras comían vieron cómo se acercaba un hombre que se hacía llamar Trifaldin, escudero de la condesa Trifaldi, el cual en realidad era el mayordomo del Duque que se había hecho pasar por Merlín un par de capítulos más atrás. Este personaje decía que la condesa Trifaldi estaba esperando fuera y quería hablar con don Quijote porque le necesitaba por temas caballerescos. Don Quijote y el Duque accedieron a que entrara y esperaron a que llegara.

Capítulo 37

Mientras todos estaban esperando a que la condesa Trifaldi hiciese su aparición se produjo una conversación entre Sancho, la dueña doña Rodríguez y la Duquesa en la cual cada uno dio su opinión acerca de si este tipo de mujeres tienen alguna función en este mundo o si simplemente sirven para adornar y para tener ocupado un puesto en la sociedad que luego no sirve de nada y lo único que hace es gastar dinero público con su mantenimiento.

Capítulo 38

Cuando la Trifaldi apareció, precedida de doce doncellas, preguntó si se encontraban allí don Quijote de la Mancha y su escudero Sancho Panza. Cuando don Quijote y Sancho se presentaron ante ella comenzó a contarles su historia, con una voz ronca y poco femenina.

Ella había ayudado a una princesa, Antonomasia, hija y heredera del  rey Archipiela y de la reina Maguncia de Candaya, a conseguir el amor de un caballero llamado don Clavijo. Debido a su intención Antonomasia se había entregado a don Clavijo y tenían intención de casarse.

Capítulo 39

Cuando la madre de Antonomasia se enteró de que su hija se había casado con un hombre de linaje más bajo que ella, se enojó tanto que a los tres día murió. Un día después de su muerte apareció el gigante Malambruno, primo hermano de la madre de Antonomasia, en un caballo de madera y para vengarse de la muerte de su prima convirtió a Antonomasia y a don Clavijo en estatuas de diversos metales. Y para culminar la venganza hizo crecer barbas a todas las doncellas del palacio para vengarse así de la intercesión de la Trifaldi.

Una vez dijo eso y para que los allí presentes se lo creyeran se descubrieron la cara y mostraron cómo tenían todas unas barbas bastante considerables.

Capítulo 40

Después de haberle contado la historia a don Quijote le acabó pidiendo que por favor fuese a luchar con Malambruno ya que éste había dicho que solo desharía el encantamiento en caso de que don Quijote de la Mancha fuese a luchar contra él. Cuando don Quijote aceptó, la Trifaldi le dijo que Malambruno había dicho que mandaría un caballo de madera, llamado Clavileño, el cual llevaría a Sancho y a don Quijote a donde se encontraba él, que estaba a 3.220 leguas por el aire y en línea recta sobre Clavileño.

Capítulo 41

Por la noche llevaron a don Quijote y a Sancho hacia el caballo y le dijeron que deberían taparse los ojos porque la altitud que iban a alcanzar era muy grande y se podía marear. Don Quijote y Sancho accedieron, y al momento les dijeron que para activar el caballo había que mover una clavija que se encontraba en el cuello del caballo. Y para bajarse del caballo cuando llegasen tendrían que esperar a que este relinchara.

Cuando don Quijote apretó la clavija todos los allí presentes se despedían como si realmente se estuvieran moviendo, incluso imitaban el calor de la altitud y el movimiento del viento. Al cabo de un rato los allí presentes encendieron la cola de Clavileño el cual al estar lleno de cohetes salió disparado por el aire tirando a don Quijote y a Sancho al suelo. Cuando se levantaron vieron que no se habían movido del lugar y que a su alrededor estaban los mismos personajes que antes y observaron también que junto a ellos había una lanza con un mensaje el cual decía que don Quijote había vencido con solo intentarlo y que Malambruno se contentaba con eso y había desencantado a la Trifaldi y a sus doncellas. También decía que igualmente se desencantaría Dulcinea en cuanto Sancho cumpliera lo prometido. Cuando el Duque leyó la carta felicitó efusivamente a don Quijote por su hazaña.

Sancho le dijo a la Duquesa que durante su viaje en Clavileño se había quitado el pañuelo y había visto cómo el mundo y las personas eran muy pequeñas desde esas alturas, la Duquesa al decirle que eso era imposible Sancho le respondió que mediante el encantamiento nada era imposible. Sancho prosiguió contando que había estado tan cerca del sol que había podido comprobar que realmente era muy grande, también dijo que se habían detenido en la constelación de las siete cabrillas ya que como Sancho había sido cabrero se entretuvo un poco con ellas.

Capítulo 42

Cuando los Duques se dieron cuenta de que las bromas funcionaban y don Quijote y Sancho no se daban cuenta de nada decidieron proseguir con ellas para reírse más. Mas tarde el Duque le dijo a Sancho que se preparara por que al día siguiente irían a la ínsula en la que Sancho gobernaría. Al oír esto don Quijote se apartó con Sancho un momento para aconsejarle acerca de cómo tenía que comportarse como gobernador de una ínsula.

Primero la aconsejó acerca del alma. Don Quijote le dice que se haga amigo de Dios, que no se avergüence de su linaje ya que si no se avergüenza él nadie se avergonzará nunca de él. También le dijo que en caso de que fuesen sus parientes a visitarlos que no los desprecie y en caso de que enviudase que supiera elegir bien a la mujer ya que en ocasiones son éstas las que ayudan a gobernar. También le dijo que juzgase igual a un rico que a un pobre pero que atendiese más a las lágrimas de un pobre ya que son los que no tienen nada en este mundo.



Capítulo 1

El cura y el barbero estuvieron bastante tiempo sin ir a visitar a don Quijote aunque se enteraban de sus progresos por medio de su ama y de la sobrina las cuales afirmaban que estaba recobrando el juicio.

Unos días después, el cura y el barbero fueron a visitar a don Quijote el cual les recibió efusivamente. Estos estuvieron hablando de muy diversas cosas pensando que don Quijote estaba cuerdo. El cura como prueba de oro decidió contarle a don Quijote que el rey estaba recibiendo una invasión. De este modo don Quijote contestó diciendo que tendría que recurrir a los caballeros andantes que gustosamente le ayudarían. De este modo comprendieron que don Quijote seguía loco.

