Más Allá del Bien y del Mal: El Superhombre y el Eterno Retorno en Nietzsche

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La Transvaloración y el Superhombre

Como hemos visto, frente a Sócrates, al conocimiento, a la filosofía y a la racionalidad, Nietzsche afirma lo dionisíaco, la voluntad, el sentimiento y la vida como pulsión irracional, sin finalidad, sin orden, sin Dios. Esto le lleva inmediatamente a negar todos los valores tradicionales y anunciar una nueva realidad.

El Superhombre de Nietzsche es fundamentalmente un nuevo hombre que surge de la negación de los viejos valores y afirma su Voluntad de Poder, su “yo quiero”. No se trata de una cuestión de raza, sino de una posición moral: un hombre que está más allá del bien y del mal, que supera la vieja moral.

Nietzsche no explica cómo surge este Superhombre, pero, a través de sus metáforas, se puede ver que el camello (el hombre que carga con toda la moral, el hombre occidental) se transforma en león (rompe con la moral, exige su libertad), pero éste no es capaz de crear valores.

El Superhombre es inocente como un niño, no lleva carga, es espontaneidad pura, impulso vital, puede ser el protagonista de un nuevo comienzo, donde lo antiguo ya no existe, pues ha sido totalmente olvidado.

La condición de poder crear es olvidar nuestra civilización: sólo así seremos capaces de partir de cero, de crear nuevos valores, de vivir fieles a la tierra. Éste es el Superhombre que resume el mensaje de Nietzsche.

El Eterno Retorno

Cuando Nietzsche habla de la realidad como Voluntad de Poder, introduce una idea enigmática que muchos rechazan como una unión colateral en el pensamiento de este autor: el Eterno Retorno. Pero, en realidad, se trata de una de las tesis centrales de Nietzsche.

Para Nietzsche, la realidad, el mundo, la vida carecen de finalidad. Si hubiera finalidad, en un mundo infinito temporalmente, el fin ya se habría alcanzado y las cosas tendrían un sentido.

Por el contrario, en un mundo infinito y sin finalidad, todo lo que ha ocurrido volverá a ocurrir, todas las combinaciones posibles se darán infinitas veces. Con el Eterno Retorno quiere afirmar este mundo y sólo éste: no existe el mundo platónico, ni el cielo de los creyentes, sino que hay que ser fieles a este mundo, decir sí a la vida, a la Voluntad de Poder.

En conclusión, la vida es la única realidad valiosa, que hay que afirmar por sí misma.

Dioniso nos brinda el exceso, la ausencia de mesura, la ruptura con todas las barreras y limitaciones. Zaratustra (Nietzsche) nos libera de la moral, de Dios y de toda la cultura occidental. Surge así el Superhombre, inocente como un niño, que no lleva carga, pues lo antiguo ya no existe. Ya sólo queda Voluntad de Poder —“este mundo es la Voluntad de Poder, y nada más que eso”—, y el Eterno Retorno: una fidelidad radical y absoluta a este mundo, a la vida, a la Voluntad de Poder.

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