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1. Reglas del diálogo argumentativo
Principio cooperativo. Contribuye a la conversación tal y como lo
exige el objetivo o propósito que le corresponda.
Este principio implica obligaciones como las siguientes: - Lleva el peso de la prueba cuando te corresponda.
_ No hagas que tu interlocutor lleve el peso de la prueba cuando no le corresponda.
_ No utilices premisas no admitidas por los demás interlocutores para apoyar una conclusión que pretendes que sea admitida por todos.
_ Define, aclara o justifica el significado de los términos que utilices siempre que te lo pidan.
_ No intentes forzar prematuramente la clausura del diálogo.
• Regla de la cantidad. Proporciona tanta información como sea ne­cesaria para mantener tu punto de vista, pero no más.
• Regla de la cualidad. No digas lo que creas que es falso y no trates de mantener a toda costa una opinión de la que no tengas pruebas suficientes.
• Regla de relevancia. Debes ser relevante, esto es, centra tus inter­venciones en el asunto sobre el que se dialoga y no cambies de tema sin permiso.
• Regla de modo. Explícate con claridad, sin ambigüedades, con bre­vedad y ordenadamente.

2. Herramientas del diálogo argumentativo
En el diálogo argumentativo se utilizan determinadas expresiones ::on unas funciones específicas. La utilización de estas expresiones pue­oe ser a veces incorrecta, sobre todo cuando no se respetan las reglas aue acabamos de reseñar. Veamos algunas de ellas.
Términos aseguradores
Cuando alguien quiere presentar como segura una creencia y
evitar que su interlocutor le pida razones para apoyarla. Es evidente que ...

En principio, sería correcto utilizar estos términos para ahorrar tiempo,
oero sería incorrecto usarlos para cerrar el diálogo antes de lo debido.
Términos protectores
Para proteger nuestras afirmaciones de las críticas de los demás, ! a menudo las expresamos con menos fuerza y alcance del que tendrían
Si no fuesen acompañadas de términos como éstos: Probablemente ... Algunos x son ... La mayoría de x son. .. Quizá sea cierto que Términos sesgados
Algunas palabras están cargadas de connotaciones positivas o ne­gativas. Si decimos de alguien que es «estadounidense», estamos indi­cando su procedencia, pero si decimos que es «un yanqui», estamos utilizando una palabra que, normalmente, está cargada con un sentido peyorativo Las connotaciones de una palabra varían en función de la persona que la dice y de la persona a quien se habla
Definiciones persuasivas
Son definiciones que se elaboran expresamente para un término al que se quiere conferir cierto prestigio o cierto desprestigio.Por ejemplo, un hablante está argu­mentando a favor del uso de los ordenadores y dice: «Los ordenadores son fieles amigos al servicio de sus dueños
Los ordenadores son tiranos que envían al paro a miles de personas
En realidad, ninguno de los dos ha expuesto una verdadera defini­ción, sino una valoración disfrazada de definición.

3. los errores en la argumentación o falacias
La palabra «falacia» se utiliza para designar aquellas argumentacio­z; nes que son incorrectas, pero que parecen correctas.

Las falacias son maneras de razonar que violan las reglas del diálogo argumentativo. Para detectarlas se precisa una especial atención a los contextos en que se desarrollan los diálogos y a las actitudes comuni­cativas de los hablantes.
Preguntas complejas
Hay preguntas que conllevan presuposiciones. Por ejemplo, si alguien pregunta (10), está dando por supuesta la verdad de (11):
(10) ¿Se ha arrepentido usted de ese crimen atroz?
(11) Usted ha cometido un crimen atroz.

Argumento ad ignorantiam
En este tipo de argumentos se pretende que un enunciado es falso solamente porque nadie ha conseguido probar su verdad, o bien
que un enunciado es verdadero porque nadie ha probado que es falso.
- El esquema de estos argumentos sería (12) o (13):
(12) No se ha podido establecer que p sea verdadero; por tanto, p es falso.
(13) No se ha podido establecer que p sea falso; por tanto, p es ver-
dadero.
En algunas ocasiones un argumento de esta clase puede ser aceptable .