El barbero contó una historia de un loco que residía en Sevilla. don Quijote en respuesta a esta historia comenzó a hablar de la edad de los caballeros dando a entender al cura y al barbero que tenía en mente una nueva salida. El cura comienza a provocar a don Quijote diciéndole que los caballeros andantes no existen y don Quijote en respuesta comienza a dar opiniones muy documentadas entre las cuales decía que los caballeros son tan reales que se podría llegar a afirmar que él ha visto a Amadís, a Reinaldos y a Roldán.

Capítulo 2

El cura y el barbero decidieron irse a la vez que escuchaban cómo el ama y la sobrina de don Quijote están acusando a Sancho, que quería ir a visitar a su amo, de haber engañando a don Quijote.

Al oír esto don Quijote manda a Sancho entrar para poder hablar con él. don Quijote le pregunta a Sancho cuál es la opinión del pueblo sobre sus hazañas. Sancho le responde diciendo que en el pueblo todo el mundo dice que don Quijote estaba loco y que Sancho era un mentecato y que también se decía que don Quijote se había puesto el “don” y que se había hecho caballero sin derecho a ello. don Quijote dijo que esos rumores eran todos causa de la envidia.

Sancho le contó también que Bartolomé Carrasco, que acababa de hacerse bachiller en Salamanca, le contó que había visto impresa la historia de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”. don Quijote al oír esto mandó a Sancho en busca del bachiller.

Capítulo 3

Cuando se fue Sancho, quedó don Quijote pensando cómo era posible que alguien hubiese escrito sus aventuras si no había transcurrido mucho tiempo desde que las comenzó. También le preocupaba el que el escritor del libro se hubiese inventado algo acerca de su amada Dulcinea.

Cuando Sansón Carrasco, el bachiller, llegó a donde estaba don Quijote se arrodillo ante él como si de un gran caballero se tratara, y comenzó a alabar las aventuras que había leído en ese libro.

El Capítulo termina contando cómo el bachiller y don Quijote ponen en común detalles de la primera parte, como por ejemplo lo que hizo Sancho con los cien escudos de oro que encontraron en Sierra Morena y los errores del autor, como la inclusión de la novela del Curioso Impertinente y el extraño hurto del jumento de Sancho. Finalmente, el bachiller le manifiesta lo famosas que son sus aventuras ya que las leen todas las personas por todo el mundo.

Capítulo 4

Sancho comenzó a explicar qué fue lo que sucedió con los cien escudos y también explicó el famoso robo del jumento.

En ese momento escucharon relinchar a Rocinante lo que consideraron como un indicio de buena suerte. Más tarde decidieron realizar una nueva salida en unos tres o cuatro días.

Mas tarde después que don Quijote le hubo pedido al bachiller que compusiese unos versos para despedirse de Dulcinea, acordaron marcharse en unos ocho días, con la condición de que el bachiller no le dijese nada al cura, al barbero, a su sobrina, ni al ama.

Capítulo 5

En este capítulo Sancho mantiene una intensa conversación con su mujer, Teresa, acerca de que don Quijote y él van a volver a las aventuras y que don Quijote le había renovado las promesas de darle una ínsula al terminar sus aventuras.

Durante el resto del capítulo Sancho y su mujer discuten acerca de si cuando Sancho sea monarca de la ínsula su hija deberá casarse con un igual o con un gran monarca vecino. Como conclusión, Sancho obedece a su mujer, la cual se había puesto a llorar, y le dice que nombraría a su hija condesa lo más tarde posible.

Acabada la conversación, Sancho se fue con don Quijote para ultimar los detalles de su partida.

Capítulo 6

La sobrina y el ama de don Quijote al temer que éste volviera a las andadas comenzaron a decirle que sería mejor que fuese a servir al rey y que dejara de ser un caballero andante. don Quijote al oír esto comenzó a comparar a los caballeros andantes con los caballeros cortesanos. Mientras tanto su sobrina le intentaba convencer de que los caballeros andantes no son más que tonterías, también le decía la sobrina a don Quijote que otro motivo por el cual él no podía ser caballero era por que era pobre y solo los hidalgos y los ricos podían ser caballeros.

Don Quijote le comenzó a explicar que él había nacido bajo la influencia de Marte por lo que debía dedicarse a las armas y añadió que no se molestasen más en intentar impedírselo ya que era el cielo quien ordenaba que él fuese caballero.

Al poco tiempo apareció Sancho y don Quijote le recibió con grandes abrazos y se encerró con él en sus aposentes.

Capítulo 7

En cuanto el ama de don Quijote vio entrar a Sancho se fue a buscar al bachiller para que impidiese la salida de ambos. Cuando el bachiller escuchó lo que le dijo el ama, le aconsejó que se tranquilizara y que se fuese a casa, que más tarde iría él.

Cuando Sancho estuvo solo con don Quijote le pidió, por consejo de su mujer, un salario ya que no se podía mantener de las mercedes. don Quijote le dijo que era tradición que los escuderos se mantuviesen de las mercedes de su señor y que él no estaba dispuesto a romper ninguna tradición caballeresca. don Quijote le dijo a Sancho que si no quería continuar siendo su escudero que ya encontraría otro escudero.

Al poco tiempo apareció el bachiller junto con el ama y la sobrina de don Quijote. El bachiller se acercó a don Quijote y le animó a proseguir con su aventura  ofreciéndose incluso para ser su escudero. Sancho al oír esto comenzó a llorar y le dijo que él seguiría siendo su escudero y que solo le había pedido el sueldo para complacer a su mujer. Después de esto Sancho y don Quijote se abrazaron y acordaron que la salida fuese a los tres días. Después de esto el ama y la sobrina se quedaron asombradas y desesperadas al ver que el bachiller estaba del lado de don Quijote y no del suyo.

Sancho consiguió calmar a su mujer y don Quijote a su sobrina y al ama. A los tres días partieron hacia el Toboso, pero esta vez Sancho llevaba una bolsa de dinero que le había dado don Quijote para cubrir los gastos que se les presentaran.

Capítulo 8

Don Quijote antes de comenzar sus aventuras decide ir a ver a Dulcinea al Toboso para recibir su permiso y su bendición para emprender sus aventuras. Sancho le advierte que la última vez que vio a Dulcinea estaba recogiendo trigo pero don Quijote atribuyó este comportamiento a los encantamientos.

Sancho comienza a hacer conjeturas acerca de si el escritor del libro le habrá tratado bien a pesar de sus defectos. Mientras tanto don Quijote comienza a manifestar su deseo de alcanzar la fama y acaba explicando cómo los caballeros andantes son capaces de dominar los pecados capitales.

Sancho le dice a don Quijote que si lo que quiere es alcanzar la fama seria mejor dedicarse a la vida santa ya que se hace más famoso un buen fraile que un gran caballero andante.

Al anochecer llegaron al Toboso y don Quijote decidió entrar una vez fuese de noche por lo que estuvieron descasando un rato junto a unas encinas. Sancho estaba preocupado ya que nunca había visto a Dulcinea y tenía miedo de que su amo le mandase a buscarla.

Capítulo 9

Don Quijote y Sancho entraron a media noche al Toboso para buscar el palacio de Dulcinea, el que no encontraban ya que no existía. Tras un tiempo buscando llegaron a la conclusión de que ninguno de los dos conocía a Dulcinea pues don Quijote se había enamorado de ella por la buena fama que tenía y Sancho la había visto también por los comentarios que de ella le habían hecho.

Después de un buen rato buscando Sancho decide convencer a don Quijote para que éste se quede esperando en un encinar hasta que Sancho encuentre a Dulcinea y le diga que su amado caballero le está esperando en un encinar cercano.

Capítulo 10

Antes de marchar Sancho en busca de Dulcinea, le había ordenado don Quijote que se fijara en las reacciones físicas que mostrara Dulcinea al enterarse de que estaba allí su caballero.

Antes de que Sancho comenzara su búsqueda se sentó, donde su amo no pudiese verle, para reflexionar acerca de la locura de su amo que aunque Sancho le llevase a otra persona que no fuese Dulcinea, don Quijote juraría que su amada está encantada. Al atardecer Sancho vio pasar cerca de él a tres labradoras y fue corriendo junto a su amo para decirle que Dulcinea se acercaba con dos de sus sirvientas y de este modo se inventó sus ropas para que su amo pensase que su amada se acercaba.

Cuando se estaban acercando las tres labradoras, se puso en marcha el plan de Sancho ya que él pensaba que cuando su amo viese a las tres labradoras e hiciese caso a Sancho que decía que era Dulcinea con sus sirvientas, pensaría que estaban encantadas.

Las labradoras, al oír las alabanzas que don Quijote hacía de ellas, salieron corriendo escapando de don Quijote y de Sancho. Después de ver cómo las tres labradoras huyeron Sancho y don Quijote comenzaron a hablar contra los encantadores que privaron a don Quijote de ver la belleza de su amada, Dulcinea. Finalmente, don Quijote y Sancho prosiguieron su camino hacia Zaragoza donde se celebraban todos los años unas fiestas muy importantes.

Capítulo 11

Cuando don Quijote y Sancho iban de camino a Zaragoza, conversando tranquilamente, se les apareció una carreta con personajes aterradores como la muerte acompañada de maléficos personajes. Ante el aparente miedo de don Quijote y Sancho estos personajes confesaron pertenecer a una compañía de teatro que acababa de representar “Las Cortes de la Muerte” en un pueblo cercano y todavía no les había dado tiempo a cambiarse de ropa.

Cuando don Quijote se encontraba ya más tranquilo y dispuesto a marcharse apareció otro extraño personaje con un palo en la mano con el cual golpeó el suelo haciendo que Rocinante saliese corriendo tirando a don Quijote al suelo, cuando Sancho estaba dispuesto a ayudarle este extraño personaje se montó encima de Rucio, el burro de Sancho, golpeándolo y haciéndole salir corriendo. Cuando Rucio consiguió tirar a su agresor al suelo volvió con Sancho.

Cuando don Quijote se levanto estaba dispuesto a pelearse con los actores pero Sancho le quitó la idea de la cabeza diciendo que ellos no eran caballeros con lo que don Quijote no se podía pelear con ellos. Sancho le dijo esto a don Quijote porque había visto cómo los actores se estaban armando con piedras. Pero don Quijote en su afán de venganza le dice a Sancho que es su deber vengarse, pero Sancho rehúsa el ofrecimiento ya que dice que no es un ser vengativo.

Finalmente, don Quijote le dice a Sancho que partirán en busca de nuevas aventuras.

Capítulo 12

Después de la pequeña aventura del capítulo anterior Sancho y don Quijote se dispusieron a pasar la noche bajo unos árboles no muy alejados del lugar.

Durante la noche, don Quijote comenzó a comparar la comedia con la vida. Sancho le dijo que era una sabia comparación pero que ya estaba demasiado vista. Después de decir esto Sancho comenzó a confesarle a don Quijote lo mucho que estaba prosperando cerca de él ya que antes no tenía ningún tipo de conocimiento y ahora ya conoce bastante más acerca de la caballería, sus leyes y otros temas de cultura de aquella época.

Al llegar a un prado don Quijote aprovechó para descansar tumbado bajo una encina, mientras Sancho dormía también al pie de un alcornoque.

Algo más tarde, don Quijote se despertó al oír cómo un hombre, que se hacia llamar “El Caballero del Bosque”, que al igual que don Quijote era caballero andante, bajaba de su caballo y comenzaba a explicar cómo su amada, Casildea de Vandalia, no le correspondía para nada todo el amor que él le ofrecía. Al darse cuenta el caballero de que don Quijote estaba cerca de él se presentó y comenzaron a hablar de sus amores. Los dos escuderos dejaron a sus respectivos caballeros hablando solos mientras ellos se iban a hablar de cosas de escuderos algo más lejos de allí.

Capítulo 13

En este Capítulo se nos narran las conversaciones que mantienen Sancho y el escudero del Caballero del Bosque.

Ambos comienzan hablando de las recompensas que sus respectivos caballeros les habían ofrecido. El del Caballero del Bosque dice que su amo le había ofrecido un canonicato, de lo que Sancho deduce que El Caballero del Bosque era un caballero a lo eclesiástico.

