Modelo politico austrias

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 4,55 KB

La monarquía española bajo los Austrias mayores estaba compuesta por grandes territorios, cuyo vínculo institucional era el Consejo de Estado, creado por Carlos I, y que estaba formado por representantes de los diferentes reinos. Fue una monarquía autoritaria, con un gran centralismo administrativo. También existían consejos territorios de cada reino, así como el Consejo de la Inquisición y el de Hacienda. También existieron virreyes y regidores en las diferentes
colonias. A nivel local, el modelo estaba formado por municipios, pero que estaban cada vez más degradados debido a la compra de cargos. Tanto Carlos I como Felipe II se apoyaron en hombres de confianza, sin llegar al nivel de los
validos posteriores, aunque en algunos casos, como fue el de Antonio Pérez, secretario de Felipe II, llegaran a traicionar al rey. No obstante, este caso sirvió a Felipe II para aumentar su poder en el Reino de Aragón. En resumen, el modelo político de los Austrias presentaba unidad en la cumbre, pero pluralidad y descentralización en la Base. Por otra parte, quedo ya fijada de forma definitiva la capital del reino en Madrid. OCASO El siglo XVII supuso el fin de la hegemonía de España en Europa, que coincide con los reinados de los Austrias menores.Durante el reinado de Felipe IV, el deseo de su valido de recuperar el prestigio y la hegemonía en Europa supuso la intervención en la Guerra de los Treinta Años contra Francia y sus aliados, que finalizó con la Paz de Westfalia (1648), con los aliados a Francia, y la Paz de los Pirineos (1659), con los propios franceses. Estos dos tratados marcaron la caída definitiva del Imperio español, que ya había comenzado su decadencia a finales del reinado de Felipe II, y su transformación de España en una potencia de segundo orden. A Felipe IV le sustituyó su hijo Carlos II, que al no tner descendencia marcó la política exterior española de finales del siglo XVII. Su muerte, el 1 de noviembre de 1700, desencadenó la Guerra de Sucesión (1700-1713) al trono español, que se convirtió en un importante conflicto internacional por la hegemonía política en Europa.



El siglo XVII fue un siglo de crisis económica en Europa en general, en el Mediterráneo en particular, y, muy especialmente, en la Península Ibérica. En la Corona española la crisis fue más temprana y más profunda que en el resto de Europa. Ya en la primera mitad del siglo aparecen serios problemas demográficos. Cruentas epidemias coincidieron con épocas de carestía y hambre, a lo que se sumó la expulsión de los moriscos en 1609, que supuso la pérdida del tres por ciento de la población, principalmente en Valencia y Aragón, y las frecuentes guerras exteriores y el incremento de los miembros del clero que hizo descender la natalidad. La crisis golpeó con más fuerza a Castilla que a los reinos periféricos. En la segunda mitad del siglo, la crisis continuó y se agudizó. A la decadencia de la agricultura, agravada por la expulsión de los moriscos, se le unió la de la ganadería lanar, que encontró graves dificultades para la exportación, y la de la industria, incapaz de competir con las producciones extranjeras. El comercio también entró en una fase recesiva. La competencia francesa en el Mediterráneo y la competencia inglesa y holandesa en el Atlántico, agravaron una coyuntura marcada por el creciente autoabastecimiento de las Indias y el agotamiento de las minas americanas. Consecuencia de la crisis comercial fue la disminución de la circulación monetaria. La situación fue empeorada por la incorrecta política económica de los gobiernos de la Corona, que agravaron más que solucionaron los problemas (devaluación monetaria, aumento impositivo,…). En este marco de crisis económica, la sociedad estamental española vivió un proceso de polarización marcada por el empobrecimiento de un campesinado que constituía la mayor parte de la población, la debilidad de la burguesía y las clases medias, y el crecimiento numérico de los grupos sociales improductivos como la nobleza y el clero en un extremo y los marginados: pícaros, vagos y mendigos en otro. La mentalidad social imperante, marcada por el desprecio al trabajo agravó la crisis social y económica. El hidalgo ocioso y el pícaro se convirtieron en arquetipos sociales de las España del Barroco

Entradas relacionadas: