La poesía en el Renacimiento
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1. PENSAMIENTO Y CULTURA EN EL Siglo XVI
El término Renacimiento define todo el periodo cultural y social posterior a la Edad Media. Alude al
renacer de los estudios clásicos y a la veneración por los autores grecolatinos. Está estrechamente
relacionado con el concepto de Humanismo:
Movimiento cultural iniciado en Italia que,
considerando al hombre centro del universo, dedica sus esfuerzos al estudio de las letras humanas.
Estos estudios acaban por extenderse a todas las ramas del saber y configuran una visión del mundo
inseparable de las nuevas condiciones socioeconómicas de la época.
1.1. Rasgos del Renacimiento:
Se destaca la dignidad del hombre, centro del mundo y dueño de su destino, lo cual se opone al
teocentrismo e inmovilismo de la sociedad estamental. Estamos ante el típico individualismo
burgués.
Intenso vitalismo que se manifiesta tanto en el arte y en la literatura de este periodo como en
el
esplendor casi pagano de cortes y palacios, con sus fiestas y lujos. Se canta el amor y los placeres en
una sociedad muy secularizada1 y alejada de la concepción teocéntrica de la Edad Media.
Optimismo: es una época esencialmente optimista en la que se piensa que el hombre es la
medida
de todas las cosas y que es capaz de dominar el universo con sus conocimientos.
Racionalismo: será un rasgo dominante de la época. La confianza en el poder de la razón explica
el
nacimiento de una idea bien fecunda desde entonces: la idea de progreso. Según ella, la
economía
y el mundo material pueden avanzar de forma indefinida y también el hombre en el terreno
moral
puede alcanzar cotas de humanidad desconocidas. Se considera que el saber puede hacer mejor
al
hombre.
Neoplatonismo: según las ideas neoplatónicas, la realidad material no es sino una
manifestación
del orden espiritual superior, armónico y perfecto, que el hombre puede alcanzar por el
conocimiento, el amor, la contemplación de la belleza natural, etc.
Afán de reformas: la insatisfacción intelectual humanista lleva a proponer profundas reformas,
propugnar utopías2 y, en algunos casos, al escepticismo3 y al desengaño. El deseo de renovación
religiosa culminará pronto en el Cisma de Occidente que supondrá la fragmentación de la iglesia
cristiana por el auge de la reforma protestante promovida por Martín Lutero que propugna como
ideal la pureza evangélica, la religiosidad individual basada en el libre examen y la lectura personal de
los libros sagrados. Ante estas propuestas de renovación religiosa, la Iglesia católica convocó el
Concilio de Trento. En él se definieron los dogmas católicos esenciales en un intento de hacer frente
al protestantismo. Esta reacción dará lugar a un movimiento religioso y político llamado
Contrarreforma, en el que desempeñó un papel importantísimo España.
Se produce una revalorización del latín, al mismo tiempo que se promociona el uso de las
lenguas
vulgares: por una parte, se intenta llegar al máximo número de lectores y por otra, la cultura se va
convirtiendo en un coto cerrado para los entendidos, los humanistas, y el latín es el idioma
apropiado para entenderse entre ellos por encima de las fronteras, pero también el muro de
contención adecuado para impedir el acceso a intrusos.
El Renacimiento es un periodo de gran auge artístico y cultural. Es la época de científicos como
Copérnico o Kepler, de artistas como Rafael, Miguel Ángel, Fray Angélico, Piero della Francesca,
Botticelli; arquitectos como Brunelleschi o Bramante; músicos como Palestrina, Tomás Luis de
Victoria o escritores como Shakespeare, Marlowe, Rabelais, Ronsard, Montaigne, Sá de Miranda,
Camoens, además de la impresionante nómina de escritores españoles.