Libertad Humana: Crítica al Determinismo y Desarrollo de la Conciencia Moral

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Crítica al Determinismo

Las posiciones reduccionistas son incapaces de justificar los siguientes hechos, que solo se entienden si suponemos que somos libres:

  • La convicción con que actuamos de ser libres.
  • El hecho de que nos hagamos responsables de nuestros actos, personal y mutuamente.
  • La alabanza y la reprobación de conductas.
  • La existencia del mundo moral, jurídico, político y religioso.
  • La creatividad estética y científica.

La Madurez Moral: De la Heteronomía a la Autonomía

Autores como Piaget o Kohlberg han interpretado la conciencia moral como la capacidad de formular juicios sobre lo justo y lo injusto, y han estudiado cómo evoluciona y se desarrolla esta capacidad. La teoría de Kohlberg se basa en la idea kantiana de que la madurez moral es un proceso que comienza con la heteronomía moral y culmina con la autonomía moral.

Nivel Preconvencional

La persona tiene por justo lo que satisface sus intereses. Se respetan las normas solo por las consecuencias que pueda haber (castigo, ausencia de premio). Estas son las personas más inmaduras porque se dejan llevar por impulsos, por lo que son heterónomas.

Nivel Convencional

La persona considera justo lo que concuerda con las leyes de su sociedad. La persona se siente miembro de una comunidad en la que reconoce y admite sus normas, reglas y principios. De este modo, encuentran justificados ciertos comportamientos que desde el nivel siguiente no serían aceptables. Estas personas siguen siendo bastante heterónomas, porque solo controlan sus impulsos egoístas para adaptarse a las normas.

Nivel Posconvencional

Las personas distinguen entre las normas de su sociedad y los principios morales universales. Son personas autónomas y su comportamiento se rige por principios que su propia conciencia reconoce como universalmente vinculantes. Lo justo se define por la decisión razonable y meditada desde el respeto por la igualdad y dignidad de todos, superando cualquier discriminación que se encontrase en el nivel anterior (actuar con reciprocidad hacia los que se han portado bien con mi grupo, de mi familia... desaparecen por un criterio más abstracto sobre lo que es justo independientemente de la relación personal con los individuos). Estas personas se sienten miembros de la humanidad, de modo que la justicia particular es inseparable de la solidaridad global.

Carol Gilligan ha demostrado que, además de progresar en los valores de la justicia, la persona moralmente madura ha de progresar en los valores del cuidado. Esto significa que la madurez moral no es solo cuestión de alcanzar la imparcialidad, sino también desarrollar un sentido de compasión y de responsabilidad hacia los más cercanos.

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