Esplendor y Desafíos del Barroco Español: Literatura, Arte y Sociedad
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El Barroco
El Barroco es un movimiento cultural que se desarrolló en España durante el siglo XVII, época en que se produjo la crisis y decadencia del Imperio español, que había alcanzado su auge en el siglo anterior. La situación política, social y económica se agravó por causas diversas, como las costosas guerras libradas en Europa.
En esta época, con la pervivencia del espíritu contrarreformista, se acentuó la intolerancia religiosa y el prejuicio social y religioso de la limpieza de sangre, asociado a la honra personal. La Inquisición llevó a cabo una vigilancia exhaustiva del pensamiento y la cultura, lo cual marginó a España del desarrollo científico y filosófico del resto de Europa. En el Barroco, la conciencia de crisis generó una actitud de pesimismo y desengaño. Surgió la angustia existencial ante la fugacidad de la vida y apareció el tema del enfrentamiento entre apariencia o ilusión y realidad. Como contrapartida a esta situación de crisis y decadencia que se vive en el país, en el Barroco se produce claramente uno de los momentos históricos de mayor esplendor en la literatura y las artes.
La estética barroca tiende a exagerar los principios heredados del Renacimiento, de manera que los conceptos clásicos de armonía, naturalidad y equilibrio se transforman en sus opuestos: dinamismo, artificiosidad y, sobre todo, grandes contrastes. La literatura barroca pretende sorprender a la inteligencia, impresionar los sentidos y conmover los sentimientos de los lectores. Por ello, el ideal de los autores barrocos es la agudeza de ingenio, que busca desarrollar al máximo las posibilidades creativas del lenguaje y da lugar a un gran florecimiento literario.
La Lírica Barroca
Conceptismo y Culteranismo
La poesía lírica culta del siglo XVII es una poesía muy elaborada y difícil. Se desarrollan dos estilos literarios, el conceptismo y el culteranismo, que se caracterizan por la tendencia barroca al desequilibrio y la exageración mediante la habilidad en el uso de los recursos expresivos o retóricos. Ambos construyen estilos minoritarios muy complejos de gran originalidad y son una muestra de la agudeza de ingenio propia del Barroco.
El conceptismo procura que el contenido sea denso y complicado; se trata de decir muchas ideas con pocas palabras. El poeta juega con los diversos significados de los términos, las paradojas, las antítesis, las hipérboles, las ironías... Aspira a sorprender al lector por su genialidad con el juego de conceptos para lograr una gran condensación de significado, sin descuidar la elaboración formal.
El culteranismo intenta que la expresión sea brillante; pretende crear un mundo de imágenes plásticas y sensoriales con el lenguaje poético. El poeta imita la sintaxis latina mediante la profusión de hipérbatos y se vale de perífrasis, hipérboles, aliteraciones, alusiones mitológicas. Busca llamar la atención por su talento para alcanzar, además de la dificultad del sentido, una gran belleza formal.
Luis de Góngora
Es el poeta más representativo del estilo denominado culteranismo. Fue admirado por los alardes de imaginación y perfección que derrochan sus poemas, pero también criticado por su oscuridad y dificultad. Góngora escribió también composiciones populares sobre temas muy diversos, que incluyen los burlescos y satíricos. A partir de sus primeros sonetos, su poesía de estilo culterano fue intensificándose hasta culminar en sus dos poemas mayores, la Fábula de Polifemo y Galatea, de inspiración mitológica, y las Soledades.
Francisco de Quevedo
Es el poeta en el que mejor se manifiesta el espíritu desengañado y pesimista del hombre barroco, y así se refleja en el conjunto de su obra. Quevedo escribió con gran profundidad sobre la angustia existencial ante la brevedad de la vida y la inminencia de la muerte, sobre el dolor producido por el amor y sobre sus preocupaciones políticas y religiosas, siempre desde una perspectiva moralista y desesperanzada. Pero a la vez, muchas de sus composiciones poéticas desarrollan desde la vertiente satírica estos mismos temas de forma exagerada e ingeniosa, lo cual constituye otro enfoque de su misma visión amarga del mundo. Por ello, la obra poética de Quevedo encarna el contraste propio del Barroco al presentar dos vertientes principales: por un lado, las composiciones de tono grave y reflexivo que abordan con hondura temas metafísicos, políticos o amorosos; por otro, los poemas de carácter burlesco que ridiculizan los más variados aspectos de la vida y la sociedad. La obra que le ha dado más fama ha sido El Buscón. Quevedo es el autor más representativo del conceptismo. Su estilo proviene de unir su gran imaginación con su extraordinario dominio del idioma, lo cual le permite experimentar con el lenguaje para multiplicar los significados, crear originales metáforas y jugar con las posibilidades expresivas que le aportan los recursos retóricos.
El Teatro Barroco
En el siglo XVII el teatro popular tuvo un gran éxito de público. Constituía todo un acontecimiento social que las autoridades de la época protegían porque era un entretenimiento que formaba los valores políticos, sociales y religiosos establecidos.
Los Corrales de Comedias
Los espectáculos teatrales se representaban en los corrales de comedias, que eran patios descubiertos de un grupo de casas con un tablado como escenario y una amplia zona para el público. Los corrales se llamaban de comedias, porque así es como se denominaba en general a las obras de teatro, aunque a veces fueran más dramas que comedias.