Después comienzan a hablar de las respectivas familias de cada escudero. Sancho dice que tiene dos hijos y alaba especialmente a su hija a la cual convertirá en Condesa en cuanto don Quijote le dé su recompensa. En ese momento tras un comentario no apropiado del colega de Sancho, Sancho le dice que sus formas de hablar no son apropiadas de gente que acompaña a caballeros andantes.

Mas tarde comienzan a hablar de las enamoradas de sus amos y de las cualidades de sus amos. El del Caballero del Bosque dice que su amo es muy valiente pero algo bellaco. Sancho dice que don Quijote no tiene absolutamente nada de bellaco ya que, en realidad, es incapaz de hacerle daño a nadie.

Finalmente ambos escuderos comienzan a comer y a beber unos exquisitos manjares que llevaba el escudero del Caballero del Bosque. Después de haber comido y bebido ambos escuderos se quedaron dormidos.

Capítulo 14

Mientras tanto El Caballero del Bosque y don Quijote dialogaban acerca de sus aventuras y de sus amadas.

El Caballero del Bosque afirmó que entre sus aventuras había vencido a muchísimos caballeros incluyendo entre ellos al gran don Quijote de la Mancha. Don Quijote al oír esto se hizo el tonto para que más tarde confesara su propia mentira. Al ver que éste no lo confesaba y se emperraba en su mentira don Quijote le retó a un duelo en el cual el caballero que saliese vencido obedecería al vencedor.

Ambos caballeros fueron a avisar a sus escuderos para que prepararan todo para la batalla. Momentos antes de la batalla Sancho se subió a un árbol ya que tenía miedo del Caballero del Bosque debido a todo lo que le había contado el escudero de este caballero.

Finalmente, debido a que el caballo del Caballero del Bosque se quedó parado justo delante de Rocinante durante la pelea, don Quijote derribó al Caballero del Bosque y salió victorioso del duelo.

Después de caer al suelo el Caballero del Bosque, Sancho y don Quijote se dieron cuenta de que era el bachiller Sansón Carrasco. A su vez Sancho se dio cuenta de que el escudero del Caballero del Bosque era su vecino Tomé Celial y entonces le pidió a don Quijote que no matara a Sansón Carrasco. Al reanimarse Sansón Carrasco, don Quijote le obligó a ir al Toboso a encomendarse a la dama de don Quijote y a admitir que no había vencido a don Quijote sino a alguien que se parecía mucho a él. Después de esto don Quijote y Sancho prosiguieron su camino hacia Zaragoza.

Capítulo 15

Obviamente, el bachiller había acordado con el cura y el barbero el animar a don Quijote a realizar su tercera salida y que de este modo cuando Sansón se hiciese pasar por el Caballero del Bosque y venciera a don Quijote le obligaría a volver a la ciudad para cumplir el acuerdo como vencido que había salido del duelo.

Sansón Carrasco manifiesta notablemente su deseo de salir y apalear a don Quijote como venganza mientras que Tomé Celial, su supuesto escudero, decide irse a su casa y dejar de actuar como un simple loco.

Capítulo 16

Iba don Quijote muy contento después de su reciente victoria cuando encontró a un hombre, que iba sobre una yegua tordilla. Don Quijote al verle le propuso que hiciesen el camino juntos. El hombre al oír las aventuras que don Quijote contaba se dio cuenta que no debía de estar muy bien de la sesera.

El hombre dijo que se llamaba don Diego de Miranda y que era un hombre rico que pasaba el tiempo entreteniéndose con buenas obras. Cuando don Quijote le preguntó por la familia este dijo que no estaba muy contento ya que su hijo que acababa de regresar de estudiar leyes en la universidad de Salamanca no quería seguir estudiando leyes porque se encontraba absorto en la poesía. Don Quijote al oír esto le dijo que un padre nunca debía frustrar los deseos de un hijo y que la poesía no tenía nada de malo. Entonces don Quijote comenzó a alabar la poesía de tal manera que el hombre se dio cuenta del buen juicio de don Quijote.

Al poco rato vieron como por el camino se acercaba un carro con muchas banderas reales, don Quijote cuando lo vio se dio cuenta de que estaba ante una nueva aventura.

Capítulo 17

Al ver don Quijote ese extraño carruaje llamó a Sancho el cual había puesto unos quesos, que acababa de comprar a unos pastores, en la celada de don Quijote, cuando este se la puso y el queso se comenzó a derretir a don Quijote se le comenzó a llenar la cara de queso derretido y pensó que se le estaban derritiendo los sesos o que estaba sudando de una manera impresionante, cuando se quito la celada y se dio cuenta le echó la culpa a los encantadores.

Don Quijote le preguntó al hombre que conducía el carro que cuál era la mercancía que llevaba, este le dijo que eran dos leones que llevaba al rey como regalo del general Orán. Además de esto les pidió que se apartaran ya que los leones estaban muy hambrientos. Don Quijote le ordenó al hombre del carro que abriese la jaula, que se iba a enfrentar a los leones porque no les tenía ningún miedo. El hombre del carro accedió pero le pidió tiempo para que él y sus compañeros se apartaran. Cuando el leonero le abrió las puertas de la jaula al león se dio la vuelta y al no ver nada interesante se volvió a acostar en la jaula ignorando completamente a don Quijote.

Don Quijote le pidió al leonero que sacase a los leones pero tras la negativa le dijo al hombre del carro que contase en todas partes la hazaña de don Quijote que a partir de esa hazaña pensaba llamarse el Caballero de los Leones.

En ese momento don Diego estaba pensando cómo era posible que don Quijote estuviese loco en actos y comportamiento mientras que cuando habla parece la persona más cuerda del mundo. En ese momento don Quijote comenzó a hablar de las diferencias entre caballeros y el ejército de la andante caballería.

Capítulo 18

Al medio día don Quijote, Sancho y don Diego llegaron a la casa de este ultimo donde se hospedaron durante unos días. Don Diego le dijo a  su hijo, Lorenzo, que juzgara él mismo la locura de don Quijote. Don Quijote comenzó a hablar con don Lorenzo, habló de los caballeros de tal manera que dejó con la boca abierta a todo aquel que le escuchó. Don Lorenzo llegó a la conclusión de que don Quijote estaba loco pero tenía muchos momentos de total cordura en sus comentarios.

Al poco tiempo comenzó don Quijote a hablar con don Lorenzo de la poesía y le pidió a don Lorenzo que le leyese algunas de sus poesías, tras leérselas don Quijote opinó que era un gran poeta.

Al cabo de unos días don Quijote decidió marcharse ya que dijo que un caballero no podía pasar mucho tiempo sin aventuras.

Al irse, Sancho se sentía muy triste ya que en casa de don Diego vivía en la abundancia todos los días.

Capítulo 19

Cuando proseguían su camino encontraron a dos estudiantes los cuales tras un tiempo hablando invitaron a don Quijote a que asistiera a las bodas de Camacho con una labradora, a la que llamaban Quiteria, la Hermosa. Los estudiantes le dijeron que iban a ser unas bodas muy abundantes y que todos esperaban la reacción de Basilio un joven que estaba enamorado de Quiteria y que además ella le correspondía el amor solo que el padre de ella no les permitía casarse debido a los pocos bienes materiales de Basilio.

Por el camino ambos estudiantes comenzaron una pelea acerca del arte o la fuerza en los combates con espada, esgrima. Tras un largo enfrentamiento se dio a demostrar que predominaba el arte sobre la fuerza.

Cuando llegaron al lugar donde se iban a celebrar las bodas, oyeron numerosos instrumentos con lo que don Quijote se negó a entrar y pasaron la noche al aire libre como era costumbre en los caballeros, decisión que no se tomó excesivamente bien Sancho.

Capítulo 20

Al amanecer, viendo don Quijote cómo su escudero dormía comenzó a hablar acerca del sueño de su criado.

Más tarde Sancho se despertó al oler los manjares que se estaban preparando para la boda de Camacho. Sancho al ver estos platos se acercó a un cocinero y le pidió cortésmente si le podía dar un poco, el cocinero le dijo que comiera todo lo que quisiera que tenía su total permiso para comer.

Mientras Sancho comía, don Quijote se entretenía con las danzas y bailes que, como la noche anterior, animaban el lugar.

Hasta que comenzaron las bodas don Quijote y Sancho siguieron dialogando sobre la muerte.

Capítulo 21

Una vez que llegaron los novios, don Quijote afirmó que nunca había visto una mujer tan guapa como Quiteria, sin contar claro está a Dulcinea.

Al poco rato apareció Basilio diciendo que si Quiteria no se podía casar con él debido a que le había dado su palabra a Camacho, se mataría y sacando de un bastón una espada se la clavó. Cuando el Cura se acercó a él para darle las bendiciones, Basilio  dijo que no quería bendiciones sino que quería que Quiteria se casase con él in articulo mortis. El cura, Quiteria y Camacho aceptaron pero en cuanto estaban casados Basilio se levantó diciendo que no estaba herido sino que era un truco. Cuando los personajes presentes se dieron cuenta quisieron anular la boda pero Quiteria dijo que no, que la boda era válida.

Después de esto Quiteria, Basilio, sus amigos, Sancho y don Quijote se retiraron hacia la aldea como si nada hubiera pasado.

Capítulo 22

Don Quijote fue fuertemente elogiado debido a que defendió contundentemente a los nuevos esposos en los momentos críticos de la boda de éstos. Don Quijote se quedó durante tres días en la casa de Basilio.

En el tiempo que estuvo en la casa de Basilio le recomendó que se enriqueciera mediante negocios limpios. Además de esto estuvo hablando con él acerca de la pobreza, la honradez y la belleza de las mujeres.

Cuando don Quijote estaba dispuesto a irse le pidió a uno de los estudiantes que le acompañaron hacia las bodas que le consiguiera un guía para ir a la cueva de Montesinos. Finalmente le acompaño un primo del estudiante que además leía libros de caballería.

El estudiante dio a entender que era un humanista que se preocupaba por saber cosas inútiles y que estaba preparando tres libros los cuales produjeron algunas bromas por parte de Sancho. Pasaron la noche en una aldea donde don Quijote compró cien brazas de cuerda para descolgarse a la cueva de Montesinos.

A las dos de la tarde llegaron a la cueva de Montesinos; el estudiante y Sancho ataron fuertemente a don Quijote para que no se soltara y comenzaron a bajarle. Cuando don Quijote descendió hasta la entrada de la cueva, cortó las malezas que la cubrían y se introdujo en ella. Cuando el estudiante y Sancho se quedaron sin cuerda esperaron un rato y comenzaron a subir a don Quijote. Hasta las ochenta brazas de cuerda no comenzaron a notar peso en la cuerda y cuando a las diez brazas vieron a don Quijote se tranquilizaron solo que don Quijote se encontraba dormido. Tras despertarse comenzó a contar unas historias que según él le habían sucedido, que Sancho nunca llegó a creérselas.

Capítulo 23

En este capítulo don Quijote relata su encuentro con Montesinos.

Don Quijote contó que en la cueva había visto al primo y amigo de Montesinos, Durandarte, el cual yacía en carne y hueso en un sepulcro de mármol debido a un encantamiento del mago Merlín. Dijo que también estaban allí encantados Belerma, dama de Durandarte; su escudero, Guadiana, convertido en río, y otros muchos amigos y parientes de Durandarte convertidos en lagunas.

Sancho no se podía creer lo que contaba pero no pudo aguantar su risa cuando don Quijote dijo que había visto a Ddulcinea y a las dos damas que la acompañaban y que éstas le habían pedido seis reales a cambio de un pañuelo de algodón. Don Quijote le dijo a Sancho que su incredulidad se debía a que no tenía experiencia en el mundo pero que algún día le demostraría que todo aquello era cierto.

Capítulo 24

Cuando se marchaban de la cueva de Montesinos, se encontraron a un hombre que iba cargado de lanzas, el cual les dijo que si le interesaba a don Quijote su destino que se lo contaría en una venta que había más adelante.

De camino a la venta don Quijote comenzó a hablar acerca de los caballeros viejos, los cuales al final son tratados de mala manera y como que no sirviesen para nada.

Al anochecer llegaron a la venta, y esta vez aunque parezca mentira don Quijote admitió estar en una venta y no en un castillo.

