Marxismo: Alienación, Trabajo y la Transformación Social del Ser Humano
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La Visión Antropológica y Crítica Social de Karl Marx
El Problema del Hombre en la Filosofía Marxista
Marx basa todo su pensamiento en su teoría antropológica y la relaciona con su concepción de la realidad. Para él, todo lo que existe es materia. El ser humano se define por su praxis (su hacer), que Marx denomina trabajo. El trabajo es la actividad humana de transformación de la naturaleza para obtener los recursos que permiten la subsistencia. Por lo tanto, el hombre concreto es un ser que debe hacerse a sí mismo transformando la naturaleza mediante la actividad productiva. Por ende, Marx concibe al ser humano como esencialmente trabajador. Es la praxis lo que distingue al hombre de los animales y lo que configura su relación con el mundo y con otros seres humanos.
Para Marx, la historia es la lucha de clases, siendo el motor de esta la confrontación entre opresores y oprimidos. Los seres humanos transforman el entorno, y así la persona se constituye como tal en la sociedad. El hombre es el producto del conjunto de las relaciones sociales y sujeto de la historia. El objetivo del progreso histórico es que el hombre controle su propio destino a través de la actividad productora: el hombre se proyecta en el producto de su trabajo, dejando en él algo de sí mismo. Cuando lo que se produce pasa a ser mercancía, el propio hombre se convierte en mercancía, perdiéndose a sí mismo.
En el capitalismo, el trabajo está alienado. Esta alienación se produce cuando el trabajador considera el producto de su trabajo como algo ajeno a sí mismo. Es consecuencia de las relaciones de producción de un momento histórico y se manifiesta en el capitalismo, ya que el trabajador no es dueño de su trabajo ni del producto de este, no se siente realizado y encuentra su mayor satisfacción fuera de él.
Realidad y Conocimiento en la Crítica Marxista
De las tres formas de alienación que Marx identifica (religiosa, social y política, y económica), considera que la económica es la más determinante para el ser humano en el sistema capitalista.
El modo de producción capitalista se caracteriza por la potencial reducción de todos los objetos a mercancía (todo es reductible a dinero). En la mercancía, Marx diferencia entre el valor de uso (propiedades cualitativas del objeto) y el valor de cambio (precio de intercambio, cuantitativo). El valor real en la sociedad capitalista (el valor de cambio) no es solamente una relación entre mercancías, como sostiene el pensamiento liberal clásico (el "fetichismo de la mercancía"), sino una relación entre fuerzas productivas.
El modo de producción capitalista determina la separación entre burgueses (propietarios de los medios de producción) y proletarios. En este sistema, Marx sostiene que se produce la alienación, ya que el proletario vende su fuerza productiva como mercancía, generando mediante su trabajo la plusvalía (valor añadido) en el intercambio de mercancías.
El modo de producción es la estructura de lo real, la estructura económica, sobre la que se superponen otras estructuras para justificarla: la superestructura ideológica, que explica por qué el dominado asume los intereses de la clase dominante, perpetuando el orden establecido. El hombre puede reapropiarse de su esencia mediante el trabajo y la socialización. Para ello, es necesario que el proletariado se revolucione para establecer una dictadura del proletariado, donde este se haga propietario de los medios de producción, con el fin de alcanzar la sociedad comunista.