Ética del superhombre

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El vitalismo, la voluntad de poder y el superhombre. Inés Mestre

El conjunto de la filosofía de Nietzsche es, por una parte, una crítica radical a los fundamentos de la cultura occidental basada en una metafísica, una religión y una moral que han suplantado e invertido los valores vitales; por otra parte, es un intento de superación de esta cultura a la que califica como producto del resentimiento contra la vida.
Por ello debe verse en Nietzsche, no sólo un perspicaz crítico y «psicólogo» (a menudo se refería Nietzsche a sí mismo con este calificativo), sino que su penamiento también intenta una superación de la decadencia y del resentimiento de la cultura que critica.

La filosofía de Nietzsche presenta tres conceptos fundamentales: el vitalismo, la voluntad de poder y el superhombre.
Nietzsche en su vitalismo rechaza la razón para centrarse en la vida. Apreciamos una especie de voluntad vitalista la cual el decide llamarla voluntad de poder. Esa traducción moral de la voluntad de poder llevará el nombre de superhombre.

Para Nietzsche “la verdad” es una especie de mito o fábula colectiva que permite al ser humano la supervivencia en grupos sociales. La formación de esta “verdad” procede de una falsificación de la realidad que no tiene en cuenta las diferencias. Así que, para Nietzsche, la verdad, tal y como la ven las ideologías y la metafísica, no existe. Todas las verdades son interpretaciones y cuando consideramos alguna cosa como verdadera es porque ha sido influida social y culturalmente. A esta corriente la llamamos vitalismo, es decir, el vitalismo es un conjunto de corrientes filosóficas que surgen en contraposición a la razón y exaltan la vida como algo dinámico y expresión del arte humano.

Como hemos señalado, a esta voluntad vitalista presente en Nietzsche la llamamos voluntad de poder. El mundo no es obra de un Dios y la existencia no está en función de un fin transcendente, sino que es expresión de una voluntad de poder, entendida por Nietzsche como una expresión metafórica. Nietzsche considera la vida misma como una manifestación de esta voluntad de poder. La voluntad de poder también es la expresión de la culminación y superación del Nihilismo, fruto de una degradación que culmina en la afirmación de lo estático y que proclama la verdad como una auténtica inversión. La voluntad de poder es creación, es un impulso que conduce hacia encontrar la forma superior de todo lo existente i afirmar el eterno retorno, que separa las formas superiores, afirmativas, de las formas inferiores.

La traducción moral de esta voluntad de poder la conocemos como superhombre, creado también por Nietzsche para referise a la superación del último hombre. Con este concepto no pretende referirse a ninguna raza superior o más evolucionada, sino que es un concepto creado para criticar la metafísica occidental y el resentimiento contra la vida. Como indica en su libro Así habló Zaratustra el superhombre es el niño. En este libro vemos las tres transformaciones: en primer lugar el camello representando la tradición, seguidamente el león, el Nihilismo que este se enfrenta a todo aquello tradicional y finalmente el niño, el superhombre, que se dedica a vivir.
El superhombre es capaz de generar su propio sistema de valores señalando como bueno aquello que proviene de la voluntad de poder. Todos estos valores se tienen que ir superando. El “ultimo hombre” es el peor de todos ya que cree que ha superado todos los valores tradicionales. Así, Nietzsche combate la moral de las tradiciones socráticas, platónicas y religiosas y defensa una moral que tiene que crearse en el interior de las personas y la voluntad de poder. Por lo tanto, el súper hombre rechaza las religiones.

El superhombre es quien asume todas sus consecuencias de la muerte de Dios y no lo sustituye por otros valores sino que asume la vida tal cual es. En este sentido es el más fuerte, el auténtico filosofo en relación que no precisa unos falsos valores; es el que supera la prueba del eterno retorno.


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