Liberalismo, Carlismo y Restauración Borbónica en la España del Siglo XIX
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Liberalismo Español: Moderados y Progresistas
Durante gran parte del siglo XIX, el liberalismo español se dividió principalmente en dos corrientes con visiones distintas sobre cómo organizar el Estado:
Liberales Moderados (L.M.)
- Partidarios de un sufragio censitario muy restringido, es decir, derecho a voto limitado a ciudadanos con un alto nivel de riqueza.
- Defensores de que las Cortes tuvieran dos cámaras (Congreso de los Diputados y Senado).
- Sostenían que la soberanía debía ser compartida entre el Rey y las Cortes.
- Consideraban que los derechos individuales debían ser limitados.
Liberales Progresistas (L.P.)
- Partidarios de un sufragio censitario menos restringido, ampliando la base electoral aunque sin llegar al sufragio universal en sus primeras etapas.
- Inicialmente partidarios de que las Cortes tuvieran una sola cámara (Congreso de los Diputados), aunque posteriormente aceptaron el modelo bicameral.
- Defensores de la soberanía nacional, residiendo el poder fundamentalmente en la nación representada en las Cortes.
- Abogaban por que los derechos ciudadanos fueran más amplios.
La Primera Guerra Carlista (1833-1839)
Conflicto sucesorio y civil que marcó el inicio del reinado de Isabel II:
- Origen: Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, no aceptó la Pragmática Sanción que derogaba la Ley Sálica y permitía reinar a las mujeres, estableciendo como heredera a su hija Isabel. Esto provocó un levantamiento armado a la muerte del rey.
- Objetivo Carlista: Carlos María Isidro (Carlos V para sus seguidores) aspiraba a convertirse en Rey de España y mantener la monarquía absoluta y los valores tradicionales.
- Bandos Enfrentados: Fue un enfrentamiento entre los carlistas (absolutistas, partidarios de Carlos) y los isabelinos o cristinos (liberales, partidarios de la regente María Cristina y de la futura reina Isabel II).
- Desarrollo Geográfico: La guerra se concentró principalmente en el norte (País Vasco y Navarra, donde el carlismo tuvo fuerte arraigo por la defensa de los fueros) y en el este (Cataluña, Aragón y Maestrazgo).
- Fin del Conflicto: Terminó en 1839 con la victoria de los liberales, sellada por el Convenio de Vergara (simbolizado en el "abrazo de Vergara" entre los generales Espartero y Maroto). Esto supuso el afianzamiento en el trono de Isabel II y la consolidación del régimen liberal, aunque el carlismo perviviría como movimiento político y daría lugar a nuevas guerras.
La Restauración Borbónica (A partir de 1875)
Tras un convulso periodo marcado por la Revolución de 1868, el Sexenio Democrático (monarquía de Amadeo I, Primera República), España afronta un nuevo periodo histórico que comienza a finales de 1874 y se consolida en 1875.
El siglo XIX había estado caracterizado por la inestabilidad política, los pronunciamientos militares, una débil industrialización y una monarquía (especialmente la de Isabel II) percibida como corrupta e ineficaz. Si España quería modernizarse y equipararse a otras naciones europeas, era necesario afrontar reformas que dotaran al país de estabilidad.
Surge entonces la figura clave de Antonio Cánovas del Castillo. Cánovas, político conservador, pensaba que, tras la experiencia considerada frustrada de la I República, era necesario restaurar la monarquía borbónica para garantizar el orden y la estabilidad. Esta restauración se haría en la figura del hijo de Isabel II, Alfonso, que reinaría como Alfonso XII. Es por eso que este periodo se conoce con el nombre de Restauración.
Pilares del Sistema de la Restauración
En la Restauración borbónica destacan tres aspectos fundamentales diseñados por Cánovas:
- Vuelta de la monarquía a España, con el Borbón Alfonso XII como rey constitucional.
- Una nueva Constitución, la Constitución de 1876, de carácter moderado y flexible, que buscaba dar cabida a las principales familias liberales y ser duradera. Establecía la soberanía compartida Rey-Cortes, Cortes bicamerales y reconocía derechos, aunque su desarrollo se remitía a leyes posteriores.
- Creación de un sistema bipartidista basado en dos grandes partidos dinásticos: el Partido Conservador (liderado por el propio Cánovas del Castillo) y el Partido Liberal (liderado por Práxedes Mateo Sagasta). Estos partidos debían turnarse pacíficamente en el poder, lo que se conoció como el turnismo. Esta alternancia era una gran novedad, ya que hasta entonces los cambios de gobierno solían producirse mediante pronunciamientos militares. Ahora, el cambio de poder sería pactado entre los líderes de ambos partidos bajo la supervisión de la Corona.
Aunque el sistema pretendía la estabilidad, se sustentaba en el fraude electoral sistemático (conocido como "pucherazo") y el caciquismo para garantizar que el partido designado por el rey para formar gobierno ganara las elecciones. A pesar de la corrupción inherente, este sistema garantizó un largo periodo de paz interna y estabilidad política, beneficiando especialmente a las clases medias y altas (burguesía), que eran las grandes sostenes del régimen.