Surgimiento del partido nacional fascista

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2.1.La crisis de posguerra

Durante la primera Guerra Mundial, el coste de vida en Italia había subido mucho más rápidamente que los salarios. En 1918, los salarios reales eran un tercio inferiores a los de 1913. Al acabar el conflicto, las organizaciones obreras intentaron recuperar esas pérdidas de poder adquisitivo.

Éste fue el origen de un movimiento huelguístico que alcanzó gran importancia y que a menudo presento objetivos revolucionarios. En 1920 los obreros ocuparon numerosas fábricas en el Norte de Italia. En el campo, sobre todo en el centro y el norte, se desarrolló un movimiento de ocupación de las tierras de los grandes propietarios. Todos estos movimientos fueron reprimidos, pero el temor a la bolchevización y al estallido de una revolución social se extendíó.

En el ámbito político, la monarquía constitucional atravesaba una situación de fuerte inestabilidad: ningún partido conseguía obtener mayorías estables y gobiernos duraderos. Entre 1919 y 1922 se sucedieron 5 gobiernos. El régimen constitucional se apoyaba en una coalición de partidos y empezó a verse fuertemente contestada por el Partido Socialista, el Partido  Comunista Italiano y el Partido Popular.

A todo lo anterior hay que sumarle el nacionalismo exaltado,derivado de la frustración ya que las promesas de recuperar las tierras irredentas no se habían cumplido totalmente. Así sucedía con tierras de población italiana en la costa dálmata, bajo control yugoslavo, o con la ciudad de Fiume que había quedado bajo el control de la Sociedad de Naciones.


2.2.La formación del Partido Nacional Fascista

En 1919 Mussolini, un ex militante socialista expulsado del partido por apoyar la entrada en la 1.G.M. Fundó los llamados Fasci di Combattimento, un movimiento que agrupaba antiguos combatientes y que tenía un programa populista. En 1921, Mussolini transformó los Fasci en el Partido Nacional Fascista, que se presentó como un instrumento eficaz frente a la amenaza del comunismo. Mussolini dotó al partido de un programa nuevo que mezclaba un discurso populista en lo social, pero claramente defensor de la propiedad privada, con un fuerte nacionalismo y un proyecto expansionista y militarista. El partido adquiríó una simbología propia: los fascistas adoptaron la camisa negra como uniforme y el saludo a la romana.

Las bases del partido se nutrieron de la pequeña burguésía, atemorizada ante la crisis y el ascenso de las fuerzas revolucionarias obreras. El partido pronto fue bien visto entre los industriales, los grandes propietarios de tierra y sectores del ejército o el propio gobierno, ya que lo consideraban un buen instrumento para frenar el socialismo y el comunismo. Además recibíó ayuda financiera de la Confindustria, la mayor organización patronal italiana.

Las escuadras fascistas protagonizaron numerosos actos de violencia social contra los políticos y periódicos de izquierda. Pretendían callar toda forma de oposición atemorizando a la población. Contaban con la complicidad de la policía, que actuaba contra ellos sin contundencia y de la justicia, que dictaba penas simbólicas. Solo en el año 1921 fueron asesinadas 600 personas. El partido Nacional Fascista crecíó rápidamente y en 1922 alcanzaba los 700000 afiliados.


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