Immanuel Kant: Definición de Ilustración y su Impacto en la Historia
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¿Qué es la Ilustración? Respuesta a la pregunta ¿Qué es Ilustración? Idea de una historia universal con propósito cosmopolita
En esta obra, Kant nos ofrece una definición de Ilustración: «salida del hombre de su autoculpable minoría de edad». Ilustración se expresa, por tanto, en una palabra: autonomía, entendida ahora no solamente en su sentido moral, sino de una forma más amplia como capacidad de pensar por uno mismo. Kant identifica varias barreras para que esta autonomía llegue a realizarse. Creada esta dependencia, hundida en los orígenes de la historia, es difícil que el individuo pueda afrontar la tarea de pensar por sí mismo: los que piensan por él le disuadirán de tal disparate, apareciendo aquí otros de los límites a la ilustración. Las barreras externas pueden identificarse fácilmente en todas aquellas autoridades que se benefician de la heteronomía, entre los cuales Kant cita a los tutores del pensamiento, oficiales del ejército, sacerdotes, líderes políticos...
La vida social y política nos conduce a la uniformidad: cumplimos normas y estamos sometidos a diversos poderes: económicos, militares, políticos, religiosos... ¿Cómo es posible entonces la autonomía y la libertad de pensamiento en una sociedad que inevitablemente necesita e impone un orden, una obediencia? La respuesta kantiana establece dos usos distintos de la razón:
Uso público y privado de la razón
- Llamo uso privado al que le está permitido hacer de su razón en un puesto civil, o función, que se le ha confiado.
- Uso privado de la razón: “En ciertas tareas, que se emprenden en interés de la república, es necesario cierto mecanismo, por cuya mediación algunos miembros de la república deben comportarse de modo meramente pasivo para ser dirigidos hacia fines públicos mediante una unanimidad artificial del gobierno, o, al menos, para impedir la destrucción de tales fines. Entonces no está permitido razonar, sino que se debe obedecer.” El uso privado de la razón podría entenderse, por tanto, como la obediencia racional: formamos parte de una sociedad y eso implica cumplir normas elementales cuya desaparición podría significar la disolución de la sociedad.
Tenemos que cumplir con nuestros deberes y obligaciones sociales, pero debemos igualmente ejercer públicamente la capacidad de exponer y desarrollar nuestro propio pensamiento. Pero, en tanto que no sean modificadas, todos hemos de cumplir con esas normas, en nuestra dimensión de ciudadanos, funcionarios del estado o simplemente de miembros de una sociedad. «Una época no puede aliarse y conjurarse para dejar a la siguiente en un estado en que le sea imposible extender sus conocimientos, depurarlos de errores y, en general, avanzar hacia la ilustración. Sería un crimen contra la naturaleza humana, cuya determinación original consiste, precisamente, en este progreso; y, por ello, la posteridad está en su pleno derecho de rechazar todo acuerdo tomado de modo incompetente y ultrajante. La piedra de toque de todo aquello que pueda decidirse como ley de un pueblo reside en la pregunta: ¿podría imponerse un pueblo a sí mismo semejante ley? Un hombre puede, en lo que a su persona concierne, aunque sólo por algún tiempo, aplazar la ilustración en aquello que está obligado a saber.
La Ilustración como proceso histórico
Kant entiende la Ilustración como un proceso lento, gradual y costoso. Sin embargo, una de las mayores contribuciones a la historia y al progreso de la humanidad consiste precisamente en tomar conciencia de la importancia de la Ilustración y en tratar de extenderla. Ilustración, que Kant entiende como un proceso imparable de la historia. Kant la marcha de la historia de la humanidad y propone como tesis principal que los ideales ilustrados guían su marcha, aunque aparentemente la irracionalidad o la destrucción primen sobre la libertad, la razón o la dignidad humana. La historia, viene a decirnos Kant, avanza de un modo dialéctico y nos conduce hacia una gran unión cosmopolita de pueblos que está aún por realizar, pero que va apareciendo en el horizonte histórico en tanto que las naciones son cada vez más interdependientes.
La paz perpetua y el ideal cosmopolita
Continuando con estas ideas sobre historia y política, se plantea Kant en La paz perpetua las condiciones jurídicas, políticas y morales en las que se puede alcanzar. Igualmente se refiere Kant a las relaciones políticas que han de darse entre los estados para que la paz sea una realidad y no una mera quimera. El final de la historia coincidiría con la realización de la Ilustración, en la que todos los seres humanos obrarían de forma autónoma y con el deber como única motivación.