Explorando el Vitalismo: Nietzsche y la Voluntad de Poder

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El Vitalismo y la Filosofía de Nietzsche

TEMA: El vitalismo engloba teorías filosóficas muy distintas; su único elemento común es reivindicar la vida como una realidad que no puede ser entendida en términos mecanicistas o racionalistas. Estas doctrinas se sitúan en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX. Se puede entender la filosofía de Nietzsche como el intento de hacer de la vida lo Absoluto. La vida tiene valor en sí misma. Nietzsche midió el valor de la filosofía, la ciencia o el arte a partir de su oposición o afirmación de la vida. El mundo, el ser humano, la vida, son voluntad de poder.

La Voluntad de Poder en Nietzsche

Nietzsche no define claramente esta expresión en ningún sitio. En primer lugar, no es la voluntad psicológica, ni tampoco coincide con la voluntad de Schopenhauer. No es voluntad de vivir. Al contrario, la vida es voluntad de poder, y esta última es la voluntad de ser más, vivir más, superarse, demostrar una fuerza siempre creciente. No es correcta una definición estrictamente biologista de esta voluntad, menos todavía una interpretación política o racista.

Verdad y Voluntad de Poder

El problema de la verdad adquiere ahora un sentido distinto. No es importante saber si un juicio es falso, sino si sirve para fomentar y mantener la vida. Colocarse más allá del bien y del mal es el camino hacia la voluntad de poder, o la expresión de la voluntad de poder. La voluntad de poder es voluntad de apariencia, incluso de ilusión. Esta voluntad es más profunda que la voluntad de verdad que imperaba bajo el reinado del mundo suprasensible. Es más profunda porque conoce la realidad auténtica del ser que es el devenir y sabe que la razón humana no podrá jamás abarcarla con sus conceptos.

Fuerzas Activas y Reactivas: Moral de Señores y Esclavos

En el mundo existen "fuerzas activas" y "fuerzas reactivas", activas y pasivas. Hay dos tipos principales de hombres: los dominados y los dominadores, a los que les corresponde la moral de esclavos y la moral de señores, respectivamente. En la moral aristocrática, la de los señores, el hombre ejercita plenamente su voluntad, toma sus propias decisiones, se llama a sí mismo "bueno" porque se siente bien consigo mismo: es un "espíritu libre". Dice siempre sí a la vida, la afirma tal como es. Voluntad de poder no significa dominación o sometimiento del prójimo. No es prioridad del hombre poderoso el detenerse a someter esclavos, sino la afirmación de la vida. En la moral del resentimiento, la de los esclavos, existe una atrofia de la voluntad de poder, es una vida descendente. Aquí se encuentra al hombre pasivo, que no actúa por sí mismo; su acción es reacción.

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