Que se logro con la revolución françesa
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SEXENIO Democrático: INICIO: Revolución gloriosa de 1868: Se trata de un pronunciamiento de los generales PRIM y SERRANO y una sublevación urbana dirigida por progresistas y demócratas. Triunfa rápidamente y provoca la huida de Isabel II a Francia ( fin de la monarquía de los Borbones) y un gobierno provisional de coalición de progresistas y unionistas.
La ideología carlista se resume en el lema “Dios, Patria, Rey y Fueros”, en el que resaltan la centralidad de la religión, del rey absoluto y de los fueros vasconavarros.
El carlismo fue importante entre el campesinado y el clero (sobre todo regular) de la mitad septentrional de España. La sublevación general carlista a través de guerrillas logró imponerse en cuatro núcleos: Provincias Vascongadas, Navarra, norte de Cataluña y el Maestrazgo Aragónés y valenciano. Zumalacárregui, con base en las sierras en torno a Estella, logró formar un verdadero ejército, unificar el mando militar y hacer de Estella la corte de don Carlos. Pero tras su muerte, en el asedio de Bilbao, una sucesión de fracasos militares y la división interna de los carlistas forzaron el fin de la guerra con el acuerdo o abrazo de Vergara (1839) entre el general Cabrera (carlista) y el general Espartero (liberal ).
Tras la guerra, había que adecuar los fueros a la nueva realidad constitucional española. La diputación de Navarra, liderada por Yanguas y Miranda, negoció con el gobierno central un “acuerdo foral”, con el fin de consolidar la paz en la provincia, por el que la supresión casi total de los fueros se compensaba con una amplia autonomía económico-administrativa.
Así, la ley de modificación de fueros de Navarra (1841), también conocida como ley paccionada, suprimía para Navarra la condición de reino y todas las instituciones, fronteras y leyes propias (los fueros “con mayúsculas”), e implantaba las leyes e instituciones generales, aunque concedía en exclusiva a la nueva diputación provincial de Navarra la competencia fiscal de gestión de los gastos e ingresos fiscales de la provincia, a cambio de una aportación anual fija al estado, llamada el cupo.
Desde entonces, el fuerismo, entendido como la defensa del régimen foral derivado de la ley de 1841, se convirtió en patrimonio de todas las fuerzas políticas navarras.