Capítulo 25

Una vez que llegaron a la venta, don Quijote no paró hasta encontrar al hombre que habían visto antes, ya que estaba impaciente por que le contara la historia de por qué llevaba esas armas. Una vez que lo encontró le comenzó a contar la siguiente historia: Un día en el pueblo en el que él vivía se le perdió un asno y junto con un amigo salieron a buscarlo al monte, donde decían que le habían visto por ultima vez. En el monte para llamar la atención del asno ambos hombres comenzaron a rebuznar por separado, momentos más tarde encontraron al asno devorado por los lobos pero se quedaron con la anécdota de que rebuznaban tan bien que en varias ocasiones confundieron sus propios rebuznos con los del asno. A partir de ese día esa anécdota se conoció en los pueblos de la zona de tal manera que cuando alguien veía a un habitante de ese pueblo le rebuznaba en señal de burla. Entonces por eso el hombre aquel llevaba armas tan urgentemente a su pueblo ya que las necesitaban para enfrentarse con todos los pueblos que burlaban a sus compañeros de aldea.

En ese momento entró en la venta un hombre que se hacia llamar Maese Pedro, quien explicó que era un titiritero que representaba en su pequeño escenario diversas historias y que además en su repertorio tenía un mono que le adivinaba todo lo pasado y presente.

Maese Pedro adivinó que era don Quijote y explicó a todos lo que estaba haciendo en ese momento la mujer de Sancho y explicó también que lo que había visto don Quijote en la cueva de Montesinos había sido cierto a medias. Tras estas explicaciones quiso hacer una función en honor a don Quijote.

Capítulo 26

Maese Pedro representó una historia en la cual don Gaiferos liberaba a su esposa, Melisendra, la cual estaba cautiva de los moros en Sansueña.

Durante la actuación de Maese Pedro don Quijote estuvo interviniendo constantemente para explicar lo que en la obra estaba sucediendo como si de pura realidad se tratara. Don Quijote en otro arrebato de locura desenvainó la espada destruyendo todos los muñecos de Maese Pedro ya que eran unos moros que perseguían a los “buenos” de la obra y don Quijote como buen caballero quería ayudarlos a escapar. Don Quijote viendo lo que había hecho achacó su error a los encantadores que le habían embaucado.

A la mañana siguiente Maese Pedro se marchó muy pronto ya que no quería encontrarse con don Quijote por si le hacia otra de las suyas.

Capítulo 27

En realidad Maese Pedro era Ginés de Pasamonte uno de los galeotes a los que don Quijote había liberado en anteriores aventuras. Ginés se había hecho titiritero y se ganaba la vida yendo por los pueblos, pero antes de entrar en cada pueblo se enteraba de cosas recientes que habían pasado y así fingía que el mono era adivino. Antes de entrar en la venta había reconocido a don Quijote y así se pudo ganar la confianza de los que se encontraban en la venta.

Cuando don Quijote se marchó de la venta se encontró al escuadrón del rebuzno que iba armado en busca de sus burladores. Don Quijote para evitar una tonta batalla les dijo a los del rebuzno que en este mundo solo había cuatro razones por las cuales había que coger las armas para pelear y se las nombró: en defensa de la fe católica; en defensa de su propia vida; en defensa de la honra, la familia y la hacienda; o en servicio de su rey.

Ya estaban totalmente convencidos de dejar las armas cuando Sancho dijo que tampoco se debían enfadar tato por un rebuzno ya que él cuando era pequeño rebuznaba tan bien que todos los asnos de su pueblo le respondían. Y entonces Sancho emitió un fuerte rebuzno y uno de los del pueblo pesando que se estaba burlando le tiró del asno y comenzaron a apedrear a Sancho y a don Quijote, que había salido en su ayuda. Después de ser apedreados Sancho y don Quijote salieron corriendo de cerca de los del pueblo del rebuzno.

Capítulo 28

Cuando don Quijote y Sancho se dieron cuenta de que no les seguían se pararon y don Quijote le reprochó a Sancho el que se hubiera puesto a rebuznar ya que estaba claro que con eso iba a conseguir que se enfadaran. Sancho le reprochó a su vez a don Quijote el que se hubiera ido ya que nunca había visto a un caballero que dejara a su escudero atrás viendo como le apaleaban. Don Quijote respondió que en la historia otros muchos caballeros habían esperado otro momento para atacar mientras su escudero luchaba contra una multitud.

Continuaron su camino para más tarde parar en una alameda a pasar la noche. Por el camino Sancho le dijo a don Quijote que haría mejor yéndose a su casa ya que además de no ganar nada las deudas de don Quijote hacia él mismo comenzaban a no pagarse nunca. Don Quijote al oír esto comenzó a insultar a Sancho diciéndole que era un asno y que nunca podría hacer nada para remediarlo, según don Quijote lo único que tendría que hacer Sancho seria admitir lo bestia que era. Sancho al oír esto se echó a llorar admitiendo que era un asno sin remedio.

Entraron en la alameda y pasaron allí la noche. Al día siguiente prosiguieron su camino hacia Zaragoza.

Capítulo 29

A los dos día llegaron a la orilla del río Ebro, donde don Quijote vio un barco sin remos ni velas amarrado a la orilla. Don Quijote pensó que era una nueva aventura y que debía montarse en el barco e ir a rescatar a un caballero. A pesar de que Sancho le avisó que el barco era de unos pescadores, don Quijote no le hizo caso y se montaron ambos en la barca.

Una corriente les llevó hacia unas grandes aceñas que había en la mitad del río. Los molineros que vieron cómo don Quijote y Sancho se iban sobre las ruedas de las aceñas les tiraron de la barca con unos palos yendo luego los molineros detrás de don Quijote y Sancho para evitar que se ahogaran.

Después de esto los molineros le pidieron a don Quijote que les pagara los daños, don Quijote les dijo que lo haría con la condición de que liberaran al caballero que tenían prisionero. Los molineros al no entenderle le pidieron el dinero a Sancho el cual se los dio sin ningún problema.

Don Quijote y Sancho viendo que esa aventura estaba reservada para otros caballeros se marcharon del lugar volviendo a su camino hacia Zaragoza.

