Oligarquía, Caciquismo y Regeneracionismo en la España de la Restauración
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Oligarquía y Caciquismo en la Restauración Española
1. El texto es un fragmento del libro de Joaquín Costa, Oligarquía y Caciquismo, en el que describe las características de la forma de gobierno de la Restauración en España. Comienza señalando los tres sujetos básicos que la integran: los oligarcas o notables de cada partido que residen en la capital, los caciques diseminados por el territorio y los gobernadores civiles que actúan de intermediarios.
En el segundo párrafo, el autor caracteriza a los oligarcas y caciques como un cuerpo extraño a la nación que se apropia por la fuerza del poder. Finalmente, describe el modo en que se apropian del poder mediante la sistemática falsificación de las elecciones, abusando de su posición de fuerza y riqueza.
Definición de Términos
2. Oligarcas: miembros de la oligarquía o clase social dominante que Costa identifica con los grandes propietarios de la tierra y con la burguesía industrial y financiera, y que llega a formar parte de un pequeño grupo capaz de conducir de manera continuada las riendas del poder gracias a su riqueza y posición de dominio.
Caciques: es un término hispanoamericano que significa persona influyente. En la España de la Restauración eran las personas encargadas de controlar a nivel local las elecciones para que el resultado fuera el deseado con antelación. Los caciques podían considerarse como señores feudales que, debido a su riqueza, establecían numerosos lazos de dependencia con la población, lo que facilitaba la manipulación de los procesos electorales.
Contexto Histórico y Regeneracionismo
3. El texto se sitúa poco después de la derrota de Cuba en 1898, que supuso un terrible impacto en la economía española por la pérdida de las colonias y sus mercados. Esa pérdida contrasta con la expansión colonial europea hacia África, que se aceleró después del Congreso de Berlín en 1885. Esa derrota había puesto al descubierto la realidad de un país pobre económicamente, muy atrasado cultural y educativamente, socialmente muy injusto y con un sistema político corrupto. Este era el problema de España que expresaron autores de la Generación del 98. Para hacer frente a esta situación, apareció una corriente intelectual que necesitaba repasar la historia de España y buscar así las causas de esta nueva situación, y así iniciar una regeneración política que autentificara el sistema electoral y llevara a cabo una serie de reformas capaces de sacar a España del atraso y la miseria. Este movimiento fue conocido como Regeneracionismo, y de él formaron parte muchos de los miembros de la Generación del 98.
Idea: Joaquín Costa fue uno de los miembros más destacados del Regeneracionismo. A partir de su crítica de la realidad española, desarrolló un amplio programa de propuestas de reforma que se encuentran en el libro Despensa y escuela, que pretendían transformar el país. En este se incluye el fomento de las obras públicas, el aumento del número de escuelas y la autentificación del sistema político para convertirlo en una democracia real, ya que las elecciones estaban amañadas por el caciquismo. Se intentó institucionalizar el regeneracionismo por parte del turno de partidos. El Partido Conservador con Maura y el Liberal con Canalejas intentarán establecer una serie de reformas regeneracionistas que fracasarán.
La Desamortización de Mendizábal
3. A principios del siglo XIX, el sector agrario seguía siendo la base de la economía española y los liberales pensaban que su modernización pasaba por un cambio en la estructura de la propiedad de la tierra (reforma agraria). En consecuencia, los gobiernos liberales progresistas, durante la regencia de María Cristina, llevaron a cabo una serie de reformas, como la abolición del régimen señorial, la desvinculación de los mayorazgos, la desamortización de los bienes de la Iglesia. Con esta última se pretendía obtener dinero para afrontar la guerra carlista, disminuir la deuda pública y mejorar la economía, puesto que creían que los compradores de estas tierras aumentarían la productividad y apoyarían al régimen liberal.
El autor del decreto es Juan Álvarez de Mendizábal (1790-1853), político liberal progresista, ideología que se puede observar en el preámbulo del decreto, en el que justifica la desamortización ante la reina, exponiendo los argumentos fundamentales de la burguesía liberal: la propiedad vinculada al Antiguo Régimen debe ser sustituida por la propiedad plena y libre, especialmente la tierra, que era la base de la economía de la época. Entre las reformas que se llevarían a cabo para lograrlo está la desamortización de los bienes de manos muertas: Iglesia, municipios y Estado, que se pondrían a la venta y quedarían en manos de nuevos propietarios que harían aumentar la productividad del suelo mediante un mercado libre. Finalmente, el Estado utilizaría estos recursos para saldar sus deudas con los poseedores de títulos de deuda y sanear la Hacienda pública, para hacer frente a los gastos de la guerra e incentivar la economía.
La Constitución de 1876
3. El contexto de su elaboración y promulgación es el comienzo del periodo de la Restauración, posterior al Sexenio Democrático (1868-1874), por el que, tras el triunfo del pronunciamiento del general Martínez Campos en 1874 en Vicalvaro, se restablece la monarquía en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Con ello comenzó en España una nueva etapa histórica en la que se acabó consolidando una forma de Estado liberal moderada bajo la hegemonía de una oligarquía burguesa y terrateniente muy conservadora.
La Constitución promulgada en junio de 1876 es, por ahora, la constitución más duradera de la historia de España, que estuvo vigente hasta 1931, con la excepción del periodo de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).
Ideas: El proyecto de Constitución fue elaborado por una asamblea de exparlamentarios designada por el gobierno de Cánovas. Posteriormente, el texto fue debatido y aprobado por las Cortes Constituyentes, que tenían amplia mayoría conservadora. Esta Constitución contiene las líneas generales del sistema de la Restauración, que es fiel reflejo del pensamiento de Cánovas, líder del Partido Conservador, identificado con el liberalismo doctrinario. Sus principios políticos se resumían en la soberanía compartida entre el rey y las Cortes. Al rey se le concedían amplias atribuciones, pues mantenía el poder ejecutivo y compartía el legislativo con las Cortes. Por otra parte, Cánovas admiraba el parlamentarismo inglés por su estabilidad, por lo que pretendió establecer un sistema bipartidista en el que dos partidos (Conservadores y Liberales) se turnasen en el poder mediante elecciones controladas y manejadas para evitar que el poder se les fuera de las manos y accedieran a él otras ideologías.