Argumento circular
Estos argumentos consisten en hacer una declaración y defenderla presentando «razones» que significan lo mismo que la primera aser­ción.
los argu­mentos de esta clase son defectuosos porque no ayudan a conseguir el objetivo del diálogo, que es probar una tesis partiendo de premisas aceptadas por todos los interlocutore9puesto que con tales argumen­tos no se prueba nada.
Argumento ad hominem
Con este tipo de argumento se pretende refutar la opinión ajena atacando a la persona que la mantiene, sin entrar en el tema de la discusión, alegando únicamente supuestos defectos o vicios de la per­sona que habla o de la comunidad a la que pertenece. Este modo de argumentar a menudo es falaz: «Roberto ha dicho que mañana hay clase, pero seguro que no hay, porque Roberto es un despistado».
No obstante, hay argumentos ad hominem que son más o menos débiles, pero que no son por completo falaces. He aquí dos ejemplos:
(14) Papá, ¿cómo me dices que no debo fumar, que es malo para la salud, si tú eres un fumador empedernido?
(15) Doctor, usted no me puede prohibir el tabaco por mi problema respiratorio. Porque yo sé que usted tiene el mismo proble­ma que yo y, sin embargo, fuma.
Estos ejemplos son muestras de una forma de ataque argumentativo que se llama tu quoque, «tú también»: se trata de intentar rebatir las razones de la otra persona alegando que ella padece el mismo defecto o vicio que nos pretende corregir
En cambio, existe una multitud de contextos diferentes en los que Ltal recurso no es válido en absoluto.
Explicaciones, este podría replicar con toda razon.

Argumento de autoridad
Se trata de intentar defender una opinión sin presentar las pruebas pertinentes, apelando únicamente a una autoridad que la defiende o la ha defendi.d~ngeneral, cuando presentamos un razonamiento
,muy ~xtensi, ~~siempre se nos puede pedir que justifiquemos todas las premisas. Por tanto~o siempre será incorrecto que citemos autori­dades en la materia sobre la que estemos hab,i
ndo para apoyar nues­tros razonamiento~Cosa muy distinta es qu~e intente justificar una opinión que perte~ce a cierto campo del saber, apelando a la autori­dad de alguien que es una eminencia en ~ campo distinto: en este caso la argumentación es claramente falaz
Argumento ad. baculum
Los argumentos ad baculum (al bastón) son los que presentan algún tipo de amenazas como si fueran buenas razones para apoyar una determinada opinión, o consejo, o prescripción. Cuando la amenaza no deja libertad a los demás para decidir libremente si aceptan o no la conclusión, el argumento ad baculum será claramente una falacia .
Cuando esto no ocurra, el argumento podrá ser criticado como defec­tuoso o poco convincente, pero no como falaz

Argumento ad populum
En estos argumentos se recurre a provocar el entusiasmo u otros sentimientos de las personas con el fin de que otorguen su asenti­miento a lo que sostiene el hablante sin aportar prueba alguna.
Los anuncios publicitarios pretenden convencernos de la bondad de sus productos poniéndolos en relación con sentimientos que todos apreciamos.
Algo parecido sucede cuando los padres, las madres o los hijos utilizan los sentimientos de piedad para «conven­cer» de que llevan razón: «jCon lo que yo te quiero! ¿Cómo me vas a hacer eso a mí? ¡Me vas a matar!
Este tipo de «argumentos de chantaje afectivo» son falaces, puesto que impiden que se avance en la consecución del objetivo del diálogo razonado: dar buenas razones para apoyar las opiniones y creencias.
Argumento ex populo

Consiste en defender un determinado punto de vista alegando que
todo el mundo está de acuerdo con esa opinión. Su esquema es:
Aunque estos esquemas de argumentos no son deductivamente vá­lidos, no debemos despreciar su fuerza persuasiva. Porque, si efectiva­mente se da el caso de que «todo el mundo» dice que p es verdadero y alguien dice, sin embargo, que es falso, es a ese alguien a quien le corresponde llevar el peso de la prueba.
Argumento post hoc, ergo propter hoc
Esta expresión latina significa: «después de, luego a causa de». A es­tos argumentos también se les llama «de la falsa causa>
Este tipo de argumentación falaz está muy relacionado con el surgi­! miento de las supersticiones. Por ejemplo, un deportista se ha tomado cierto refresco antes de la competición y luego ha ganado; puede pen-
I sar que dicho refresco funciona como una «poción mágica». El error
I ~el argumento post hoc, ergo propter hoc consiste en establecer una Lelación causa-efecto sin una base empírica suficiente.

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