Capítulo 30

Después de lo hecho se marcharon del río pensando cada cual en sus cosas, don Quijote claro está pensando en Dulcinea.

Al día siguiente de esta aventura, cuando don Quijote y Sancho  proseguían su camino, encontraron a una Duquesa y a un Duque a los cuales don Quijote presentó su deseo e intención de servir en cuanto hiciese falta. La Duquesa y el Duque habían reconocido a don Quijote ya que habían leído con anterioridad la primera parte del Quijote.

Don Quijote y Sancho acompañaron a los Duques hacia su castillo ya que ambos Duques eran lectores de libros de caballería y querían pasar unos días con don Quijote.

Capítulo 31

Antes de que don Quijote llegara a la venta los Duques se habían adelantado para explicar a los criados cómo debían tratar a don Quijote. En cuanto llegó don Quijote a la casa de los Duques se dio cuenta de que realmente era un caballero famoso ya que todos en la venta le trataban de una manera totalmente caballeresca, aunque don Quijote no se dio cuenta de que en realidad le estaban tomando el pelo.

Después de que las doncellas le hubiesen quitado a don Quijote las armaduras se dispusieron todos a cenar. En ese momento se produjo una discusión cortés, entre el Duque y don Quijote, acerca de quién debía presidir la mesa. Finalmente fue don Quijote quien presidió la mesa. En ese momento Sancho contó una historia mediante la cual avergonzó a don Quijote por ser él quien se encontraba presidiendo la mesa. Para evitar el apuro de don Quijote la Duquesa se vio obligada a preguntarle a don Quijote acerca de Dulcinea.

En ese momento el cura que acompañaba a los Duques, don Quijote y Sancho se dio cuenta de quién era el que estaba sentado en la mesa junto a ellos y comenzó a insultar a don Quijote diciendo que era un loco y que tenía la cabeza llena de tonterías y de chorradas y le dijo que sería mejor se fuese a su casa y que dejase de hacer el ridículo.

Capítulo 32

Don Quijote al ver que quien le insultaba era un clérigo, únicamente le contradijo dando un discurso en defensa de la caballería andante tan bueno que consiguió que Sancho se emocionara y diera muestras de disfrutar escuchando a don Quijote.

Después de ese discurso el cura le preguntó a Sancho si realmente él era Sancho Panza y Sancho para probarlo contestó con una retahíla de refranes propia de su personalidad. En ese momento el Duque le dijo a Sancho que él le concedería el gobierno de la ínsula que le había prometido don Quijote, Sancho al oír esto se volvió loco de la alegría. El cura a su vez criticó el que los Duques, que se suponen que estaban cuerdos, permitían que Sancho y don Quijote siguiesen locos y no hacían nada por impedirlo, el cura añadió además que él se quedaría allí hasta que don Quijote y Sancho se fueran.

Después de cenar aparecieron unas doncellas que comenzaron a lavarle la cara a don Quijote el cual pensó que era la costumbre del lugar. Al poco tiempo las doncellas que le lavaban la cara fingieron que se quedaban sin agua culminando así la primera broma que le gastaron a don Quijote. Los Duques al ver esto se rieron de gran manera pero para que el caballero no se diese cuenta de la broma se lavaron también ellos la cara.

Después de esto se retiraron don Quijote y la Duquesa la cual le preguntó a don Quijote acerca de sí Dulcinea existía realmente o si era causa de su imaginación. Don Quijote le dijo que si Dulcinea existía o no era algo que no merecía hablarse pero que dentro de él mismo estaba y con eso valía, explicó también que si Sancho había visto a Dulcinea mal vestida era por causa de los encantadores que al no poder perjudicar a don Quijote lo intentaban con Dulcinea.

Capítulo 33

Mientras don Quijote se acostaba, la Duquesa y sus doncellas se quedaron hablando con Sancho el cual les contó que nunca había visto a Dulcinea y que le mintió a su amo diciéndole que aquellas tres campesinas estaban encantadas y que una de ellas era Dulcinea.

La Duquesa en ese momento decidió engañar también a Sancho y le dijo que no era mentira lo que le dijo a don Quijote sino que había sido toda verdad y que no se lo había inventado él. Sancho se creyó todo lo que la Duquesa le decía ya que no se podía ni imaginar que alguien como la Duquesa podía querer burlarse de él.

Después de hablar con Sancho la Duquesa acordó junto con el Duque que le iban a gastar a Sancho y a don Quijote la broma más grande que jamás se haya gastado.

Capítulo 34

Después de uno días se llevaron los Duques a don Quijote de montería, después de unas horas, cuando era de noche, montaron las tiendas en torno a un fuego para pasar la noche. Al cabo de un rato se dieron cuenta de que una procesión de carros se acercaba. Un personaje que iba en una de las primeras carretas era, según ellos,  el diablo que venía en nombre de Motesinos y que le iba a revelar la manera de desencantar a Dulcinea.

Capítulo 35

En el último carro apareció una extraña ninfa, con la cara desgarrada, que decía ser Merlín, el encantador, el cual se conmovió al ver a Dulcinea convertida en rústica aldeana y decidió que la única y exclusiva manera para que Dulcinea volviese a tener la misma belleza que antes era que Sancho se debía dar tres mil trescientos azotes en las posaderas.

Sancho al oír esto le dijo a don Quijote que no pensaba dárselos ya que él no tenía ni la más mínima intención de que Dulcinea volviese a su estado natural, además dijo que si era don Quijote el que tenía tanta intención en volver a ver a Dulcinea bien que se diera él los azotes y que no se lo pidiera a Sancho ya que él no tenía culpa ninguna.

En ese momento intervino el Duque el cual dijo que si no accedía a darse los azotes no le daría el gobierno de la ínsula ya que demostraría ser un gobernador muy duro. Sancho al oír esto accedió con la condición de que él debía decidir cuándo se daría los azotes y que no deberían hacerle sangre y además dijo que no debería haber nadie que se los contara y que se tendrían que fiar de lo que él dijera.

Capítulo 36

Al día siguiente Sancho le comenzó a explicar a la Duquesa que ya se había dado unas cuantas palmadas en la espalda ya que no creía que mereciese la pena el azotarse para que otros obtuvieran la recompensa. La Duquesa al oír esto le dijo a Sancho que debía buscar otro método para azotarse ya que el darse palmadas en la espalda no servía absolutamente de nada.

Sancho le enseñó a la Duquesa una carta que tenía pensado mandar a su mujer en la cual le contaba que estaba a punto de irse a gobernar la ínsula que el Duque le había prometido y que la Duquesa no hacía más que besarle la mano con lo que ella también debería hacerlo. También le dijo a su mujer que estaba deseando ir a gobernar la ínsula para ver si así conseguía algo de dinero. Al oír esto la Duquesa contestó que se mostraba un poco codicioso y que un buen gobernador no se tenía que mostrar codicioso.

Después de esto se fueron al jardín a comer y mientras comían vieron cómo se acercaba un hombre que se hacía llamar Trifaldin, escudero de la condesa Trifaldi, el cual en realidad era el mayordomo del Duque que se había hecho pasar por Merlín un par de capítulos más atrás. Este personaje decía que la condesa Trifaldi estaba esperando fuera y quería hablar con don Quijote porque le necesitaba por temas caballerescos. Don Quijote y el Duque accedieron a que entrara y esperaron a que llegara.

Capítulo 37

Mientras todos estaban esperando a que la condesa Trifaldi hiciese su aparición se produjo una conversación entre Sancho, la dueña doña Rodríguez y la Duquesa en la cual cada uno dio su opinión acerca de si este tipo de mujeres tienen alguna función en este mundo o si simplemente sirven para adornar y para tener ocupado un puesto en la sociedad que luego no sirve de nada y lo único que hace es gastar dinero público con su mantenimiento.

Capítulo 38

Cuando la Trifaldi apareció, precedida de doce doncellas, preguntó si se encontraban allí don Quijote de la Mancha y su escudero Sancho Panza. Cuando don Quijote y Sancho se presentaron ante ella comenzó a contarles su historia, con una voz ronca y poco femenina.

Ella había ayudado a una princesa, Antonomasia, hija y heredera del  rey Archipiela y de la reina Maguncia de Candaya, a conseguir el amor de un caballero llamado don Clavijo. Debido a su intención Antonomasia se había entregado a don Clavijo y tenían intención de casarse.

Capítulo 39

Cuando la madre de Antonomasia se enteró de que su hija se había casado con un hombre de linaje más bajo que ella, se enojó tanto que a los tres día murió. Un día después de su muerte apareció el gigante Malambruno, primo hermano de la madre de Antonomasia, en un caballo de madera y para vengarse de la muerte de su prima convirtió a Antonomasia y a don Clavijo en estatuas de diversos metales. Y para culminar la venganza hizo crecer barbas a todas las doncellas del palacio para vengarse así de la intercesión de la Trifaldi.

Una vez dijo eso y para que los allí presentes se lo creyeran se descubrieron la cara y mostraron cómo tenían todas unas barbas bastante considerables.

Capítulo 40

Después de haberle contado la historia a don Quijote le acabó pidiendo que por favor fuese a luchar con Malambruno ya que éste había dicho que solo desharía el encantamiento en caso de que don Quijote de la Mancha fuese a luchar contra él. Cuando don Quijote aceptó, la Trifaldi le dijo que Malambruno había dicho que mandaría un caballo de madera, llamado Clavileño, el cual llevaría a Sancho y a don Quijote a donde se encontraba él, que estaba a 3.220 leguas por el aire y en línea recta sobre Clavileño.

Capítulo 41

Por la noche llevaron a don Quijote y a Sancho hacia el caballo y le dijeron que deberían taparse los ojos porque la altitud que iban a alcanzar era muy grande y se podía marear. Don Quijote y Sancho accedieron, y al momento les dijeron que para activar el caballo había que mover una clavija que se encontraba en el cuello del caballo. Y para bajarse del caballo cuando llegasen tendrían que esperar a que este relinchara.

Cuando don Quijote apretó la clavija todos los allí presentes se despedían como si realmente se estuvieran moviendo, incluso imitaban el calor de la altitud y el movimiento del viento. Al cabo de un rato los allí presentes encendieron la cola de Clavileño el cual al estar lleno de cohetes salió disparado por el aire tirando a don Quijote y a Sancho al suelo. Cuando se levantaron vieron que no se habían movido del lugar y que a su alrededor estaban los mismos personajes que antes y observaron también que junto a ellos había una lanza con un mensaje el cual decía que don Quijote había vencido con solo intentarlo y que Malambruno se contentaba con eso y había desencantado a la Trifaldi y a sus doncellas. También decía que igualmente se desencantaría Dulcinea en cuanto Sancho cumpliera lo prometido. Cuando el Duque leyó la carta felicitó efusivamente a don Quijote por su hazaña.

Sancho le dijo a la Duquesa que durante su viaje en Clavileño se había quitado el pañuelo y había visto cómo el mundo y las personas eran muy pequeñas desde esas alturas, la Duquesa al decirle que eso era imposible Sancho le respondió que mediante el encantamiento nada era imposible. Sancho prosiguió contando que había estado tan cerca del sol que había podido comprobar que realmente era muy grande, también dijo que se habían detenido en la constelación de las siete cabrillas ya que como Sancho había sido cabrero se entretuvo un poco con ellas.

Capítulo 42

Cuando los Duques se dieron cuenta de que las bromas funcionaban y don Quijote y Sancho no se daban cuenta de nada decidieron proseguir con ellas para reírse más. Mas tarde el Duque le dijo a Sancho que se preparara por que al día siguiente irían a la ínsula en la que Sancho gobernaría. Al oír esto don Quijote se apartó con Sancho un momento para aconsejarle acerca de cómo tenía que comportarse como gobernador de una ínsula.

Primero la aconsejó acerca del alma. Don Quijote le dice que se haga amigo de Dios, que no se avergüence de su linaje ya que si no se avergüenza él nadie se avergonzará nunca de él. También le dijo que en caso de que fuesen sus parientes a visitarlos que no los desprecie y en caso de que enviudase que supiera elegir bien a la mujer ya que en ocasiones son éstas las que ayudan a gobernar. También le dijo que juzgase igual a un rico que a un pobre pero que atendiese más a las lágrimas de un pobre ya que son los que no tienen nada en este mundo.

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